TEMPORAL

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CAPÍTULO 3

Vuelvo a clase y me pongo en mi sitio, muerdo la lapicera mientras veo como la gente se pone en equipos y veo a Ian entrar con el pelo húmedo, al mirarme tiene la intención de sentarse conmigo pero Will (el rey del instituto) lo llama, me mira a mi y luego a Will.

Ruego que se vaya, o al menos quiero creer que no ruego lo contrario, y así lo hace, se sienta con el grupo de guays, quedándome yo en el sitio sola como antes.

Muerdo suavemente la lapicera mientras me concentro en la gente que se junta en grupos, el profesor no ha venido así que es hora libre y como toda hora libre lo grupos de amigos se juntan para hablar.

Yo subo mi pies a la silla de adelante vacía, me cruzo un brazo para dejar mi otro brazo encima y poder morder la lapicera.

Saco mi cuaderno y los audífonos, me los coloco y pongo mi playlist, empiezo a dibujar cualquier cosa que me pasa por la mente pero siento una sensación rara, como de calidez, giro un poco mi cabeza y me doy cuenta de que Ian me estaba mirando.

Me quedo observándole, manteniéndole la mirada y él me guiña un ojo para luego volver a su conversación, confusa vuelvo a mi dibujo.

Miro el reloj y veo que faltan 40 minutos, el dolor de cabeza me está matando y el ruido que hace la clase no ayuda.

Saco mi móvil y le escribo un mensaje a Dereck de que me venga a recoger que no hay profesor y me duele la cabeza. Pero para mi mala suerte dice que no puede y le creo, cuando no viene por mi es por que realmente está ocupado.

Guardo mis cosas, me levanto y me voy, nadie lo nota excepto aquel rubio de ojos distintos.

Miro a cada lado del pasillo y está despejado, me dirijo a la puerta.  Y salgo de allí para atravesar el aparcamiento, caminaré a casa, no iré en autobús, se demora mucho y encima el ruido que hace me mataría la cabeza.

Me pongo la capucha por la brisa de otoño y el pequeño roce de agua. Las nubes se han puesto grises y se que si no llegó pronto a casa me mojaré completamente así que apresuro mi paso.

Suspiro tranquila al ver la calle vacía, sin ninguna persona y sin ningún coche. Busco las llaves en mi chaqueta pero no están.

Las habré guardado en la mochila...

Busco en la mochila pero no las encuentro, y esta vez busco en todos los bolsillos un poquito más desesperada, me doy por vencida al ver que no tengo nada en los bolsillos y al recordar que dejé las llaves en el casillero por que según yo iba a pasar antes de irme, jamas volveré a dejar las llaves en mi casillero.

Rendida me siento en el borde del pavimento y como es de esperar empieza a caer agua dejándome empapada a los pocos minutos.

Pongo la mochila entre las piernas y me entrengo mirando la calle y a golpear el suelo con toquecitos de mi pie y esperar a Dereck.

Escucho un gran rugido de una moto lo que me emociona, soy amante de las motos y reconozco el sonido de una buena, se que esta será una de las que me encantan. Espero paciente hasta que la moto se hace presente en la esquina, una hermosa Ducati Corsé negra mate, amo hasta el casco completamente negro que cubre todo el rostro.

Me sorprendo al ver que aparca en un hueco en frente del edificio. Ha dejado de llover y solo he quedado yo empapada como rastro de la lluvia, enamorada me quedo observando la moto.

Le diré a Dereck que si me quiere que me regale una moto... Nah ya se que me quiere pero intentar lo puedo hacer.

Me sorprendo al ver la persona que se oculta tras ese casco. Se pasa la mano por la cabellera rubia haciendo que parezca puro modelo de la portada de una revista.

Cuando me doy cuenta de que se acerca a mi me levanto y me pongo la mochila al hombro y como soy tonta me acercó a la puerta como si con mi mente pudiera abrir la puerta, cierro los ojos con fuerza cuando estoy en frente de la puerta y me he quedado sin opciones para escapar.

—Hola, loba— dice tras de mi sacando las llaves.

—Hola, rubio— digo fríamente y recuerdo que me dijo que vivía en frente de nosotros.

—Creo que te has mojado un poco— se burla y me cruzo de brazos.

—No ¿en serio?— digo irónica, él abre la puerta y deja que pase primero.—Gracias— digo con educación para empezar a subir los escalones hasta el cuarto.

—¿No subes en ascensor?— pregunta desde abajo.

—¿Tengo pinta de ir en ascensor?—pregunto e igual sone un poco, demasiado, grosera—Yo no subo en ascensor.— me giro y le veo allí en el principio de la escalera.

—Pues te acompaño— dice subiendo de dos en dos para alcanzarme rápidamente.

—Eres insoportable.— digo para empezar a subir seguida de él.

—Tu sabes mi nombre y yo el tuyo no, es injusto—dice

—Pues me imaginaba que te llamabas distinto, cara de Ian no tienes... no se, Ian es más nombre de chico bueno y amable e incluso de chico nerd.—

—Soy un chico bueno— dice y le miro con cara de: "No te lo crees ni tú"—Y amable..— se lo piensa un poco—Bueno no, eso si no.— acepta

—No eres ni bueno, ni amable y eres increíblemente insoportable.—

—Entomces ¿cara de Ian no tengo?— pregunta

—Tienes cara de El Brayan— digo burlona

—¿El brayan?—pregunta burlón

—Ian es de niño bueno, tú tienes tatuajes, un pircing y vendes droga.— recalcó cuando llegamos al cuarto piso.

—Pues ya ves, otro tipo de Ian— dice y me sigue hasta la puerta de mi casa, me quedo allí de pie mirándolo—¿Que?— pregunta.

—Estamos en frente de mi casa yo creo que deberías ir a la tuya.—comentó

—¿Y no me dirás tú nombre?— pregunta

—Aléjate de mi, ya te lo he dicho.— me siento en el suelo a esperar a que Dereck llegue.

—¿Que haces?— pregunta mirándome desde arriba

—Esperar a mi "novio"— hago las comillas en el aire. Ya sabe que es mi hermano pero supuso que era mi novio así que pues lo digo.

—¿Pero no era tu hermano?— pregunta confuso ruedo los ojos y bufo.

—Oye tanta maría te tiene mal.— digo y él abre la boca fingiendo indignación

—Yo solo la vendo, no la consumo— explica

—No creo que ni la hayas probado— digo y veo como se sienta a mi lado

—A ver, lo he probado pero no quiero engancharme.— dice poniendo las rodillas hacia él para dejar sus codos allí.

—¿A cuanto la vendes?— preguntó como por preguntar algo.

¿Desde cuando la necesidad de hablar?
No lo sé...

—A ti no te venderé— dice y le miro confusa y fingiendo indignación.

—Eso es discriminación, te recuerdo que se donde vives y que vendes.—

—Esto es temporal.— dice y fijó mi mirada en su perfil, una línea de luz le atraviesa el rostro haciéndolo parecer más interesante.

—Pensé que te habías mudado cien por cien— digo bajito

—¿Decepcionada?— pregunta fijando su vista en mi.

—¿Yo? Puf, si es mejor para mi, eres insoportable y no te soporto.— digo como si fuera lo más obvio.

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora