XXL

160 8 0
                                    

CAPÍTULO 1

Entro la última y salgo la primera, siempre ha sido así, tengo como ese don de llegar la última así salga la primera hacia la otra clase.

Camino por los pasillos vacíos del instituto hasta llegar a mi clase.

Menos mal es el último jodido año, pero me preguntó: ¿donde está ese amor que existe en los muchos libros que me he leído? No se, y no se si algún día voy a poder saberlo, ¿como? Si es que soy la loba solitaria y la mitad de la gente me cae mal (por no decir todo ser humano).  Pero bueno aquí estamos, llegando tarde el primer día de clases...

Entro sin tocar y me gano la mirada de todos, saludó al único profesor que me cae bien de este instituto y agradezco que este año sea el tutor de mi clase.

Me siento en mi sitio favorito, el que el maestro me designó a mi, el último junto a la ventana. El sitio es de a parejas y yo como de costumbre me siento sola, algo que agradezco, no me gusta mucho la gente y tampoco sé socializar, pero tampoco lo intento.

Dejo mi mochila en el sitio vacío a mi lado y muerta de sueño apoyo mi mejilla en mi mano para mirar la cancha de fútbol americano. Detrás de las gradas hay un edificio donde hay una pista de hockey y también una de voleibol, ya os podéis imaginar lo grande que es.

—Señorita Wolf— llaman mi atención y lo miro.

Si, señores y señoras, mi apellido es Wolf, a ver en su momento nos pareció cool y original, repito: en su momento. Ese apellido nos lo pusimos Dereck y yo, Dereck es como mi hermano mayor, él y yo crecimos juntos en el centro de adopción... a ambos nos abandonaron, a ambos jamás nos adoptaron pero eso era por que nos lo proponíamos, no nos gustaba la gente, siempre nos ha gustado ser solo él y yo.

Él es dos años mayor que yo, así que hace dos años dejo esta cárcel y me dejo a mi solita el muy capullo, al igual que salió primero del centro de acogida, con 18 años me adoptó, yo no quería estar más allí y él y yo somos hermanos, no me podía dejar allí. Así que me adoptó y nos pusimos un apellido y como somos tan ingenioso nos colocamos "Wolf".

—¿Eh?— preguntó distraída

—¿Podrías dejar de mirar la ventana y céntrate en los criterios de evaluación.?— pregunta amable

—Lo siento— finjo concentrarme en la pizarra. Quiero irme a casa con Dereck, pero recuerdo que vendrá en el recreo, es fotógrafo y según él: estar conmigo le da inspiración, mentira, solo es para asegurarse de que estoy bien y de que coma algo.

Mi vida no ha sido fácil: abandonada cuando pequeña, rechazada por la sociedad... y se podría decir que mi única fortuna ha sido conocer a Dereck, pues este ahora es famoso y nos mantiene a ambos, y, también por que le quiero mucho.

Cuando suena la campana soy la primera en salir, como he dicho: entro la última y salgo la primera.

Odio ser dos años menor que Dereck, siempre termina las cosas primero que yo.

Los pasillos quedan vacíos según llegó a mi casillero, abro la pequeña puerta y dejo los libros nuevos que he comprado, para este año, no pienso cargar con los libros sabiendo que hoy se resumirá así: charlas de primer día de clase, normas, criterios y blah blah, cosas aburridas.

Cierro mi casillero y me dispongo a andar por los pasillos vacíos del instituto, cuando giro la esquina veo a dos personas en una esquina, un chico de Segundo y uno que jamas había visto por aquí.

Cuando estoy más cerca veo que están haciendo, el rubio sucio (es decir su pelo es rubio oscuro no es que esté sucio) le entrega una pequeña bolsita con cápsulas blancas y el otro le da dinero.

Bueno empezamos bien, ahora hay un camello en el instituto.

El rubio cruza mirada conmigo, no apartó mi mirada solo sigo caminando hasta entrar en clase sin golpear, cojo mi sitio y dejo la mochila en la mesa para poder apoyar mi cabeza ahí.

Mis ojos empiezan a pesarme y me quedo dormida hasta que el fuerte golpe de la mesa a mi lado me despierta sobresaltada.

Abro los ojos de golpe y miro la causa del ruido, el chico rubio que antes estaba fuera en los pasillos ahora, se encuentra sentado a mi lado.

—Espero que no seas chivata— murmura

—Espero que no seas gilipollas— respondo fríamente y de mal humor por el hecho de despertarme.

Odio que sea el único sitio vacío y que sea nuevo.

—¿En que clase estamos?— pregunta

—¿Tengo pinta de saberlo?— respondo al referirme que estaba durmiendo.

—Buen punto, estabas dormida.— dice y sonrió falsamente.

Me fijo en sus ojos de distinto color uno de color gris como las tormentas y otro de color caramelo como la miel ... las cejas pobladas, pestañas envidiables, mandíbula marcada, labios ni finos ni anchos con un pircing inferior en el lado izquierdo, el pelo revuelto dándole ese toque tan...¿sexy?, da igual, tiene cuerpo atlético, al menos por la camisa ajustada negra que deja ver los tatuajes de su brazo derecho.
No me fijo en ellos solo miro su ropa: un jean negro un poco ajustado con una cadena y un agujero en cada rodilla, la camisa negra ajustada, una cadena que se encuentra oculta en su camisa y zapatillas converse negras un poco viejitas.

—¿Has terminado de escanear?— pregunta y ruedo los ojos.

—Si— contestó fríamente, no lo voy a negar, lo estaba haciendo y se ha dado cuenta ¿para que negarlo?

—Que fría— dice con un poco de meloceria acercándose a mi.

—Hay algo llamado espacio personal ¿lo conoces? Pues el mío es más grande que el de la gente normal, llamémoslo burbuja personal XXL— digo borde y él se aleja con una sonrisa de fuckboy en los labios.

—¿XXL?— pregunta

—XXL— repito cruzándome de brazos y apoyándome en él espaldar de la silla.—Ahora mejor aléjate de mi—

—¿Que? ¿Por que?— pero justo cuando termina la pregunta la campana suena y yo salgo la primera dejándolo allí. Me paresuro a salir del pasillo abarrotado de gente y busco con la mirada al chico albino con su melena blanca, cuerpo atlético, ojos verdes y deseado por muchas chicas.

Lo veo sentado en las gradas y me apresuro a llegar junto a él.

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora