Capítulo XXXVIII

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Anastasia

Entro a mi oficina, cierro la puerta y me recargo en ella. Como es que llegamos a todo esto, mi vida hace unos días era completamente diferente a como lo es ahora, no era feliz, pero sentía una tranquilidad a comparación de ahora, Jack a su modo quiere a Chris y jamás le haría daño. Maldita sea la hora en que mi hermano y Jack hicieron todos esos desfalcos y dejaron que la familia Grey entrara en nuestra vida.

Suelto un fuerte suspiro y camino lentamente hacia mi escritorio, antes de llegar a él observo la foto de mi bebé, si tan solo Christian no hubiera tomado la decisión de casarse sin antes escucharme y si tan solo yo le hubiera dicho que iba a ser padre y ya iba a depender de si quería formar parte de nuestra vida, pero fue miedo, mi padre odia a su familia y jamás hubiera permitido que mi hijo tan siquiera creciera conmigo.

Además, Christian ni siquiera me ha buscado, han pasado días de que se enteró de lo que hubo entre mi hermano y su esposa y no me volvió a buscar y cuando me mira lo hace con indiferencia, tal vez ama tanto a Gia que no lo que siente por mí solo fue deseo y obsesión.

Me siento y me recargo en la silla, todo es más difícil de lo que pensé. Escucho unos gritos afuera, me reincorporo y veo a la persona que menos imagine frente a mi mirándome con soberbia, pero también con incredulidad. Me levanto de mi silla y camino un poco hacia la entrada.

–Nos volvemos a ver frente a frente Anastasia Steele –me mira de pies a cabeza mientras entra a mi oficina, detrás de ella viene Hanna corriendo agitada.

–Ana yo perdón... –me da una mirada de arrepentimiento.

–No te preocupes Hanna, yo me encargo de atender a la señora Grey.

Le doy una mirada de que no se preocupe y que nos deje a solas. Grace se coloca frente a mí y me cachetea. ¡¿Pero cómo se atreve?!

–Es la última vez que me pone una mano encima –rechino entre dientes mientras me llevo una mano a mi mejilla que arde.

–Eres una estúpida, pero también astuta, mora que supiste jugar muy bien tus cartas –voy hablar, pero ella no me deja– cállate y escúchame, supiste jugar mucho mejor que la zorra de tu madre, te metiste a la cama de mi hijo y no solo eso te embarazaste de él y ahora ese niño va hacer el heredero de todo mi imperio. Si te das cuenta de la magnitud de las cosas, hiciste lo que años tratamos de evitar que ambas familias se unieran.

Debo reconocerte que fue un gran plan, esa cara de mosquita muerta supero todas mis expectativas. Revolcarte con mi hijo funciono porque ahora va a dejar a Gia y no solo eso, tu nunca vas a quedar en la ruina porque tener un hijo te va a salvar, Christian va a dar lo que sea por mi nieto, por verlo crecer a su lado y que nada le falte.

–Señora no le permito que me siga ofendiendo ni a mi madre.

–¡Cállate! –me grita– tu madre es la culpable de todo, de que yo jamás fuera feliz, de mi desgracia.

–Se lo que paso hace años y aquí la menos culpable es mi madre, Carrick o usted. La única culpable es mi abuela que nunca pudo vivir con sus celos y sus historias absurdas.

–Nuestro único pecado es que tu familia se cruzara en nuestro camino, el que tu madre se le metiera por los ojos a mi marido y no solo eso que tu ibas a seguir los mismos pasos que tu madre.

–El pasado ya no importa, lo hecho hecho esta, y yo no aleje a mi hijo de ustedes, lo hizo usted con sus acciones y decisiones, le recuerdo que usted fue quien nos alejó a Christian y a mí con sus mentiras, el tomo la decisión de casarse con Gia y ni siquiera escucharme, y si lo acepto también yo fui una cobarde por no lo afrontarlo y decirle la verdad y que el tomara la decisión de si formar parte de la vida de mi hijo o no.

Me mira enojada, pero sabe muy bien que estoy diciendo la verdad, si su cizaña no hubiera llegado tan lejos Christian me hubiera escuchado y no tomar la decisión que tomo.

–Escúchame muy bien Anastasia o voy a permitir que nos alejes más tiempo de nuestro nieto.

–Nunca dije que quería alejarlo, solo le pedí a Christian tiempo, mi padre no sabe que mi marido no es el papá de mi hijo.

Se ríe –así que Raymond no sabe la verdad.

–No, yo me voy a encargar de decírselo, pero les pido que me den tiempo o no querrá ver a su hijo muerto y huérfano de padre, porque usted al igual que yo sabemos del odio que mi padre siente hacia su familia y si él se entera no se cansara hasta hacer pagar a Christian lo que me hizo.

–Mi hijo no es el único culpable te lo recuerdo.

–Para mi padre va hacer así, lo mejor es que seamos discretos con este tema.

Asiente no un tanto convencida, pero por el bien de todos por el momento es que sea así.

–Quiero ver a mi nieto, ¿puedo? –vaya me sorprende que me pregunte cuando siempre ha sido una mujer que toma decisiones sin consultar.

–Yo hablo con Christian para ver ese tema. ¿Hay algo más en lo que le pueda ayudar?

–Por el momento no –se retira de mi oficina sin mencionar una palabra más.

Suelto todo el aire que contenía, dejo caer mi cuerpo sobre la silla y cierro los ojos cuando escucho de nuevo otro portazo.

–¿Se puede saber qué demonios hacia esa señora aquí?

De nuevo me vuelvo a incorporar y miro a la persona que tengo frente a mí. Jack.

–Nada que te importe –me recargo en la silla y cierro de nuevo mis ojos.

Siento como me toman del cabello y de la cara y la aprietan.

–Es la última vez que me hablas así Anastasia, así que contesta lo que te estoy preguntando –me mira furioso, mientras me suelta de la cara, pero no del cabello– ¡habla!

–Me vino a preguntar acerca de la aventura que tuvieron mi hermano y Gia –trato de no llorar frente a el– que de seguro había sido un invento mío para quedarme con su hijo.

–Vaya a ese perro le gustan puras zorritas, cállate porque sabes que es la verdad, te metiste en su cama siendo una mujer comprometida.

–Te recuerdo que no estábamos comprometidos.

–Eras mía Anastasia, ya se tenía un acuerdo que rompiste porque te metiste con ese bastardo y no solo eso dejaste que te dejara embarazada y a tu suerte.

–Suerte que tú aprovechaste si no mal recuerdo –escupo con odio.

–Era eso o la muerte segura con tu padre, o que te alejara de tu hijo para siempre, así que no solo yo soy el responsable tú lo aceptaste así porque ibas a quedar marcada de por vida que te entregaste a un hombre que te dejo embarazada para casarse con otra.

–Eres un infeliz, te aprovechaste de mi vulnerabilidad.

–Si no mal recuerdo no te quejaste, sabias que era la única opción que te quedaba para limpiar tu nombre y no solo el tuyo si no el de toda tu familia. Te recuerdo cual fue nuestra promesa que estas rompiendo.

–Yo no lo traje a nuestras vidas, fuiste tú y tus estúpidas decisiones, además ni me he acercado a él y mucho menos sabe que tenemos un hijo.

–Más te vale que así siga haciendo. Vas a seguir a mi lado hasta que la muerte nos separe ese fue el acuerdo Anastasia que ibas a ser mi esposa por toda la vida, espero y no lo hayas olvidado.

Me suelta del cabello mientras me deja un beso en los labios.  

Prometo no olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora