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Encontraron a alguien de utilidad por primera vez en todo lo que llevaban persiguiendo los rastros de la serpiente, aunque no estaba muy cuerdo, a decir verdad, era suficiente por ahora.

Naoto fue el encargado del interrogatorio al paciente psiquiátrico, por ser quien más mano tenía metida en la investigación del criminal.

— Ella nos ve todo el tiempo — dijo el sujeto con los ojos agrandados, no apartaba la mirada del policía en ningún momento.

— ¿Quien? — preguntó serio, llevaba un montón de minutos intentando sacarle más palabras al sujeto, pero seguía diciendo cosas sin sentido.

— La serpiente — le susurró — ella también nos escucha siempre —.

— ¿Y sabes cómo es... Físicamente? — le preguntó en un susurro. En todo el rato que estuvo frente al hombre mentalmente afectado, se dió cuenta que seguirle la corriente era un punto clave para hacer que siguiera hablando sin alterarse.

— Su... Su piel suave escamosa, historia detrás traer... Su boca partida en dos, te invitará a caer... Sus ojos oro veneno, te harán seder... Muy pronto tendrás que correr, o tu identidad podrás perder — hablaba en acertijos — nadie está a salvo —.

Tal parecía que el loco podía ser un loco, pero no un idiota. Si llevaba rato mencionando que ella siempre estaba escuchando, no se podía dar el lujo de dar una descripción detallada. Naoto entendió eso, pero lo escuchado le pareció sin sentido.

— Nos está mirando... Nos está escuchando — le susurró asustado — no puedo decirte más... Numa no me quiere ver con él aún — sacudió rápidamente la cabeza de lado a lado y se recostó en el espaldar de su asiento, negándose rotundamente a soltar más palabras.

El oficial suspiró pesadamente por vez trescientos en todo lo que llevaba en ese cuarto, levantándose de su silla salió presionando sus cejas con los dedos índice y pulgar.

— ¿Que conseguiste? — preguntó Komatsu apenas verlo salir.

— Un maldito acertijo —.

— ¿Acertijo? — ladeó la cabeza en confusión.

«Su piel suave escamosa, historia detrás traer. Su boca partida en dos, te invitará a caer. Sus ojos oro veneno te harán seder... Muy pronto tendrás que correr, o tu identidad podrás perder»... ¿Cómo tú interpretas eso? —.

— Que el loquito debería escribir algún libro de fantasía. Hasta yo lo leería — respondió el de cabello cobrizo, recibiendo un golpe en la cabeza por parte del mayor — auch~ —.

— Esto es serio, concéntrate —.

— Si, si, Tachibana —.

=•=•=

— Esto es extraño — hablaba solo, mirando el pizarrón donde se encontraban pegadas algunas fotos — su actividad bajó un setenta por ciento... — frunció el ceño — es eso, o ahora se está ocultando en serio... Pero eso significa que antes estaba jugando con nosotros ¿No?... ¿Y si sólo lo hacía para que nos mantengamos ocupados tratando de investigar algo que desde el principio no tenía caso?... No, no, eso no es posible... Pero... Lo único que dejaba son migajas, inservibles migajas que nos hacían caminar en círculos... ¡Maldita serpiente! —.

Sin la ayuda de Moreau, cada vez se veía más difícil dar con el criminal. Indetectable, se escapaba como si nada, haciendo ver inútiles a los oficiales.

Moviéndose fácilmente por todo el país sin ser reconocido gracias a la manera en que vestía cuando trabajaba y lo escurridizo que era. Al punto en que estaban, sospechaban de cualquier ciudadano común y corriente, incluso alguien en la misma policía.

No, no, eso sería exagerado.

La angustia crecía con cada víctima, mucho más ahora que descubrieron la alianza de la serpiente con la organización de nombre Boten. Si antes se consideraban peligrosos, serían el doble por tener a alguien de tal categoría cómo Snake bajo sus órdenes.

Golpeó sus mejillas con ambas manos y estiró de su rostro hacia abajo, la falta de sueño comenzaba a pasarle factura, sus marcadas ojeras eran prueba clara de eso.

El estrés cada vez mayor, pues su cabello presentaba una ligera caída un tanto anormal.

Otros investigaban el caso, pero él es quien más interesado –realmente obsesionado– estaba en atrapar al reptil.

— Mierda — murmuró, cuando un punzante dolor de cabeza lo atacó. Definitivamente debía irse a dormir.

Se levantó de su asiento y salió de la oficina que tenía en su departamento, refregando sus ojos para alejar un poco el adormecimiento.

Llegó a la cocina con paso calmado y tomó un vaso de agua casi de un solo trago. Luego se dirigió a su habitación para poder descansar; se lo merecía después de tantas noches despierto quemando sus neuronas buscando algún minúsculo hueco dejado por el criminal.

Se dejó caer en la cama y cerró los ojos, dispuesto a dormir.

Bueno, tal parecía que Morfeo lo odiaba y no quería ni tocarlo, pues aunque intentó dormirse y juraba que se estaba cayendo del sueño, no pudo pegar el ojo en horas.

Dejó su mente fluir a ver si así se relajaba y quedaba dormido por fin.

«Ojos filosos tan dorados y brillantes cómo mismísimo oro fundido... Tatuajes que se extendían desde sus brazos hasta su cuello, un patrón de rombos en color vino, dando la impresión de escamas».

— ¡Moreau! — exclamó abriendo los ojos de golpe — «Su piel suave escamosa, historia detrás traer»... El significado de sus tatuajes... «Su boca partida en dos, te invitará a caer»... Tiene una modificación en la lengua, está dividida a la mitad... «Sus ojos oro veneno, te harán seder»... Esta es bastante obvia, tiene los ojos dorados y una mirada capaz de atraparte unos segundos... «Muy pronto tendrás que correr, o tu identidad podrás perder»... ¿Pero que significa esto? —.

Su expresión cambió a una más sorprendida al caer en cuenta de algo importante que estaba pasando por alto.

Moreau... —.

De quién sospechaba.




Bye bye~

Snake • Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora