Coincidir ©

Capítulo 34

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01/Julio/2019

Aunque fuera un gran pensamiento, había otra cosa que llegaba a mi cabeza, o mejor dicho personas, mis padres, Anahí, Thiago, mis amigos, pero sobre todo una persona, mi sobrino, yo tenía que conocerlo, él tenía que conocerme.

Tomé mi teléfono de mi bolsillo y busqué rápidamente ese contacto, le oprimí para llamar y lo llevé a mi oído, mientras trataba de respirar lentamente, yo podía con esto, yo era mucho más fuerte que todo esto.

—Ailana—su voz se escuchó al otro lado.

—Doctora Cooper—sollocé.

—Ailana, dime que pasa ¿Estás bien?

—No, no lo estoy, nunca lo estaré. No puedo con esto, lo he intentado, de verdad que estoy dando todo de mi para superarlo, pero es más fuerte que yo—mi llanto aumentaba más.

—Ailana, cariño, dime en dónde estás.

—No entiendo como él pudo hacerme esto, yo lo amaba, él era mi héroe, quería que estuviéramos juntos, yo solo quería a mi papá. No era fácil al principio ver a Bruno amar a Anahí y Aarón, a pesar de que intentaba darme de su cariño, yo no quería, no cedía, yo solo quería el cariño de mi padre, pero él no estaba en esos momentos para mi, prometió nunca dejarme sola, prometió cuidarme como la princesa que era, ser el Rey que protegía a su hija, y solo fue el villano, aquel que la destruyó. Y aunque traté de odiarlo por años, no pude, tenía la esperanza de algún día volvería el hombre que era antes ¡Quería que volviera mi puto padre!—espeté llorando.

—Cariño...

—No me diga así por favor, era otra de las maneras en que me llamaba—supliqué.

—Ailana, escúchame, estás pasando por un ataque de pánico, vale, necesito que tomes un tranquilizante de los que te recete.

—No puedo—sollocé—No puedo levantarme del suelo, mi cuerpo no me responde, siento que voy a morir.

—No Ailana, no vas a morir ¿Hay alguien contigo en casa?

—No.

—¿Hay alguien a quien pueda llamar para que vaya por ti? ¿Anahí?

—No, ella esta feliz con su bebé, no quiero que se preocupe por algo como esto.

—Ailana, estas pasando por un ataque de pánico, el más grave hasta ahora.

—Yo no quiero dar problemas ¡Solo quiero que su maldita cara se borré de mi mente!—en un movimiento estrellé el teléfono contra el suelo.

Mi llanto aumento más de lo que estaba, pero de verdad quería dejar de sentir esta presión en mi pecho, el sudor en mi espalda, cuello y clavícula, dejar de sentir ese cosquilleo en mi manos, ya no quería sentir nada más del ataque. Respire tal y como me enseñó el Doctor Banner años atrás.

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...10.

Pero por más que trataba de tranquilizarme no podía, esto se estaba saliendo de mis manos.

—¡Ailana!—escuché mi nombre a lo lejos—¡Ailana!

La puerta de la habitación se abrió con fuerza, dejando ver a un Thiago bastante preocupado, que se dejo caer de rodillas a mi lado.