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Soltaron a Asa después por falta de evidencias, tiempo en el que estuvo burlándose de los policías al implantar objetos sospechoso en casa de los otros dos chicos. Claro que no lo hacía por Asa, más bien fue porque le molestó el que esos muchachos tocaran su máscara.

— Iwasaki Asa — le habló con voz firme apenas lo vió llegar junto a Imai al auto y la moto que los llevaría a casa.

— Onēsan — dijo por lo bajo, casi soltando un chillido cuando el alto Imai se fue junto a Taishi para darles privacidad.

— Quiero ahora mismo una explicación de porque tus huellas estaban en la máscara si se supone que no la tocas desde hace mucho... No, mejor no... ¡Explícame! ¡¿Por qué mierda no sólo estaban tus huellas en la máscara?! — tenía los ojos cerrados, con los dedos índice y pulgar sobre sus cejas.

— Es una estupidez — murmuró.

— Pues esa estupidez te tuvo esposado y a punto de entrar a una celda... O explicas por tu cuenta o te hago explicar a la fuerza —.

— ... Me la llevé a una fiesta — susurró, apretando fuerte los ojos, esperando el grito.

— ¡¿Cómo que te la llevaste a una fiesta?! —.

— Es que... El hermano de Umi siempre se burlaba de mí y ella me dijo que debía hacer algo genial para que su hermano y los amigos de este me aceptaran... La llevé a tu habitación de robótica el día que fuiste a ver a Kitta para tomar la medida de las nuevas prótesis... Y ella se enamoró de la máscara, me dijo que eso era muy genial y que debía mostrárselo a los chicos — su mirada permanecía pegada al suelo, no se atrevía a mirarle la cara a la mujer que tenía en frente — el día de la fiesta la llevé a escondidas —.

— Tengo que hacerte unas preguntas ¿Me escuchaste bien, Iwasaki? — en su voz se podía escuchar todo el enojo que estaba reprimiendo, aunque luchará consigo mismo para no armar un escándalo.

— Si, Onēsan —.

— ¿En qué momento fuiste a esa fiesta? —.

— Un día antes de que la policía tomara la máscara... Cuando te quedaste con Taishi en el departamento de Tachibana viendo películas — seguía susurrando.

— ... Cuando me dijiste que te quedarías en casa de Imai para que no me preocupara... ¿Le mentiste a Imai para que te dejará salir de noche, Asa? — el menor asintió y ella soltó un pesado suspiro por sexta vez en lo que llevaba escuchándolo — ¿Quién te dió permiso de meter a tu novia a mi habitación de robótica? — mandó la siguiente pregunta.

— Nadie, Onēsan —.

— ¡Exacto! Y también está estrictamente prohibido el ingreso de personas ajenas a la casa cuando yo no estoy presente ¡Y tú sabes eso mejor que nadie, Asa! — le dió un fuerte manotazo al casco que tenía en brazos, provocando que el contrario se encogiera en su lugar por el repentino sonido — última pregunta, Iwasaki —.

— Si... —.

— ¿Cuáles son las únicas dos reglas que te dije que siguieras sin importar que? — preguntó con una voz más suave.

— Tus cosas no se tocan sin tu permiso... — se mordió el labio inferior con cierto temor.

— ¡¿Y cuál es la otra?! — con el casco que tenía en manos, le mando un golpe en el costado derecho de su mandíbula, logrando que el delgado cuerpo se inclinara con violencia. Aún así, no dió lo suficientemente fuerte para derribarlo.

— ¡Y no decirte mentiras, maldita sea! — exclamó al borde de las lágrimas, ese golpe dejaría una marca por largo rato.

— Agradece a toda santidad existente que no encontraron más evidencia con que meterte de por vida en la cárcel, pues yo no pensaba mover ni una miseria de todo mi dinero para sacarte de esta... Te he permitido hacer todo lo que quieras siempre y cuando no te haga daño a ti ni a nadie más, respeté cuando me dijiste que no querías presentarme a tu novia aún... Dios, Asa, desde que estás conmigo me he esforzado por darte una vida agradable, fuera de lo que hago a diario, con los mejores estudios y te pagué el mejor entrenador cuando me enteré de lo mucho que te gusta el béisbol. Siempre estoy al pendiente de todo lo que te haga falta, sea material o no... ¿Y tú me pagas con esto, solo para impresionar a alguien más?... Tiraste a la basura la confianza que he depositado en ti para agradarle a quienes ni siquiera les importa en los más mínimo tu existencia —.

— ... Onēsan — su voz se cortó en ese llamado.

— ... Perdón por haberte golpeado — suspiró pesadamente, limpiando las lágrimas acumuladas en sus ojos antes de que lograran salir — sólo... Sube a la moto y vamos a casa... ¡Imai! — gritó.

— ¡Voy! —.

Le extendió el casco a Asa, ella se colocó el suyo, subieron a la moto al mismo tiempo que los de cabellos más claros subían en el auto y se prepararon para por fin irse de ese lugar.

— Oye... ¿No piensas despedirte? Estuve buscandote desde hace un rato — dijo un Naoto algo agotado por tener que correr.

— ... Vete a la mierda, Tachibana — y sin siquiera mirarlo arrancó la moto, siendo seguida por Imai segundos después.

— ... —.

— ... Antes de que vayas a culparme, yo no he dicho nada aún — informó Komatsu llegando a su lado.

— Tú cállate —.




Bye bye~

Snake • Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora