Capítulo XXI

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Miro mi barba de los últimos dos días, estos cuatro años han cobrado factura, me veo mas acabado. Y como no estarlo si solo me he enfocado en los negocios, he dejado mi vida privada a un lado para distraerme del desastre que es. Mi mirada se va hacia la foto que está en el tocador, somos Gia y yo el día de nuestra boda. Borro esos pensamientos y me enfoco en lo que estoy haciendo.

Termino de acomodar mi corbata, tal vez hoy sea el día que vuelva a ver a ella... han pasado años y se que hizo su vida, lo que ella haga o deje de hacer no debe de importarme, se a lo que vengo y es a adquirir mi nueva empresa, esa familia no sabe lo que se le viene.

—Ya te vas mi amor —Gia me abraza por detrás, de inmediato me tenso.

—Tengo que arreglar asuntos y lo sabes —me suelto de ella, pone los ojos en blanco y sonríe forzadamente.

—Esta bien mi amor —me besa— recuerda que te amo y que luchare contra todo por salvar este matrimonio —se muy bien a lo que se refiere.

Asiento y me marcho. Las cosas con Gia no van bien, estos años no han sido fácil en mi vida, tomar la decisión de casarme con Gia fue lo peor que pude haber hecho, destruimos nuestras vidas al casarnos. Aunque ella en varias ocasiones a intentado salvar algo que ya estaba perdido desde el principio no hemos podido, las discusiones van en aumento y mas con nuestro regreso a Seattle.

Llegamos a la empresa Steele. El chofer me deja en la entrada, suelto un fuerte suspiro antes de bajar del auto. Bajo y camino hacia la entrada, Taylor llega y se coloca a mi lado, en estos años se ha convertido en mas que mi socio uno de los mejores amigos, los negocios que hemos hecho han sido excelente y por ello vamos por este. Ross tenía toda la razón al decir que era bueno en lo que hace.

Estamos platicando cuando vuelvo a sentir unas pequeñas manitas en mi pierna. Bajo la mirada y veo a Christopher con esos grandes ojos color azul.

—Siempre tienes la manía de alejarte ¿verdad? —le pregunto al pequeño mientras lo vuelvo a cargar, el solo sonríe, esa sonrisa me recuerda a alguien, pero no sé a quién— los sustos que les has de dar a tus padres. ¿Con quién vienes?

—Con mami —dice mientras empieza a jugar con mi corbata.

—¿Dónde está tu mami?

Señala tras de mí, su madre esta de espaldas hablando con un hombre, dejo de mirarlos y miro al niño, me vuelve a dar tanta paz, esa que desde hace tiempo no tengo.

—¿Lo conoces? —Taylor me pregunta mientras mira al niño sorprendido.

—Hace algunos días lo conocí, se llama Christopher —el niño asiente mientras mira a Taylor.

—Vaya es que es idéntico a... —Taylor se calla porque una voz lo interrumpe, esa voz, hace años que no la escuchaba.

—Christopher que te he dicho.

No quiero girarme, pero tengo que hacerlo, debo de afrontar esto y entre más rápido sea mejor, me volteo y la veo de nuevo, mi mundo se detiene, ella mira a su hijo y le da una mirada seria, después me mira a mí y se paraliza, un hombre llega a su lado y puedo reconocer quien es, es su prometido.

—Papá —exclama Chris extendiendo los brazos a su padre, me pide que lo baje y lo hago, corre hacia el hombre que me arranco el amor de Anastasia, ella es la madre de Christopher.

—Perdón por las molestias que mi hijo le causo.

Mira a su hijo en los brazos de su padre. Taylor me mira a mi sin comprender lo que pasa, el ambiente es tenso.

—No te preocupes, Christopher es un niño tranquilo que no da molestias —miro al pequeño que juega con la barba de su padre. En estos momentos quisiera ser el, quien cargue a ese pequeño y Ana sea mi esposa.

Prometo no olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora