¿CONFIAR?

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CAPÍTULO 13

Siento algo calentito a mi lado y lo abrazo fuerte, pienso que es la almohada con la que suelo dormir abrazada, así que la abrazo más y acurruco mi cara en una parte que se siente como un agujerito hecho a mi medida.

Pero este huele a miel... huele delicioso y reconozco ese olor, abro los ojos de golpe y veo a un sonriente Ian despierto mirando el móvil mientras yo le abrazo, mi cabeza antes estaba en el hueco de su hombro y cuello, una de mis piernas la tengo encima de las suyas, siento mi cara arder y me separo de él.

—He dormido bastante bien a pesar de que casi me aplastas.—dice y me sonrojo más.

—Yo... yo suelo dormir abrazada a una almohada, creí que eras mi almohada.—me excusó

—Oh, soy mucho mejor que una almohada.— dice

—¿Que hora es?— preguntó para cambiar de tema.

—Las 11 de la noche.—

—¿Tanto he dormido?— preguntó

—Tu has dormido casi 8 horas y yo solo 6—

—¿Me has aguantado abrazándote por dos horas?— preguntó

—Tampoco es tan molesto...—

—¿Quieres que te ayude a organizar esto? Es que no soporto ver desorden...—

—Venga vale— nos sentamos juntos en el suelo mientras deshacemos las cajas, veo unas gafas de sol y no dudo en colocármelas.—No las rompas, son de marca—dice y le saco la lengua.

—Oh, vamos, no soy una niña que rompe lo que ve—me quejo mientras subo las gafas a mi cabeza, saco mas cosas, una lámpara de lava, me levanto a dejarla sobre su mesa—Tienes hasta peces—digo señalando la pecera con peces en su interior, dejo las gafas y el me pasa dos fotografías para que las deje junto a la lámpara, dejo una y me fijo en la otra.

Un niño rubio, demasiado rubio, un hombre parecido a Ian pero mayor, y una linda peli negra con el pelo hasta el hombro, todos tiene una sonrisa enorme, el niño tiene un brillo inigualable de felicidad... no puedo creer que ese niño sea Ian, su mirada es tan distinta, tan apagada...

—Era una bonita familia—comenta y lo siento a mi espalda, su calor corporal tras de mi, tan pegado a mi, me genera un hormigueo en todo mi cuerpo.

—¿Era pelinegra como es que eres tan rubio?—pregunto dejando la foto.

—Los genes de mi padre ganaron, supongo.— dice y ya no lo siento tras de mi, veo como organiza su ropa y en la caja fuerte mete las bolsas con el producto que vende.

—Cuando dijiste que te recordaba a alguien...¿Era a ella?—pregunto casi en un susurro.

—Preguntas mucho, nena—dice sin mirarme.

—Tengo hambre, pero no quiero salir—me siento en el borde de la cama mirando al rubio organizando. Acerco la caja que me tocaba y empiezo a sacar murales de marvel.—Amo—comento al ver un mural solo de capitán América.

—¿Steve Rogers? Prefiero a la viuda o a la bruja escarlata—dice

—Dijo el que tiene un cartel con solo capitán América.— digo y me subo en la cama—Aunque también me gusta la viuda negra, más cuando hace eso de caer— me pongo como la viuda negra y lanzo mi cabello hacia atrás como si fuera ella en la película, Ian me mira y estallamos en carcajadas.—Vale, demasiado vergonzoso, pero fue increíble—digo recuperando el aire.

—Eres edición limitada, mira que creía que eras una persona súper aburrida.—dice y sonrió de lado.

—Solo me muestro como soy cuando me siento segura, es decir, casi nunca—comento sin pensar.

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora