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2:06am, tienda de modificación corporal «Luna roja».

— Tus prototipos llegaron en perfecto estado y las demás cosas están completas. Revisé muy bien junto a Imai la lista que le diste — informó la voz de su hermano al otro lado del teléfono.

— Eso sería todo, mañana te depósito como agradecimiento de que hayas aceptado recibir mis cosas en tu casa sin ninguna queja —.

— No es necesario... Las nuevas prótesis serán una excelente paga — respondió el mayor, recalcando la última frase.

— A mi no me presiones, obsesivo pezón atropellado, te instalaré esa porquería cuando las termine —.

— Ya, ya, no te enojes jaja~... Bueno, debo acomodar este desastre, hablamos mañana —.

— Vale, vale... Besos en la nalga metálica — le dió fin a la llamada con la risa de su hermano al fondo.

Justo después de la persecución con los molestos policías, quería descansar un poco y limpiar la herida en su mejilla antes de irse a su casa. Viendo que el de cabello rosa no tenía intensión de dejarla, prefirió dirigirse a la tienda de tatuajes, ahí podían estar sin problemas el tiempo que quisieran.

— ¿No estás muy tranquila? — hizo una pequeña pausa — digo, la policía tiene tu máscara —.

— Puedo hacer otra... Y si lo que te preocupa son las huellas o fluidos como la saliva y el sudor con los que obtendrían mi ADN; puedes estar relajado... diseñé esa cosa para que solo quedaran residuos en la parte externa, yo siempre uso guantes y la tela de mi ropa permite al sudor evaporarse casi de inmediato — se encogió de hombros — perder mi máscara es un molestia porque con ella activo el 80% de todas mis herramientas, además de que sin ella mi rostro queda expuesto a cualquier cámara... Pero nada más —.

— ¿Entonces por qué enviaste ese montón de artefactos y ropa a casa de tu hermanito? — se estiró en su lugar al decir aquello.

Desabrochando la camisa de su traje y sacando el chaleco del mismo, poniéndose más cómodo al tener el presentimiento de que no saldría de ahí hasta mucho más tarde. Los policías parecían abejas alborotadas, rodando por toda la zona aún buscándolos, no se podía arriesgar tampoco.

— Por precaución — le guiñó un ojo, produciendo un pequeño chasquido con su bifurcada lengua — esos idiotas tardan un aproximado de doce horas en tener los resultados de sus análisis, yo me moví en menos de tres horas con la ayuda de mi lindo Imai. En el improbable caso de que lleguen a obtener algo de la superficie del aparato ese, mi casa estará completamente impecable — miró sus uñas con aburrimiento — aunque busquen debajo de las piedras, no tendrán nada más que eso... Y... Teniendo en cuenta que yo me relaciono mucho con la organización, también encontrarán rastros de ustedes, será un poco confuso para ellos —.

— ... Jajaja~ Estás loca —.

— Mi papá era un maniático doma tiburones, crecí en un laboratorio clandestino donde me rodeaban científicos y prodigios mal de la cabeza... Esto de la locura me sale natural — sonrió en diversión, dejándose caer junto al hombre en el sofá.

— ... ¿Y no te da miedo el que puedan desarmarla?... Si no mal recuerdo, dijiste que las batas blancas del gobierno andan detrás de los uniformados para que los dejen meter mano en tu caso. Muchos de ellos querrán saber cómo funciona esa cosa —.

— Me da igual — se encogió de hombros, concentrada en quitar sus botas — pueden desarmarla todo que lo quieran, incluso replicarla si así lo desean... Quiero verlos cuando intenten operarla aha~. A menos que tengan mis ojos, no serán capaces sin que sus cabecitas de niños genios empiecen a echar humo... El uso de cámaras sería inútil porque ella las bloquea automáticamente... Jajajaja~ sin duda les será un tremendo dolor de cabeza —.

— ... ¿Tus ojos?... ¿Que tienen tus ojos de especial? — se enderezó en su lugar, mirándola confundido.

— Haces demasiadas preguntas — se quejó, tirando la cabeza hacia atrás en un intento de relajarse por completo.

— No tengo una bomba en la nuca por nada. Pedí saber todo de ti aceptando las condiciones, así que dime qué mierda tienen tus ojos para que se consideren tan importantes — soltó demandante, logrando que ella frunciera el ceño un poco — habla, Snake no tengo toda la madrugada —.

— Acércate — le pidió tranquila — vamos, acércate cómo si fueras a besarme —.

Rostros a centímetros, sintiendo la respiración del otro chocar con la suya, le exaltó un poquito la rapidez con la que se acercó pero mantuvo su rostro tranquilo.

— ¿Ahora que? — susurró, mirándole directamente los labios.

— Debes mirarme a los ojos para que funcione, Haruchiyo — le susurró de regreso, el rió con picardía en respuesta, guiando su vista hacia los orbes de oro brillante — ¿Que ves de raro en ellos? —.

— La pupila tiene un diminuto anillo rodeándola y parecen irradiar luz, pero es bastante tenue, casi no se percibe... Y no son completamente redondos, la mitad inferior está ligeramente alargada — explicó, luego alejándose un poco — ¿Y...? —.

— Tienen ese aspecto porque no son los de un humano — él se rió.

— ¿Qué? ¿Ahora me vas a decir que vienes del espacio?... Jajajajaja~ —.

— Me gustaría poder decir algo como eso jeje~ pero no, es porque son robóticos... — vió como el de cabello más largo se volteó a mirarla con sorpresa — ellos se conectan directamente a mi cerebro como cualquier otro ojo, la diferencia es que poseen una mejor vista y son capaces de vincularse a cualquier dispositivo... Permitiéndome manejar la máscara sin la necesidad de usar las manos, también de procesar gran cantidad de información en un corto período de tiempo —.

— ... ¿Fue así como hiciste el truquito con los celulares hace poco? — ella asintió — fu~ Ran estuvo sacando teorías todo el día luego de eso jajaja~ ahora creé que eres un ente maligno aún cuando Koko le dijo que fue solo un pequeño hackeo —.

Ella carcajeó sin vergüenza, él la miró riendo levemente, luego el silencio se hizo presente y se percataron que los policías se habían rendido en su búsqueda.

Era momento de cada quien tomar su camino. Sin embargo, estar los dos solos en la oscura tienda les parecía bastante agradable, aún no querían irse.

— ¿Y qué más pueden hacer tus ojitos? — le colocó dos dedos en el mentón, alzandole la cabeza en su dirección, acortando distancia nuevamente — a parte de encantarme — murmuró coqueto.

— Mencionar sus demás funciones sería aburrido, las más importantes ya te las dije — murmuró, sintiendo como poco a poco la distancia entre ellos se hacía más corta — mi espacio personal pide distancia, Haruchiyo — le salió en un casi inaudible susurró, se sentía extrañamente atraída por esos labios cortados en las comisuras.

— ¿Y... Eso te molesta? — lo soltó en un tono bastante pícaro.

— Me daría igual si no olieras a infarto policial —.

— ¿Cómo as-... Ah, ya entendí —.

— Jajaja~ marihuano idiota —.





Bye bye~

Snake • Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora