CASI TODO

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CAPÍTULO 24

Salgo junto al pelirrojo del entrenamiento.

—¿Esperarás a tu hermano? O ¿te acerco yo?— pregunta

—Si no te molesta...— comentó y él sonríe de lado pero el chico es llamado tras de mi.

—Vincent..— dice de nuevo llegando a mi lado, veo al otro rubio, al chico nuevo que hizo el trabajo conmigo. —Hola, princesa.— me saluda

—Primero que todo no me digas princesa, Segundo no hablo con gente que no conozco, mayoritariamente por que la humanidad me cae mal— digo borde y él sube las cejas sorprendido por mi tono.

—Lo..Lo siento— dice confuso y mira a Vincent, el pelirrojo—Quería que me acercaras a un lugar, amigo.—dice y yo miro a Vincent que sonríe y asiente.

—Emm... yo mejor camino a casa.— digo dando la vuelta.

—¿Tan asocial eres?— pregunta el rubio, lo miro.

—¿Aún no sabes quién soy?— pregunto, aquí se supone que los rumores e historias de cada alumno se saben según pisas la puerta del instituto.

—La friki, la loba solitaria, la rara, la rechazada... cosas así, pero prefiero ver y creer que creer y no saber— dice encogiéndose de hombros.

—Pues sabrás perfectamente que si te ven conmigo la reputación de guay se te irá a la mierda— comentó

—¿Por que intentas hacer eso? En plan: alejar a la gente diciendo cosas malas de ti.— pregunta y lo miro confusa, tiene razón, siempre lo he hecho... la costumbre de escucharlo tanto, supongo.

Me quedo callada por primera vez en mi vida y le miro a los ojos, ya que mi mirada se desvió a su pelo con un mechón levantado como si fuera una antena.

—Parece una antena.—comentó señalando su cabello mientras me meto al coche, los chicos entran y el rubio se sienta a mi lado, en la parte de atrás del coche. —Y no, no se por que lo hago, solo para alejarme de la gente, es más fácil sobrellevar las cosas sola.— murmuro mirando la ventana.

—La gente normal diría que es mejor sobrellevar las cosas con la familia o con alguien— dice mientras le digo la dirección de mi casa a Vincent.

—Y se te olvida que no soy normal.— fijo mis ojos en los suyos de color caramelo.

—Hemos llegado.— rompe la burbuja que Peter y yo habíamos creado, abro la puerta y salgo.

—Gracias.— digo mirando al pelirrojo el asiente con una sonrisa.

—¿Mañana te puedo ver en el recreo?— pregunta Peter

—Si llegas a encontrarme— digo cerrando la puerta y pasando la calle para entrar a casa.

Según subo y cierro la puerta con mi pie mientras tiro la mochila junto a la isla la imagen del rubio de ojos distintos se me pasa por la cabeza.

Mierda...

"¿Te pasa lo mismo?"
"Jamas me arrepentiré de tenerte entre mis brazos."
"Intento sacarte de mi mente..."

Mierda, mierda y grandísima mierda. Tenía que acordarme de eso ahora, cuando estoy apunto de contestar su llamada.

—¿Quep?— digo como saludó mientras dejo el móvil en la pared y sirvo mi comida, para disimular, no le miro.

—¿Estas molesta?— pregunta y miro la pantalla, Ian está acostado en su cama, sin camisa como es costumbre.

—¿Que? No ¿debería estarlo?— respondo

—Es que me colgaste sin que me pudiera despedir.— dice y me rio

—¿En serio? Mira que los rumores hablan de que eres súper cruel, malo, y súper serio... creo que hablan de otra persona.— me burlo

—Eso es por que tu ves lo que oculto— rueda los ojos y me meto una cucharada de arroz con pollo en la boca.

—No me enfade, solo que el de física casi me pilla, ese señor es demasiado gruñón— explicó

—¿Y no te molesta que te hablara de mi ex?— pregunta y me rio mientras me siento en el taburete dejando el plato en la encimera.

—¿Por que debería hacerlo?—preguntó y antes de que responda agregó—Es una chica, Ian, a la que quisiste mucho, estoy aquí para que confíes en mi y me cuentes lo bueno y lo malo. Creo que ese grado de confianza la tenemos.—

—Mucha más.— agrega y sonrió.

—Iré a visitar a tu padre a las 6 más o menos, si quieres te llamo cuando esté allí.— comentó mientras como.

—Vale.— y veo como levanta la cabeza para ver algo encima del móvil, haciéndolo parecer tierno y sexy... putas hormonas de adolescente.

—¿Que hora es?— preguntó refiriéndome al lugar donde él está.

—Son las diez de la mañana.— dice

—Y apuesto a que te acabas de levantar— comentó y él sonríe de lado

—Como me conoces... pero es que mi tía no está y aprovecho, por que si fuera por ella me levantaba a las seis de la mañana— explica—Pero ahora se acabo la fiesta, por que acabo de escuchar la puerta.— dice levantándose rápidamente, yo me rio cuando tira el móvil a la cama y este se cae, luego veo la cara de Ian levantando el móvil y dejándolo en la cama.

Termino de comer y me doy la vuelta para lavar el plato y dejar todo limpio.

—Bonito culo— comenta y me doy la vuelta tras terminar de guardar todo.

—Horrible rostro— respondo como la vez que me dijo eso.—A veces esto me preocupa.— me rio—Esto es demasiada confianza.— digo sonriendo.

—Cuando estes en el hospital me llamas, pero ahora mi tía vendrá a regañarme.— dice

—Quiero ver eso– comentó burlona

—Me harías bromas con eso toda la vida, y si puedo evitarlo lo haré. Adiós, nena.—me guiña un ojo y una sonrisa que le llega a los ojos.

—Chao, Rubio—me despido, recojo la mochila y el móvil para ir a mi cuarto.

Al recordar las llamadas me hace gracia, por que parecemos una pareja, pero no lo somos, y ese es el grado de confianza que tenemos.

Jamas creí que tendría una amistad tan verdadera como la que tengo con Ian, y me da miedo perderle, pero confío en él, no me abandonará... no después de saber todo sobre mi... o casi todo.

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora