Prometo no olvidarte

Capítulo XLI

Christian

Plasmo mi firma en los papeles que tengo frente a mí, por fin voy a quedar libre de esa mujer y voy a ser un hombre libre para formar una familia con Ana. La foto de mi hijo me sonríe, esa pequeña sonrisa ha volteado mi mundo en días.

Tocan mi puerta, reviso los papeles antes de guardarlos en el sobre.

–Adelante –mi hermano entra a mi oficina con una sonrisa de oreja a oreja.

–Vaya yo venía feliz, pero creo que a ti te ha ido mejor, ¿qué es eso, la demanda?

–De divorcio –termino la frase por el– por fin firme mi divorcio para ser un hombre de nuevo libre.

–Vaya entonces si iba enserio tu divorcio.

Menciona mientras se sienta en el pequeño sofá que tengo en mi oficina, camino hacia el miniar y le sirvo un poco de whisky a mi hermano y yo un coñac.

–Sí, ya no quiero estar atado más a esa mujer que tanto daño le he hecho.

–Se hicieron, nunca entendí porque tomaste esa decisión de casarte, sí sé que estabas dolido, pero sabes muy bien que siempre te dijimos que pensaras las cosas, actuaste por impulso.

–Entiéndanme la mujer que creía que me amaba me mintió y engaño comprometiéndose con otro, era normal que tomara una decisión para arrancarla de mi vida. Sé que hice mal porque arrastré a Gia a mi desgracia y que también actuara de esa forma, esto debí de haberlo hecho desde hace años así no hubiéramos ahorrado tantos problemas.

–¿Y cuando tienen la audiencia con Ana? –coloca su pierna derecha sobre la izquierda mientras le da un trago a su bebida.

–El próximo martes, quiero resolver con ella este asunto antes de que lleguemos con el juez y esto se vuelva un escándalo mediático. Hasta el momento todo lo hemos manejado discretamente y quiero que se mantenga así hasta que firme las acciones que le corresponden a Ana, pero sé que va a llegar un punto en donde todos se van a enterar y no sé cómo vaya a reaccionar Raymond, no quiero que tenga margen de maniobra para atentar algo contra ella o mi hijo.

–Supongo que ya lo hablaste.

–Ya, pero no salió como lo esperaba.

–¿Pelearon de nuevo? –baja su pierna y coloca el vaso en la pequeña mesa que tiene frente a él.

–Sí, le llego la demanda lo tomo a mal, me caliente y le dije cosas que no se le dicen a una mujer.

–Christian...

–Si lo sé, sé que hice mal, pero entiéndeme estaba furioso porque no se cansa de defender a ese hombre y alabar todo lo que ha hecho por mi hijo. MIO.

–Lo se Christian, pero debes de entenderla, para ella supongo que tampoco fue fácil estar con otro hombre que no ama. No me pediste mi opinión, pero debes de hablar con ella y si lo de ustedes no tiene solución lo debes de entender y darle su tiempo, su prioridad es su hijo porque él es quien menos culpa tiene de todo esto.

–Yo tampoco tengo la culpa.

–Tienes responsabilidad porque tomaste decisiones sin siquiera ponerte a pensar en las consecuencias que estas iban a traer. Y ve ahora estas firmando un divorcio y lejos de tu hijo.

–Y por eso ahora quiero componer las cosas, voy a luchar por ambos. Cambiando de tema vas a ir a la degustación de hoy en la noche.

–No lo sé, Kate no se ha sentido bien.

–Bueno cuando llegaste comentaste que estabas feliz, ¿se puede saber por qué?

–Así –saca de su pantalón un llavero arrugo el ceño, me lo tiende– esto es para ti.