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Lugar apartado de la contaminación que brindaba la ciudad, ahí, al pie de una montaña repleta con frondosos árboles, se situaba una casa de tamaño mediano un tanto alejada de las demás viviendas y urbanizaciones.

— Mamiiiiii — se quejó Taishi por tercera vez.

Estaba muy cansado de tanto caminar, también algo molesto por no poder ser cargado, ya que ella llevaba dos grandes bolsos en cada mano.

— Es aquí, renacuajito — informó, deteniéndose en la puerta de madera.

Buscó las llaves en el bolsillo de su pantalón, luego en los de su chaqueta, en los bolsos que llevaba y hasta en el abrigo de Taishi. Suspiró rendida al aceptar que se le habían olvidado en casa.

— ¡TETTA, ABREME LA PUERTA! — gritó desde su lugar.

— ¡PUETAAA! — le siguió Taishi.

Había dejado las llaves y la casa no tenía un timbre, por lo que debía recurrir a la vieja confiable.

Que consistía en gritar con todas sus fuerzas hasta que a su hermano las pelotas le cantaran que debía abrirle.

— ¡TETTA! —.

— ¡YA CALLATE, (N)! —.

Lo vio asomarse por la ventana de su habitación en el segundo piso, todo adormilado y sin lentes. Había un porcentaje muy alto de que no la estaba viendo una mierda.

Con su mejor cara de zombie y achicando los ojos para tratar de enfocar, le lanzó las llaves y se metió por completo a su habitación. Esperaría a que ella entrara por su cuenta.

— Buenos días~ — le dijo con suavidad al verlo bajar las escaleras — ¿Cómo has estado? —.

— Aburrido cómo siempre — resopló, para luego darle un cariñoso abrazo a manera de saludo — oh! ¿Y tú quién eres, pequeño? — preguntó curioso, viendo con tranquilidad al niño de tres años escondido detrás de la mujer. Estaba asustado.

— Es Taishi, ya te había comentado de él — el mayor asintió recordando — Taishi, él es el tío Kitta — se agachó a la altura del pequeño y señaló con ambas manos al mayor.

— Es un dobot — le susurró en su oído, tapando con sus manitos para dar a entender que era un secreto extremadamente confidencial.

— Lo sé — ella le susurró de regreso.

— Eshtá feo — siguió Taishi.

— Eso también lo sé — contestó ella entre risas.

— ¿Puedes dejar de susurrarle a un niño de tres años, (N)?... Quiero que vayamos directo a la razón por la que estas aqui de visita — señaló con su mano izquierda todo su lado derecho — por cierto ¿Donde está Asa? Tengo un tiempo sin verlo —.

— Está castigado y bajo vigilancia de Imai... Tiene prohibida la visita de sus amigos y toda actividad a parte de sus deberes escolares. Porque señorito Iwasaki bajó sus notas gracias a su ex noviecita — murmuró con molestia, tomando asiento en el suelo para comenzar a sacar el montón de piezas dentro de los bolsos que cargaba hace un par de minutos atrás.

— ¿Tú castigando a Asa?... Jajajajaja~ lo escuchó y no lo creo — se burló, sentándose en el pequeño sofá justo delante de la chica, siendo seguido por un curioso Taishi en todo momento.

— Larga historia — fue su única respuesta — pierna al frente — ordenó, él obedeció sin quejas, pronto sintiendo un extraño vacío por la desconexión de su extremidad artificial — ¿Puedes quitar tú mismo el brazo? —.

— Si —.

— Taishi, si quieres puedes ir a ver caricaturas en el cuarto de arriba — ofreció la de ojos dorados — esto tardará un buen rato — el pequeño asintió con la cabeza — sube las escaleras, es el primer cuarto... Sí el televisor se encuentra en una zona muy alta, llamas a mami ¿Okey? —.

— Otey — y se fue, luego de haber hecho una reverencia como disculpa por tener que retirarse. Esto le causó risa a la chica.

— ¿Y así de fácil? ¿Segura que sabrá que hacer? — preguntó, internamente sorprendido.

— Es más listo de lo que piensas jajaja~ y tú televisor es del mismo modelo que el de la casa, no será difícil para él manejarlo —.

— (N) —.

— ¿Mh? —.

— Tiene tres años —.

— ¿Y eso qué? Tú a su edad andabas jugando ajedrez y nadie te dice nada —.

— ... Buen punto —.

=•=•=

Media noche.

— flexiona aquí — señaló su dedo meñique — trae consigo al anular y dobla ligeramente al dedo medio... Ya quedó, todo está perfecto — informó, guardando las herramientas que había utilizado para ensamblar las prótesis.

— Estas son más livianas que las otras, tomará un tiempo acostumbrarme — comentó, yendo dirección a la cocina para preparar algo de comer — ¿Que vas a querer? —.

Ella no respondió, se mantuvo guardando las cosas en sus bolsos con suma concentración. A él le pareció extraño su comportamiento desde que llegó, que estuviera tan distraída a la misma vez que tan ida no era muy propio de su persona.

A eso sumemos que siempre solía marearlo entre tantas palabras, pero estaba más callada de lo que le gustaría.

— ¿(N)? — preguntó estando a su lado, la miró sobresaltarse. Definitivamente algo no iba bien — ¿Que me ocultas? —.

— Nada — respondió simple, dejando los dos bolsos listos a un lado, tomando camino a la cocina para ayudarlo en la preparación de comida.

— A mi no me engañas. Te conozco desde que eras una llorona recién nacida... — se acercó hasta ella y tomó sus mejillas, obligándola a mantenerle la mirada — dime que te pasa —.

— Me volví una estúpida — murmuró y sin querer su voz se entrecortó.

— Eso no es algo nuevo — gracias a eso recibió un pequeño golpecito en su abdomen — ¿Algo más que decir? —.

— No mucho. Solo estoy molesta conmigo misma por no darme cuenta a tiempo... También porque no puedo eliminarlo así como si su vida no valiera nada — suspiró, recostando la cabeza en el pecho del más alto — es frustrante —.

— ¿Me contarás qué pasa exactamente o seguirás soltando pedazos que no entiendo en lo absoluto? —.

— Te cuento mañana... Justo ahora necesito descansar —.

— Mami — se escuchó el llamado de un adormecido Taishi al pie de las escaleras — ven... —.

— Ahí voy, chiquito — le contestó — bueno... Hasta mañana —.

— Hasta mañana, (N) — hizo una pausa — ... ¿No íbamos a cenar? —.




Bye bye~

Snake • Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora