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Los radares de la máscara alertaron la aparición de una persona siguiéndola desde cierta distancia no muy lejana, disminuyó la velocidad de sus pasos casi de inmediato al percatarse de eso.

Que alguien la estuviera siguiendo hasta ese lugar no le convenía en lo más mínimo.

Sacó una de las cuchillas de manera disimulada y esperó paciente a que su acechante acosador estuviera un poco más cerca.

Las pantallas frente a sus dorados ojos empezaron a mostrar coordenadas y la ubicación exacta de todos los objetos que podrían estar estorbando. Colocó el mango de la cuchilla en medio de sus dedos y se preparó para lanzar en dirección al sujeto.

— ¡Soy yo! ¡Haruchiyo! — gritó desde su lugar luego de que el filo de una cuchilla le rozara la cara. Por suerte logró esquivar a tiempo, sino, la tuviera incrustada en la cabeza.

— ¿Otra vez tú? — soltó con fastidio — mira, rosita fresita que cayó en las drogas, hoy no estoy de humor para tu insistencia... Así que con toda la amabilidad que tengo, te voy a pedir que te retires... Ahora mismo —.

— No pienso irme — se cruzó de brazos — no hasta que vea que hay detrás de esa máscara — se le acercó tratando intimidarla, la diferencia en alturas y musculatura favorecía mucho — vamos~ ¿Por qué tanto misterio, enano? —.

— Espacio personal, idiota — lo empujó — jaja~ lo siento, pero no puedo cumplir con tu capricho... El 98% de las personas que me han visto quitarme la máscara, justo ahora están en algún lugar del más allá... Si te quieres unir a ellos, yo no tengo problemas — levantó y bajó sus hombros.

— ¿Es en serio? ¿Tanto drama por una simple identidad? — se quejó.

— Ya lo he dicho antes, me hace peligroso la poca información que poseen de mi — le dió la espalda mientras hablaba, reanudando su caminata hacia su principal destino — vete —.

— No, no lo haré —.

— Dios mío... ¿Que tengo que hacer para que me dejes en paz?... ¿Sabes lo difícil que es aguantarme las ganas de toturarte hasta la muerte?. Hajime me paga muy bien por cumplir con mi trabajo, y tengo rotundamente prohibido hacerle daño a alguno de la organización de la misma manera en la que ustedes no pueden dañarme a mi... ¡Pero eres un maldito, molesto, irritante y fastidioso grano en el culo! —.

— Sabes lo que tienes que hacer... Déjame saber más de ti, permíteme ver qué hay más allá de esa máscara extraña, quiero observar como trabajas — mencionaba en una sonrisa torcida, volviendo a acortar la distancia entre ellos.

— Pides demasiado —.

— Pon condiciones... En serio, haré lo que sea... Pero déjame saber más —.

— ¿Aceptarás cualquier cosa que yo pida? — hizo una pausa — ¿Incluso si ésta pone en riesgo tu propia vida? — él se encogió de hombros como respuesta, su curiosidad era más grande que todo lo demás — bien... Te diré las condiciones en cuanto estemos en el lugar — estiró su mano.

— Hecho — la estrechó sin pensarlo.

Pero antes de soltar el agarre, un pequeño pinchazo sintió en su palma, por lo que se alejó instintivamente a la par que se quejaba en susurros.

— ¿Con que me pinchaste? — preguntó, empezando a sentir debilidad en su cuerpo.

— Sedante —.

— ¿Q-qué? —.

— Dulces sueños~ —.

=•=•=

Despertó sobre una camilla, algo desorientado por haber estado inconsciente quien sabe cuánto tiempo.

— Hola~ —.

Volteó hacia la voz, encontrando unos lindos ojos dorados que lo miraban con tranquilidad.

— ¿Tú... —.

— Así es. Mi nombre es Moreau (N), tengo veinticuatro años y estoy soltera — le guiñó el ojo — conocida a nivel mundial como «Snake»... El criminal más peligroso en la actualidad —.

— Eres... Una mujer — se sentó sobre la camilla — lo sospechaba pero igual es un poco impactante... ¿Y donde estamos? — preguntó curioso, mirando todo el sitio que parecía ser un laboratorio.

— Abajo — sonrió de oreja a oreja — muuuuuchos metros bajo tierra, donde somos indetectables — bajó se la silla — por cierto... El cabello en la zona de tu nuca volverá a crecer, no te preocupes —.

— ¿El cabell- — se pasó una mano por la zona mencionada, sintiendo una extraña suavidad por la falta de cabello — ¿Que me hiciste? —.

— Te implanté un chip rastreador, solo yo puedo extraerlo... Y también es explosivo, te volará la cabeza si así lo ordeno —.

— ¡¿Por qu- ¡¿Com- — no sabía que pregunta hacer.

— Dijiste que podía poner las condiciones que quisiera, y eso hice — lo miró con obviedad — si hablas de más, el chip me lo informará de inmediato... Y ¡Ka-Boom! Haruchiyo con San Pedro... Esa baratija mide al menos dos centímetros, pero tiene la potencia suficiente para decapitarte, así que es mejor cuidar lo que dices — colocó sobre sus labios el dedo índice, señal de silencio.

— Eres una mujer muy sexy... Y estas loca también... Jaja~ créeme que no me esperaba menos — se rió entre dientes, bajando de la camilla — me encanta~ —.

— Y luego yo soy la loca... Te acabo de decir que tienes una bomba en la nuca y tú encantado... Mi papá lo dijo, la droga los vuelve idiotas —.

— Jajaja~ —.



Bye bye~

Snake • Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora