ESTO ESTÁ YENDO MUY LEJOS

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CAPÍTULO 21

No puedo dejar de pensar en el rubio, su rostro, su sonrisa, su olor, sus ojos de distinto color, su cabello rubio, sus tatuajes, sus músculos marcados, su actitud... todo lo que tenga relación con él, que me recuerde a él.

Una semana pasó desde que me beso en el cementerio, hemos fingido que no ha pasado nada, pero ese beso no deja de pasar en mi mente.

Nos hemos besado tantas veces, y se que no está bien, pero me gusta, me gusta que él me bese, lo que no me gusta es que mientras me besa a mi se folla a medio instituto. Esos son...¿celos? No, imposible, no puedo sentir eso, yo solo veo a Ian como un amigo ¿no?

Me paso las manos por la cara exasperada y me tiro en mi cama.

¿Que me pasa? Mierda, mierda... que salga de mi cabeza....

El móvil empieza sonar y lo cojo, me quedo helada al ver quien es: "Rubio"

¿Que hago? ¿Que hago?
Cógelo...

Lo cojo e intento calmar mis nervios.

¿Que me pasa?

—¿Que?— contestó fríamente lo que me confunde.

—Te has dejado el libro de historia me lo he encontrado en mi mochila, cuando hemos hecho las preguntas juntos.— explica

—¿Y?— preguntó

—Que me abras la puerta.— dice y confusa me levanto y voy a la puerta, cuando abro hay un sonriente Ian. Bajo el móvil de mi oreja.

—Parece que has visto un fantasma— se burla pasando directo a mi habitación.

—Como si fuera tu casa— ironizó cerrando la puerta.

—¿Estas bien?— pregunta y frunzo el ceño.

—¿Solo venias por el libro?—preguntó cerrando mi libro de dibujos, por que soy tan inteligente que tengo dos retratos de Ian sin camisa, con cada detalle al milímetro, su V marcada, su tableta y su pecho súper ejercitado...

—¿Que escondes?— pregunta burlón arrebatándome el libro, siento que el alma se baja a mi pies.

—Ian, te juro que te mato, devuélvamelo, de verdad, te juro que si lo miras me enfado— amenazo mientras salto para atrapar el libro que sostiene por encima de su cabeza, es mucho más alto que yo.

—Vamos a ver...— dice abriendo el libro por encima de su cabeza.

—¡Ian!— gritó mientras intentó atraparlo pero ya es tarde, ha visto sus retratos.

Mierda. Grandísima mierda.

Él me lo devuelve sin decir una palabra y yo estoy súper roja, dejo el libro en la mesa y enfadada cojo el libro de historia lo dejo de un golpe en la mesa.

—Yo... lo siento... pensé que era solo un juego, pero gracias por los retratos— dice siguiéndome al salón

—Te dije que no— digo entre dientes.

—Oh vamos, no te enfades.— ruega

—Sabes que odio que cojan mis cosas.— gruño sirviendo un vaso de agua.

Su presencia me pone nerviosa, pero me agrada.

—¿Te pasa lo mismo?—pregunta y lo miro confusa.

—¿Que?— preguntó

—Intentó sacarte de mi mente follando con otras, pero cada vez que lo hago solo me puedo imaginar que eres tú..— me coge de la cintura y mis manos van directas a su nuca para enredar mis dedos en su pelo.

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora