Prometo no olvidarte

Capítulo III

El auto se detiene y bajo enseguida sin siquiera esperar al chofer o a Mia. Camino hacia la entrada y paso de largo, no quiero cenar no tengo apetito.

—Ana —Mia me detiene cuando estoy subiendo las escaleras— ¿Por qué cuando viste a ese hombre besando a su novia decidiste que era mejor irnos?

Abro los ojos, la pregunta de Mia no me la esperaba, trato de parecer lo más normal posible.

—Por nada...

Me doy la vuelta y sigo caminando hasta que su voz me vuelve a detener.

—Anastasia... —cuando menciona todo mi nombre sé que está molesta— te conozco muy bien. Paso algo entre ese hombre y tu ¿verdad?

Cierro los ojos y me giro lentamente para mirarla, ella me da una mirada interrogatorio, después de mucho asiento.

—Si... hoy en la tarde cuando fui a montar me lo encontré por primera vez y me beso. Después lo volvió hacer en la feria.

Me mira con los ojos abiertos como platos. Si, ni yo misma me creo lo que hice.

—Vaya quien lo diría— sonríe, pero después deja de hacerlo al darse cuenta lo que le acabo de decir— ¿pero lo hizo aún, teniendo novia? ¡que cínico es!

—Lo sé, por eso es que no lo quiero volver a ver. Me voy a dormir.

—Es lo mejor —asiente— que te olvides de ese patán.

Asiento y suelto un largo y fuerte suspiro mientras subo lo que quedan de las escaleras, camino hacia mi recámara. Al llegar aviento mi bolsa a la cama y me llevo las manos a la cara, no puedo creer tanto cinismo de ese hombre. Es todo un don Juan. Camino hacia el baño mientras me voy quitando la chamarra, me miro al espejo y puedo ver en mi rostro desilusión. ¿Cómo un hombre me puede poner de esta manera? Muevo la cabeza de un lado para otro, no voy a dejar que esto me destroce, tal vez lo mejor sea afrontar de una vez mi realidad. No debí de hacerle caso a Mia, Jack va hacer mi esposo y entre más rápido lo asimile será mejor.

Me desmaquillo y doy un fuerte suspiro, lo mejor será que me concentre en mis cosas y a lo que vine y me olvide del nombre de Christian Grey.

Doy un trago a mi jugo mientras en la Tablet checo los manejos de los viñedos. Al parecer todo esta yendo mejor de lo que pensé. Los viñedos están en su mejor nivel de producción y esta siendo más rentables en el mercado, esto sin duda alguna alegrara a mi padre. Debo de ponerme en contacto con los nuevos socios para que sea más fácil importar hacia Canadá. En los próximos días llegare con nuevas noticias para mi padre.

Escucho que tocan la puerta, dejo de mirar las gráficas y pongo mi vaso en el escritorio.

—Adelante —dejo de mirar la puerta y me concentro en un correo que me acaba de llegar.

—Ana buenos días —menciona Mia. Dejo de mirar la Tablet y la observo, ahora si ya luce como una muchacha de campo. Recuerdo la escena de ayer con su vestido y tacones y me produce una pequeña risa.

—Buenos días Mia. ¿Se te pegaron las sabanas?

Ella me sonríe y camina hacia donde estoy—. Algo así, ayer tu hermano me hablo y hablamos hasta tarde. Oye voy a salir a montar ¿no vienes?

Imagino sus "llamadas" así que de inmediato borro esas imágenes de mi mente y niego—. No, tengo un par de asuntos que atender en la hacienda...

Ella pone los ojos en blanco y suelta un largo suspiro—. Ana viniste a distraerte no a trabajar. Además, quiero que me enseñes el resto de la hacienda.