TE HE TRAÍDO ALGO

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CAPÍTULO 27

Veo salir a Has con una enorme sonrisa, al verme no la cambia pero en su mirada cambio algo, lo paso por alto y veo como se besuquean.

Me aclaro la garganta incómoda mientras miro la ventana, ellos se carcajean y Has se acomoda atrás mientras emprendemos el camino al aeropuerto.

Son las 5:30 cuando llegamos, Dereck planta un beso en mi cabeza y yo me despido con una sonrisa, luego miro a Has atrás.

—Lo siento por lo de la vez pasada... me pase un poquito— miento

—Perdóname tu a mi, no sabía que te sentías así.— dice y asiento para salir del coche y despedirme con la mano.

Entro en el aeropuerto y veo el mensaje de Ian donde me dice por qué puerta saldrá. Busco la puerta y cuando la encuentro me siento en las sillas de espera mientras juego con el móvil mirando la gente que sale por esas puertas.

Miro el reloj impaciente y solo han pasado 15 minutos, las 5:45 y el vuelo de Ian aterriza a las 6 y si tienen que esperar mucho serán más o menos y media o y veinte.

Me pongo a inventar historias para cada persona que pasa, pasa una chica con un chico y les creo una historia: se conocieron en el aeropuerto hace meses y ahora el destino los junto...

Mierda, así de aburrida estoy.

Y luego por mi mente pasan canciones que tarareo bajito mientras observo a mi alrededor, la gente que se marcha y la gente que llega a ser recibido por sus seres queridos.

Apoyo mi cabeza en la silla para mirar el alto techo del aeropuerto. Canto canciones en mi cabeza y miro el móvil: las 6. Bueno ya se me estaba haciendo demasiado eterno...

Me levanto para acercarme más a las puertas, me apoyo en una pared y me quedo observando a la gente que no para de salir pero yo no veo al rubio.

Doy toques al suelo con la punta de mi pie impaciente. Espero y espero, hasta que dentro de las puertas identifico una melena rubia, una sonrisa enorme y difícil de despegar aparece en mi rostro.

Un alegría indescriptible me llena y espero a que el rubio, que ahora me mira con sus ojos de distinto color y una enorme sonrisa, camine hacia mi. Cuando llega enfrente de mi me sonríe, y yo le respondo con la sonrisa más sincera que puedo.

—¿Y el abrazo?— pregunta y sin dudarlo me lanzo a sus brazos, feliz envuelvo mis brazos en su cuello y siento sus manos en mi cintura levantándome para facilitar su abrazo.

—Tu presencia molesta faltaba— digo en su cuello.

—Tus comentarios súper positivos me hacían falta— ironiza. Me baja al suelo y me dispongo a ayudarle con la bolsa que trae en la mano, con la que no trae la maleta.

—¿Como te fue?— preguntó y empezamos a caminar.

—Bien, fue un poco triste pero ella está mejor en otro lugar, y mi tía lo sabe.. por eso ya no le duele tanto.— explica

—¿Y la chica?— preguntó y él me mira entendiendo a lo que me refiero.

—Creo que tengo a alguien que me joda la vida— dice y levanto la ceja—Con ojos marrones y cabello negro.— dice y me rio.

—Dejarás de pensar en ella.— comentó para reconfortarlo y él asiente

—Te invitó a un café— propone señalando la cafetería a nuestro lado.

—Que sea una botella de agua— digo y él sonríe, me toma de la mano y noto cuánto eche de menos su calidez en mi fría mano.

Él pide un café para él y para mi una botella, escogemos una mesa en la esquina escondida. Dejo la bolsa a su lado y me siento enfrente, espero a que él llegue del baño y se siente.

—Dereck está saliendo con Has.— explicó

–¿Y te molesta?— pregunta

—No, no es eso... es solo que siento que hay algo raro en esa chica...— digo jugando con la servilleta entre mis dedos.

—Te he traído algo.— dice rompiendo el silencio y levanto mi vista para fijarla en la suya de distintos colores.

—¿Que?— preguntó y veo como busca en la bolsa que antes yo traía.

—He visto estas cosas y he pensado en ti.— explica y saca dos libros y una pulsera.

—Ian... no era necesario— murmuro y se me humedecen los ojos, nadie nunca había hecho tanto por mi, haber pensado en mi y traerme algo...

—Era necesario— confirma y cojo los libros que me faltaban en mi colección.

—Son los que me faltaban.— digo mirando sus ojos y el solo me guiña un ojo. —Me gusta...— digo poniéndome la pulsera de conchas con hilo negro. —Gracias, Rubio— digo mientras me levanto a abrazarle, siento como una lagrima se escapa cuando me vuelvo a sentar.

—Hey...¿que pasa?— pregunta suavemente

—Es solo que... nadie nunca me había hecho un regalo tan importante... aparte de mi hermano—digo y él toma mi mano encima de la mesa para envolverla con las suyas.

—Su pedido— dice el camarero dejando la botella de agua y el café.

—Gracias— decimos al unísono cuando se va.

—¿Que más hiciste allá?— preguntó —Demasiado bronceado– me burlo

Él me cuenta sobre los paseos con su tía y el sol que hacía allí, me cuenta el entierro y las tardes que paso.

—Deberíamos ir a ver a mi padre... quiero verlo, es decir, no hace falta que vengas.— dice

—No habrá nadie en casa y no quiero estar sola, ademas quiero ver si Jon ya despertó— nos levantamos e Ian guarda mis regalos en la bolsa, le ayudo con la bolsa y cogemos el autobús, ya que su moto está en mi garaje y no está Derck de chofer.

Al llegar al hospital vamos directos a la habitación y lo que nos encontramos es una sorpresa. El padre de Ian está despierto comiendo, Ian suelta la maleta y sorprendido lo mira.

—Papá—llama y le doy un impulso para que vaya a abrazarlo, lo hace y el padre lo envuelve en un abrazó de padre.

—Lo siento... no sabía como callar el dolor, hijo, lo siento soy el peor padre, pero no se como parar— se disculpa

—No pasa nada... no pasa nada, Alaska y yo te ayudaremos a superarlo.— dice y que me incluya me llega al corazón.

—¿Alaska?— pregunta

—Soy yo, amiga de su hijo...— me presento.

—Su cabello...— es lo primero que dice

—Es parecido...— dice Ian

—Si quieren los dejo solos... yo podría esperar fuera— digo nerviosa señalando afuera, y antes de que digan algo salgo de allí.

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora