Snake • Tokyo Revengers

9

— No tiene ningún otro familiar a parte de su madre y el novio de la misma; ambos están presos por maltrato infantil, violación y otras cosas que me da asco mencionar... Nació en un lugar de mala muerte y lo registraron solo con su nombre, en pocas palabras... Está jodid- ¡Auch! Onēsan~ — se quejó, sobándose la nuca luego de recibir un golpe — bueno, estaba jodido — se corrigió a sí mismo al ver la expresión que tenía la mayor.

Eran las nueve de la mañana y el pequeño seguía durmiendo plácidamente en la cama de (N), donde se quedó dormido la noche anterior luego de haber cenado y darse una ducha con agua tibia.

— Exactamente, estaba jodido... Vivirá aquí con nosotros, tengo los contactos suficientes cómo para hacer que en tres días lleve mi apellido — comentó con orgullo.

— Cuando dices «contactos» ¿Te refieres al soborno? — preguntó Imai, quien estaba ahí de visita gracias a la reciente noticia de que tenían un nuevo integrante en el extraño equipo.

— Con dinero baila el perro... ¿O era el mono?... En fin, el punto es que con dinero baila — hizo una pausa — a esos jueces les importa mucho la vida que le pueda dar a Taishi, y yo lo puedo tener como un rey si él desea. Además, ante los ojos de todo el mundo soy la ciudadana que todo país quiere... Casi perfecta — sonrió de oreja a oreja — el dinero me ahorra el fastidioso papeleo que tendré que hacer para la adopción de mi renacuajito, ellos también se ahorran papeleo y se ganan un buen billete ¡Todos felices! —.

— Creo que tú pasatiempo favorito es recoger gente de la calle — comentó el mayor entre risas.

— Puede que tengas razón — le siguió Asa.

— Cuando vea que la casa se le hizo muy pequeña, seguramente se pondrá a recoger perros — volvió hablar Imai.

— Yo veo a nēsan más de gatos —.

Se rió con ellos ante los comentarios que hacían, desviándose del tema principal. Aunque ninguno de los tres creía que fuese necesario hablar más sobre eso, ya lo tenían cubierto de todas formas.

— No creo que llegue a ser la solterona de los gatos, se ve que es una devora hombres — dijo Imai, ganándose un cojín en su rostro, sin embargo, sus carcajadas no cesaron — era una broma, Moreau... Pero creo que entendiste mi punto. Eres muy bonita cómo para acabar sola en una casa llena de gatos — le sonrió levemente. Sonrisa que se volvió una embobada cuando ella le sonrió de vuelta con dulzura.

Asa observaba con el ceño fruncido la mirada que le daba Imai a su hermana. Ya sabía reconocerla a la perfección, se había acostumbrado a que muchos hombres –y algunas mujeres– la mirarán con esos brillos en los ojos tan característicos.

— Ah no, eso ni lo sueñes, Ima-san — se cruzó de brazos.

— Que celoso eres, Asa — respondió la chica, divertida — mi pequeño Asa me cela de todo el mundo — le habló cómo si fuese un bebé y le apretaba las mejillas con cariño.

El de ojos azules le sacó la lengua al titán de Imai y abrazó a la mayor de una forma muy protectora.

— Está bien, está bien... Ella no se toca — respondió Imai, riendo un poco.

=•=•=

— No los ayudaré más — informó en calma, metiendo las manos en los bolsillos de su sudadera.

— ¡¿Que QUÉ?! —.

— Lo que escuchó — respondió, sin quitar de su rostro esa expresión de aburrimiento — no los ayudaré más —.

Naoto y Komatsu junto a sus demás compañeros se mantenían en silencio, prestando atención a la conversación que tenía su jefe con Moreau desde cierta distancia.

— Piensa en las vida- — intentó hacerla en entrar en razón, ya lo había dicho antes, perder a alguien con el nivel de búsqueda que tenía la chica no le convenía en lo absoluto; lamentablemente, ella interrumpió su palabrería antes de que empezara.

— Yo nunca pensé en las vidas que podría salvar y toda esa cursilería — hizo una leve mueca de desagrado.

— Dios mío, niña ¿De qué lado estás? — el hombre con mayor rango ahí empezaba a desesperarse.

— ¿De qué lado estoy? — ladeó la cabeza en confusión.

— ¿De lado del bien... — señaló a todos los presentes — o de lado del mal? — señaló hacia la puerta.

Ella alzó una ceja ¿Este tipo quería chantajearla como si fuese una niña pequeña?...

— Del lado que me dé más dinero, por supuesto — sonrió de oreja a oreja — y «el lado del bien» me está dando una miseria inservible... No lo siento, entré aquí porque al principio me pegaban muy bien por el servicio que les daba, no porque quería hacerme el héroe ni nada por el estilo — se encogió de hombros.

— Per- —.

— Tampoco hay un contrato que diga que tengo que hacer todo lo que ustedes digan hasta cierto tiempo jajaja~ lo único que me hicieron firmar fue uno de confidencialidad... Así que no tienen nada para retenerme — sin más les dió la espalda y sacudiendo la mano en señal de despedida, caminó hacia la salida — adiós~ fue un placer convivir con ustedes... Siempre serán bienvenidos en mi bar jeje~ —.

— Es tu culpa — señaló a Naoto apenas la mujer terminó de irse.

— ¿Y yo que hice? —.

Bye bye~