Capítulo V

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Christian

Toda la noche ha sido fantástica, esto es un sueño, por fin puedo tener a Ana entre mis manos, sentir más de cerca su rico aroma. Miro a Anastasia y esta solo mira sin saber que responderme, empiezo a ponerme nervioso, las manos me sudan, tan fácil es decir un si o un no. A lo mejor me estoy precipitando y debí de hacerlo más lento. Soy un tonto. Estoy a punto de hablar cuando el camarero nos interrumpe.

—Señor Grey lo que pidió ya está listo.

—Gracias —es lo único que puedo pronunciar. Miro hacia otro lado que no sea ella. Creo que mi sorpresa ya no es necesaria, todo esto ya no será.

—Acepto —escucho la voz de Ana y dejo de mirar la nada para verla a ella con los ojos brillosos.

—¿Qué acabas de decir? —siento como mi corazón empieza a latir muy rápido. Ella me da una sonrisa que derrite mi alma. Me toma de las manos y las empieza a acariciar.

—Lo que acabo de decir es que acepto, acepto ser tu novia.

Veo como se sonroja, me levanto y la tiendo mi mano, ella la acepta, ambos estamos tan cerca que puedo sentir el latir de su corazón.

—Te amo Anastasia, te amo como un loco.

La beso, beso esos dulces labios que me fascinan. Que me vuelven completamente loco. Se que es ella, Anastasia es la mujer con quien quiero pasar el resto de mis días.

—Eres tan hermosa, y eres solo mía, mía y de nadie más —menciono mientras me separo de sus dulces labios y uno su frente y la mía, ella cierra los ojos y me da una sonrisa encantadora.

—Christian antes tienes que saber algo.

Se aleja de mi y me empiezo a preocupar—. ¿Qué es?

Observo como se sienta en la silla y entrelaza sus manos, mira a otro lado que no sea yo.

—Yo bueno mi padre quiere casarme con un hombre que no amo.

Frunzo el ceño sin entender de lo que me habla. Ella me entiende y prosigue.

—Mi padre siempre ha vivido con la idea de que yo me case con el hijo de su mejor amigo. Yo nunca lo he amado y mucho menos le he dado esperanzas para que tengamos algo, siempre le he dejado en claro mis sentimientos, pero mi padre no descansara hasta que yo este con él.

Cierro los ojos con fuerza y en mi entra un coraje y unos celos inimaginables solo de pensar que estará con otro. Eso jamás pasara y de mi cuenta corre. ¿Por qué los padres siempre tienen que intervenir en la relación de sus hijos y forzarlos a estar con personas que ellos no quieren? Lo mismo sucede con mi madre y con Gia, quien a fuerzas quiere que ella y yo nos casemos.

Me pongo de cuclillas y la tomo de las manos—. Bonita —ella me mira— eso jamás va a pasar, yo no lo voy a permitir, si es necesario voy y en este momento hablo con tu padre para que de una vez sepa de nuestro noviazgo y si el no me deja otra alternativa ten por seguro que soy capaz de secuestrarte, pero de que te quedas a mi lado lo vas hacer.

Veo como sonríe, me encanta verla así—. No digas tonterías, mi padre jamás se opondrá a lo nuestro, siempre me dejo en claro que yo debía de escoger mi felicidad y esa eres tú.

—Pues más le vale porque yo jamás te dejare ir. Jamás.

La tomo de la cara y la beso de nuevo, creo que podría hacer esto toda la noche, y si es posible toda la vida y jamás me cansaría.

—Bueno ¿y que más me organizaste?

—Ven —me levanto y de nuevo la tomo de la mano— acompáñame.

Prometo no olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora