Capítulo XXIII

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Anastasia

Mi hijo duerme tranquilamente ajeno a todo lo que pasa a su alrededor. Si supiera todo lo que ocasionaría si su padre o mi padre llegaran a enterarse de la verdad. Esa verdad que callado por cuatro largos años, todo lo que he aguantado para que Jack no lo aleje de mi vida—. Yo si cumplí mi promesa que le hice a tu padre mi amor —le quito el libro que sostiene en sus manitas. Se ha quedado dormido—. Yo prometí no olvidarlo y día con día esa promesa ha estado presente, porque te veo a ti.

Suspiro, mientras arropo a Christopher. No puedo negar lo evidente, mi hijo es idéntico a su padre.

—¿Es verdad que el papá de Christopher está aquí? —mi madre pregunta mientras mira a Chris dormir, asiento— ¿y lo sabe?

Niego y acaricio el cabello de mi hijo, es tan parecido a su padre que ni como negar que Christian es el padre. Mi miedo se hace presente, mi padre no puede saberlo, tantos años lo he ocultado y no puedo permitir que me quiten a mi hijo de mi lado.

Mi madre sabe lo que estoy pensando, se acerca a mi y me abraza, recargo mi cabeza en la de ella mientras una lágrima solitaria rueda por mi mejilla.

—Yo no voy a dejar que nada les pase ni a mi nieto ni a ti. Tu padre ya hizo mucho daño como para que ahora mi nieto pague las consecuencias.

—La culpa fue mía —me alejo de ella y camino hacia la ventana. El solo ya se ha ocultado para darle paso a la luna— yo jamás debí de haberme involucrado con él.

—No hija —mi madre reprocha de inmediato— en el corazón no se manda, el y tu se enamoraron.

Miro a mi madre, no puedo creer lo que esta diciendo.

—Solo fui yo la que se enamoro mamá, para el solo fui un juego, un capricho.

—Estoy segura que no es así, el al igual que tu siente algo por ti, por algo crearon a este pequeño angelito —acaricia a Christopher— porque es el amor que ambos se tienen, solo que el odio que hay entre ambas familias los persiguió, ustedes están pagando las consecuencias de los errores de sus padres y nosotros.

—Como sea, eso ya no importa —suspiro— lo único que me importa y preocupa es mi pequeño, el es mi vida y si le pasa algo jamás me lo perdonaría.

—¿Aun lo amas? —mi madre pregunta con cautela, la miro y me muerdo el labio.

Quisiera decirle que no, pero en realidad ni yo misma se lo que siento. Mentiría si digo que no, porque se que antes de que lo volviera a ver mis sentimientos seguían ahí, con algún día volver a verlo, pero tampoco es un sí, porque me abandono en uno de los momentos que mas lo necesitaba. Jugo con mis sentimientos no importándole nada.

—No, ya no siento nada por él. Solo agradecimiento porque me dio lo mejor de mi vida. A mi pequeño.

—Annie sé que eso es mentira, no puedes olvidar a alguien de la noche a la mañana y más al padre de tu hijo...

—No insistas madre por favor.

Mi madre esta a punto de hablar cuando mi padre nos interrumpe, ambas de inmediato volteamos a verlo y después nos miramos las dos nerviosas.

—Con que aquí están.

—Si —respondo rápido— vine acostar a Chris.

Mi padre se acerca hasta donde esta mi madre con mi hijo, y le da un beso en la frente.

—Mi campeón —le acaricia el cabello— en verdad hija te sacaste un diez con este niño, con mi heredero.

Le doy una sonrisa, pero sale más como una mueca.

Prometo no olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora