EPÍLOGO

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Camino por los vacíos pasillos del instituto, como siempre llegando la última.

Toca plástica, y la melancolía me llena al ver el sitio de mi lado vacío, él ya no volverá. Y creo que es mejor así, así podré volver a ser yo... la fría y la borde con coraza de hierro, él me salvó la vida cuando me protegió con su cuerpo en la caída.

Lo recordé ayer... ayer soñé con eso...

"Salimos volando pero siento las manos de Ian en mi cintura pegándome a él, haciéndose un ovillo contra mí para protegerme del impacto con su cuerpo, caemos al suelo, solo siento el cuerpo de Ian debajo de mi y luego salgo despedida hacia otro lado... lejos de él, la oscuridad me consume mientras veo a Ian en el suelo, inconsciente."

Me salvo la vida, el chico de ojos de distinto color, el rubio, el badboy, en el que confíe tanto que me destrozo. Y aunque le duela aceptarlo... lo sigo amando a pesar de mis intentos en odiarlo..

Joder, siempre serás mi recuerdo favorito, aquello que tuve un ratito de mi vida, y adoré a cada instante, aquello que me que me quitaba el sueño por las noches y que me dejaba una sonrisa inigualable, aquello que ya perdí...

Por que lo decidí así, por que él lo decidió así.

En plástica nos mandan a hacer un retrato y como soy masoquista de cojones pues hago el retrato de Ian, una imagen que tengo grabada a fuego en mi mente, él en mi cama mirándome mientras yo doy vueltas en la silla del escritorio, mirándome con ese brillo en sus ojos que tanto adoro, como se muerde su arito de metal cada vez que quiere reírse de mi.

Me paso las dos horas de plástica dibujando sin parar, en el centro de la hoja el retrato de la cama y al rededor pequeños retratos de cada a momento juntos... 

Antes de que el timbre suene firmó mi dibujo y por detrás coloco en una hermosa caligrafía: "Eres y serás el adiós más triste de mi vida".

Quiero cerrar este círculo y me lo propondré.

Dejo el dibujo en la mesa del maestro y el timbre suena para que yo pueda salir la primera.

Camino hacia las gradas y me coloco los audífonos, suena una canción de diamante eléctrico que me gusta bastante llamada "A veces".

Mirando el paisaje apoyó los codos en la grada de atrás y estiro mis piernas .

—Yo quiero creer y otras veces ver el mundo arder— canto en un murmullo cerrando los ojos y disfrutando la canción, lo único que me hace olvidar el enorme caos interior que tengo.

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TRES MESES DESPUÉS

—¿Hoy que toca? Pintar el salón y terminamos ¿no? — preguntó mientras dejó la mochila en el suelo.

—Si, eso y terminamos.— dice Jon con una sonrisa.

Suspiro y veo el cambio de la casa, ya no es tan fría, las grietas no se ven el suelo lo remodelamos al igual que todo, y me entretuve un poco más en la habitación de Ian, la humedad del techo despareció con algunos trucos que me dieron y todo se ve mucho más amplio y limpio, se ve como un hogar...

Nos ponemos manos a la obra y terminamos cuando el sol se oculta, salimos al patio a recibir el aire fresco esperando a que la pintura se seque.

—Sigo sin entender por qué sigues conmigo, aquí...— comenta Jon.

—Por que le hice una promesa a Ian, y pese al daño que nos causó la cumpliré.—

—Lo hizo por nosotros...— murmura Jon y suspiro resignada.

—Ya te lo he dicho, Jon: si tú quieres creer eso estás en tu derecho, pero yo ya no le daré esperanzas a su hijo, no quiero ilusionarme. Jon, te has convertido como en mi padre, juntos hemos salido Del Pozo del alcohol, hemos renovado la casa, hemos trabajando duro sin su hijo para sacar todo adelante. Elizabeth estaría muy orgullosa de usted, Jon.—

—Elizabeth está protegiendo a Ian donde quiera que esté— dice

—¡Joder! ¿Por que lo defiende? Nos abandonó, a ambos.— digo exasperada

—Entiendo tu furia y tu dolor, Alaska, pero Ian es mi hijo y confío en él, nos ha mantenido a flote durante diez años, él es un buen chico, a veces se equivoca pero lo hace pensando en lo mejor para los demás.— dice calmándome

—Lo se, lo siento, solo...—

—Es lo que piensas.— me interrumpe, su mano se posa encima de la mía como un acto paterno, Jon se ha convertido en mi padre sin darme cuenta, el padre de mi ex-novio se convirtió en el mío.

—Lo siento, Jon, se que es tu hijo...— intento disculparme

—No te disculpes por decir lo que piensas, eso es lo que me gusta de ti. Eres como mi segunda hija, Alaska, me has ayudado mucho, te lo agradezco.— dice Jon.

—No es necesario.—

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¿Volverá algún día?
Deberías dejar de hacerme pensar en eso, conciencia. Lo quiero olvidar, quiero pasar pagina, así mi corazón se quede en la anterior.

Sonrió cuando nos encontramos todos sentados en el suelo frente al árbol de navidad, ninguna navidad se había sentido como esta: tan llena de alegría con cuatro personas, como una familia.

—Para ti, Dek— digo empezando a repartir regalos.

Le repartí a cada uno uno por parte Mía, luego Dereck, que me regala un hermoso collar con un Yin Yang, Jon me regala un peluche de perro gigante y Has me regala una hermosa fotografía enmarcada del hermoso paisaje de la ciudad visto desde una azotea.

Pero hay cuatro regalos más que me sorprenden, me acerco a una de las cajas.

Para: Jon.
De:Ian.

Se lo entrego a Jon, y las otras dos cajas son ora Has y Dereck ¿por que hay un regalo de Ian en nuestro árbol? Hace tres meses no sabíamos nada de él, las deudas que tenia aquí las pagamos entre Jon y yo, arreglamos todo como una vez se lo prometí, pero él nunca regresó para ver mi promesa cumplida.

Y me quedo congelada al ver una caja con mi nombre y el de Ian, me quedo atónita y sin saber que hacer solo lo dejo entre mis manos leyendo una y otra vez su nombre.

—No lo puedo abrir, lo siento.— me levanto con la caja entre las manos y lo llevo a mi habitación para dejarlo en una esquina de mi habitación. Vuelvo al salón y finjo como si no me hubiese afectado ver el nombre de Ian.

¿Por que me afecta tanto? Ya hace tres meses se fue, hace uno se supone que lo supere ¿no?
Soy una patética debilucha, que no ha superado al chico que le rompió el corazón, por que por más que me convenza a mi misma de que lo odio, no puedo, no puedo odiarlo y, muy en el fondo, una pequeña parte de mi le seguirá esperando con la esperanza de recuperar el primer amor.

FIN

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora