42. Primer adiós al miedo

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Un mes después.

Susana Isaza.

- Me estás esclavizando. ¿Uno puede quejarse de esto en algún lado? – Reniego

- Si, pero no te diré en dónde – Me responde Liv con una sonrisa

Frunzo el ceño, aunque Liv sabe que estoy bromeando.

La psicóloga se acomoda su sombrero sobre la cabeza y sostiene la manguera mientras trato de enjabonar a Mac. La perrita suelta lloriqueos lastimeros, y Liv dice que no puede soportar que la mire de esa manera, así que esta tarde al parecer he sido reclutada para bañarla.

Estamos en el jardín trasero del Centro Terapéutico Cable a Tierra, y hay cosas pasando en la huerta, una sesión grupal en un kiosko cercano y, en general, el centro parece lleno de vida. Sin embargo, Liv y yo estamos algo apartadas de la gente, porque Liv dijo que esta tarde tendríamos una sesión especial al aire libre para la que había invitado a alguien, pero por lo que puedo ver hasta ahora, todo fue una patraña para hacerme bañar a Mac.

Liv cierra la manguera mientras enjabono el pelo de Mac con una esponja embadurnada de su champú para perros, pero su pelo es tan grueso y espeso que la maldita cosa parece no atravesar la maraña mojada de pelo.

Le lanzo una mirada sucia a Liv, que finge locura mientras examina con atención el grifo de la manguera.

- Si me miras mal, no te daré la sorpresa que te tengo – Me amenaza Liv

- No me tienes ninguna sorpresa. Solo estás usándome para que bañe a tu perra – Farfullo

- Bueno, entonces supongo que le daré ese pastelito de ahí a alguien más – Dice Liv apuntando con un gesto vago de su mano a algo detrás de mí.

Pasan varias cosas cuando giro para ver de qué se trata.

La primera, Mac se da cuenta de mi distracción y empieza a intentar alejarse y huir, pero ya que la hierba sobre la que estamos se encuentra mojada y Mac no tiene puestas sus rueditas, básicamente solo se arrastra furiosamente en un solo punto, y ladra enojada al darse cuenta de que no avanza.

La segunda, me encuentro mirando a Villa que viene caminando relajadamente hacia nosotras. Trae una bolsa de algo en la mano y está vestido de manera relajada con un pantalón corto, una camiseta negra, unos lentes de sol y una gorra.

Mi cuerpo responde de manera volcánica a su presencia. Siento mis latidos acelerarse, mientras algo en mi estómago se dispara como una lluvia de fuegos artificiales. Una sonrisa viene a mis labios y no puedo hacer nada para contenerla. Sobre todo, no cuando él sonríe de vuelta.

Llega junto a nosotras y saluda a Liv con un beso en la mejilla.

Luego, extiende su mano hacia mí y subo mi mano mojada hacia él. Les da a mis dedos un apretón cariñoso, mientras sus ojos me dicen todo lo que su cuerpo no puede. Su mirada me envuelve en un abrazo, y solo sus ojos me atrapan con tanta fuerza que casi siento el roce fugaz de su beso en mi boca.

- Llegas tarde – Lo acusa Liv

- Pero traje limonada – Le responde él con una sonrisa encantadora, mientras le ofrece la bolsa que trae consigo

Liv recibe la bolsa con una mueca, pero la examina con interés.

Saca un vaso de limonada, clava una pajita en la tapa y empieza a beberla alegremente.

- Traje limonada para todos – Señala Villa

- Pues que mal. Al suelo. Baña el perro – Indica Liv

Primeras vecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora