— Has estado evadiendo este tema por más tiempo del que me gustaría, se me acaba la paciencia — lo tomó del brazo apenas lo vio entrar a su departamento — habla ahora, Komatsu —.
— Primero que nada, he estado evadiendo el tema por tan solo dos días... Que tú tengas poca paciencia no es mi culpa — se cruzó de brazos, tomando asiento sobre el escritorio que Naoto tenía en su pequeña oficina — y... Realmente no sé qué quieres que te diga —.
— No te hagas, eres bastante obvio al momento de ocultar las cosas — dió un fuerte suspiro y arrimó una silla para tomar asiento justo al frente del ojiverde — ¿Cómo es que sabías todo eso y yo no?... Y dime la verdad, porque eso de que yo no investigué correctamente es una mentira y ambos lo sabemos... ¿Que hiciste para obtener esa información? —.
— Busqué bien — respondió con simpleza, mirando directamente a los ojos azulados, dándole más fuerza a sus palabras.
— Última oportunidad, Hiroshi... ¿Cómo obtuviste esa información? — repitió, frunciendo el ceño y hablando con mucha más firmeza.
Una guerra campal se abrió paso en sus miradas, donde ninguno de los dos se rendiría aunque sus ojos empezarán a picar por la falta de parpadeos.
Hiroshi luchaba consigo mismo en un intento de abandonar su fachada amigable, quería verse tan firme y estricto como el pelinegro en frente.
A Naoto le salía natural y sabía que Komatsu se estaba forzando bastante para no soltar la lengua de una ver por todas, lo notaba en su palido rostro tornándose extrañamente rojo. Cómo arma final, levantó una ceja y eso bastó para destruir la supuesta firmeza en su compañero.
— ¡Bien! — exclamó rendido y tal vez un poco molesto — alguien vino a mi un día antes de la persecución donde Snake perdió su máscara — informó por fin.
— ¿Quien es ese alguien? — se levantó de su silla de un salto.
— ... Kokonoi Hajime — suspiró.
A Naoto un poco más y los ojos se le salen de sus cuencas.
Se acercó bruscamente a Komatsu y lo tomó con fuerza por los hombros.
— Un ejecutivo de Boten... ¿Cómo es que estuviste tan cerca de uno y no informaste nada? — lo regañó.
— No soy estúpido, Tachibana... Hubiera acabado muerto — apartó el agarre del pelinegro, comenzaba a molestarle ser apretado así.
— ¿Que más sabes? Dime — preguntó algo desesperado.
— Mira, no sé qué tipo de relación tiene, o tuvo, ese sujeto con Moreau... — explicó — él llegó a mí, me dió evidencia para respaldar sus palabras y ya está... Luego de eso sólo se fue —.
— Tienes cómo... ¿Tienes como volver a verte con él? — preguntó un poco más calmado.
— ... Si —.
— Llévame ahí —.
— Pero nos me- —.
— No intentaré nada, seremos solo tú y yo... Así que llévame ahí —.
— ... Esta bien —.
=•=•=
Naoto no tenía ni remota idea de dónde se encontraban, la última calle conocida a medias la pasaron hace como treinta minutos atrás. Komatsu se notaba tranquilo y manejaba seguro, lo que le hacía preguntarse si realmente fue Kokonoi quien llegó a él.
Edificio deteriorado pero estable, no se caería en un par de años por lo menos.
Entró justo detrás del ojiverde, mirando todo a su alrededor con atención. El comportamiento de Komatsu estaba siendo sospechoso, que estuviera tan tranquilo le daba señales de muchas cosas que no quería investigar por los momentos.
— Sabía que vendrías acompañado la próxima vez... — comentó el de cabello claro, frunciendo un poco su entrecejo en señal de molestia.
— Él quiere hacerte unas pregun- — procedía a hablar Komatsu, claro que fue bruscamente interrumpido por un apresurado e impaciente Naoto.
— ¿Que tipo de relación tienes con Moreau? —.
— Hey hey hey... Primero que nada, si quieres que responda todas tus preguntas tendrás que pagar por eso — sonrió un poco — no es como que necesite el dinero que ustedes puedan darme pero~ mi información tiene cierto... Valor monetario —.
— Bien — contestó Komatsu con tranquilidad, dándole la mochila que llevaba sobre su espalda al de hebras albinas.
— ¿Por qué no me dijiste que ahí traías dinero?... Más importante, ¿Cómo conseguiste ese dinero? — le susurró Naoto.
— Eso no es relevante ahora, Tachibana — le susurró de regreso — ... Bueno... ¿Eso es suficiente? —.
— Tres preguntas, no las malgasten — fue su única respuesta.
— ¿Que tipo de relación tienes con Moreau? — repitió el pelinegro de inmediato.
— Fuimos amigos hace mucho, cuando apenas yo estaba en las pandillas y ella era una niña — respondió con tranquilidad — actualmente no tenemos ningún tipo de relación —.
— ¿Por qué... Por qué diste esa información de un momento a otro? — lanzó la siguiente pregunta el policía de ojos azulados.
— Porque quise protegerla, de manera anónima para que no la relacionaran con la organización... Mis razones me las reservo — Naoto arrugó las cejas ante esa contestación, sabiendo que su siguiente pregunta seria la última.
— ... ¿Ella que clase de vinculo tiene con Snake? —.
— Ninguno... Son dos personas opuestas, completamente diferentes la una de la otra — rió levemente — lo único similar son las escamas que comparten y ese retorcido deseo por obtener conocimiento a toda costa —.
Las escamas...
¡Los tatuajes!.
— ¿Que significan los tatu- —.
— Ups, se te acabaron las preguntas — soltó con burla, volviendo a su sería expresión de un momento a otro — es una lastima que tuvieran que viajar tanto para tan poco — se encogió de hombros — ese no es mi problema... Sanzu — llamó y no pasaron ni cinco segundos cuando el de cabello rosa estaba detrás de los policías, mientras cargaba un arma.
Naoto se seguía preguntando el porqué su compañero estaba tan relajado, realmente parecía que esa situación se repitiera en su vida más veces de las que pudiera imaginar.
— Largo — ordenó el de cicatrices.
— Okey~ adiós... Muevete, Tachibana — lo tomó del brazo y prácticamente lo arrastró hasta la salida.
— ¿Me puedes explicar que pasa? — le preguntó en un susurro.
— Hay cosas que es mejor no saber, Tachibana — le respondió de la misma manera, sacando las llaves del auto.
Bye bye~
ESTÁS LEYENDO
Snake • Tokyo Revengers
Fanfiction«Su piel suave escamosa, historia detrás traer. Su boca partida en dos, te invitará a caer. Sus ojos oro veneno te harán seder... Muy pronto tendrás que correr, o tu identidad podrás perder» ... En tu mente nunca debe haber espacio para el arrepenti...