NOS DESVELAMOS

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CAPÍTULO 11

—Se que sonará raro, pero...¿y si nos develamos toda la noche  y vamos como zombis al instituto mañana?— preguntó mientras le pasó el casco.

—¿Y que piensas hacer para que nos desvelemos?—pregunta y ruedo los ojos al encontrar el mensaje oculto.

—Podría enseñarte un lugar...— digo distraída y él sonríe de lado.—Pero esta vez ponte tú el casco.— digo y él niega poniéndomelo a mi, me quejo pero me ignora y se sube primero y yo detrás.

Le doy indicaciones hasta que llegamos casi afuera de la ciudad, le digo que aparque a un lado de la carretera y me bajo dándole el casco, me quito el pelo de la cara y me pongo la capucha.

—Que manía con ponerte la capucha.— se burla

—Que manía con lo de llevar a todas a la cama— contraatacó.

—Vale yo no digo nada— dice siguiéndome, paso entre los árboles y a mitad de estos, un poco adentrado, hay un árbol caído.

Es oscuro así que no se diferencia mucho el paisaje, pero me conozco este lugar desde hace dos años, cuando Dercek se iba de viaje para hacer fotografías venía aquí, corrijo: vengo aquí.

Cojo a Ian de la mano para que no se caiga y lo siento en el árbol caído, me pongo a su lado y aspiro el aire fresco.

—Si quieres podemos quedarnos aquí toda la noche y hacer una fogata.— propongo un pco insegura.

—¿Y vamos a ir al instituto como zombis?— pregunta—Me parece una idea increíble.— responde antes de que yo lo pueda hacer.

Cojo un par de palos en el suelo y los coloco, mientras Ian con la linterna de su móvil busca y trae más. Hacemos un hueco en la tierra para meter los palos e incendiarlos y que no queme todo el bosque, lo enciende con un encendedor y nos sentamos de nuevo en el árbol caído.

Con la escasa luz de la fogata y el pequeño calor que emana es todo muy tranquilo.

—Es una linda noche.— comenta Ian bajando al suelo y sentándose allí con las rodillas en su pecho.

—Hace un poco de frío.— me excuso y antes de que diga algo me pongo pegada a su lado, juntos en la fogata con el calor corporal y el que emana la fogata.

—¿Y que pensamos hacer para desvelarnos?—pregunta

—Podemos ver las estrellas, escuchar la naturaleza, o simplemente mirar a nuestro alrededor.—

—O podríamos jugar a un juego— sugiere

—Que no sea nada de lo tuyo, en plan lo de fuckboy y eso.—

—Vale, ¿entonces?— pregunta acostándose en el suelo. Miro la fogata y recuerdo esta tarde, y toda mi vida de mierda...

—¿Tienes maría?— preguntó.

—¿Que? ¿Para que?— se reincorpora

—Quiero probarla... dejar de pensar... solo necesito salir de la realidad, por favor.— ruego

—No, no voy a darte.— dice y no reconozco su tono ¿preocupación? ¿Enojo?

—Vamos, Macolley, por favor, estás tú...no me pasará nada,... solo quiero escapar de esta mierda—ruego y me mira entre preocupado y no se que es lo otro...

—No, Alaska, no voy a hacerte eso.—

Vale, tal vez demasiada confianza, se supone que me alejaría, lo intenté pero este pesado en tres días que lo llevo conociendo se ha acercado más a mí que cualquier otra persona que no sea Dereck.

—¿Y a ti que más te da? Solo quiero probarla.— digo exasperada

—No es la mejor manera de probarla, no cuando estás desesperada y colapsando, así no..— dice con voz calmada, lo que me pone nerviosa.

—Ni siquiera me conoces, no sabes como soy, no sabes como me siento, no sabes nada de mi. ¿Que mas te da?— preguntó furiosa levantándome del suelo.

—Te lo he dicho: nos parecemos, nuestros pasados se parecen. Tú sabes leerme sin que yo lo quiera, en tres putos días no pude mostrare la parte que quería que vieras, tú no eras los demás...—

—¿Pero que parte? No he visto nada de ti, no te conozco, ¿que parte? Solo te he visto follando en el laboratorio con Dafne, solo he visto como vendes droga, solo he visto lo guay que eres, solo se que eres capitán de hockey, se que eres un capullo , eres insoportable y se que solo quieres juntarte a mi para destruirme.— digo furiosa.

No se por que descargo mi ira en una persona que quiere entenderme...

—Has visto algo de mi que no te das cuenta, pero yo si lo sé: has visto en mi la parte que intento ocultar.—dice en mi mismo tono y no se si está furioso o herido.

—Es imposible, Macolley, no soy nada ni nadie, no importó, no el importo a nadie y soy invisible, no puedes tú venir y simplemente decirme que soy la única que ve lo que intentas ocultar, no eres quien para venir y hacerme creer que por primera vez alguien se quedaría conmigo. A mi hermano ya no le importo ¿por que te importaría a ti? Eres un fuckboy, solo quieres llevarte todas las chicas a la cama, vender droga y meterte en problemas.— digo sin pensar

—¿Por que quiero? ¿Crees que elegí ser así? ¿Que quiero vender droga? Que para poder distraerme de mis putos problemas me llevo a las tías a la cama, ¿que lo elegí? ¿Tu elegiste lo que eres? Wolf, nadie elige lo que será ni lo que es.—dice y la culpa me llena, no tenia que haber dicho nada para atacarlo, no después de que él intentó despejar mi mente...

—Yo...yo..— me iba a disculpar pero me interrumpe.

—El dañó está hecho, y si quieres que me aleje lo haré.— dice pasando a mi lado, no se va solo se aleja de mi.

Eres un desastre, todo lo arruinas, tal vez lo que dice Dercek es verdad: alejas a todos de ti.

Me siento en el suelo mientras miro la fogata y la voz en mi cabeza me destroza.

Y si, al final nos desvelamos, pero no de la manera que quería...

Vamos en silencio a la moto, el sol ya aparece tras las montañas y el frío mañanero aparece, pero antes de que Ian me coloque el casco le tomo de las muñecas.

—No quiero que te alejes.— murmuro y el atónito me mira.—Alejo a todo el mundo y eres el único que ha aguantado tanto... yo.. yo lo siento, solo no sé hacer otra cosa que alejar y protegerme...— digo las palabras que tanto ensayé toda la noche.

—Gracias— dice y me confundo

—¿Que?— preguntó

—Gracias por dejarme quedar, por disculparte, he notado que te cuesta mucho pedir perdón— dice con una sonrisa de medio lado y colocándome el casco.

—Solo no te pases de insoportable.—digo subiéndome tras él.

—Aunque no lo quieras aceptar ya me soportas.— dice y ruedo los ojos aunque no me vea.

Tres días... solo tres días ¿odiándole? Sin soportarlo pero ahora soporto, solo un poquito, su presencia.

Cuando aparca en el aparcamiento del instituto llegamos media hora tarde y caminamos tranquilamente por los pasillos vacíos.

—Que sepas que no tenemos ni mochila— digo sacando un libro de mi casillero y el de Ian está al otro lado del pasillo pero justo enfrente del mío.

—Pero tenemos libros— dice cerrando su casillero.

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora