Capítulo XIV

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Christian

Sigo viendo las producciones de uva para el vino, me entere que ayer Raymond presento su nuevo vino, sé que él no descansara hasta arruinar a mi padre, eso si no lo voy a permitir, es por eso que estoy haciendo todo lo posible porque este vino quede listo en tiempo para poder lanzarlo al mercado y así poder competir, mi padre está preocupado porque el vino que Raymond presento es de altos estándares, y por lo que pude leer en la nota a los asistentes les gusto mucho. Debo de acelerarme con el proceso del vino ya.

Miro la hora en el reloj de la computadora ¿qué estará haciendo Ana? Me pregunto, hace cuatro días que Ana se fue y la extraño tanto, ni siquiera le he podido mandar mensaje o llamar porque ayer perdí mi celular, ya lo busque por todos lados, pero no lo encuentro. Recuerdo que lo dejé en el buro antes de meterme a bañar y cuando quería mandarle un mensaje a Ana ya no lo encontré, lo he buscado sin éxito.

Ya es un poco tarde así que decido ir a comer, y también aclarar mis ideas para esta nueva producción, puede que cuando Ana regrese le pida ideas para este proyecto, sé que ella tendrá ideas muy buenas acerca de esto. Apago el equipo y salgo de la oficina, me despido de los trabajadores y camino hacia la hacienda. Al llegar veo el auto de Gia estacionado. Ahora que estará haciendo ella aquí. Pongo los ojos en blanco y entro a la casa, camino hacia el comedor donde me encuentro a mi madre y Gia hablando, al verme se callan.

—Hijo que bueno que llegas.

—Madre —desde la discusión que tuvimos mi madre y yo acerca de Ana el distanciamiento es notorio.

—Gia vino a vernos —miro a Gia y le doy un asentamiento con la cabeza— ¿no la vas a saludar?

Miro a mi madre, no puedo creer que me esté diciendo eso, sabe muy bien que las cosas con Gia no terminaron de la mejor forma.

—Madre ya lo hablamos —decido que lo mejor será comer en la cocina—, las dejo en lo que estaban. Permiso.

Camino hacia la entrada de la cocina, pero antes la voz de mi madre me detiene.

—Christian —me detengo, pero no la miro— come con nosotros por favor, tu padre ya no tarda en bajar.

—Mamá...

—Hazlo por mi hijo, sé que estamos peleados, pero ya no puedo seguir así, eres mi hijo, además tenemos visita y seria de mala educación que tú te marches así.

Suelto un fuerte suspiro y acepto, se que con mi padre en la mesa no harán comentarios inapropiados.

—Esta bien —, me siento en el lugar de siempre, a lado de mi padre, este entra y me da una sonrisa, pero puedo notar que es de cansancio, sé que la hacienda lo tiene así, y los problemas con mi madre solo son una bomba de tiempo que en cualquier momento va estallar, las preocupaciones y las deudas lo están consumiendo.

Nos sirven de comer y todo transcurre normal, nadie menciona nada. Gia esta muy tranquila y eso me produce cierta desconfianza.

—Elliot regresara en los próximos días —menciona mi madre, mi padre y yo la miramos, no sabíamos nada acerca del regreso de mi hermano.

—Elliot no me dijo nada en la llamada que tuvimos hace unos días.

—Era una sorpresa, pero no me podía contener a decirlo. Además, viene a... —mira a Gia— olvídenlo.

Nadie dice nada así que seguimos comiendo, todo este silencio se me hace muy raro, miro de reojo a mi madre y a Gia y estas se dan unas miradas y me miran a mí. Mi madre asiente y Gia nos pide atención.

—Christian...

La miro mientras sigo comiendo, ella no dice nada. Así que decido ignorarla y sigo comiendo.

Prometo no olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora