VUELTA A CASA

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CAPÍTULO 5

—Alaska— grita Ian tras de mi, me giro furiosa hacia él, veo una nueva herida en su labio y se que se ha peleado antes de salir.

—¿¡Que?! ¿Que cojones quieres? Al principio estabas con la idea de querer conocerme y de repente te pregunto que hiciste y me dices que me aleje. ¡Pues vale!, me alejo, estoy acostumbrada a que me echen pero creí que al menos habría una sola persona en el mundo que intentaría acercarse a mi y que no sea mi hermano.— gritó hecha una furia—Me voy, aléjate de mi y vete a la puta mierda.— le doy con fuerza las llaves en su pecho, él las coge y yo empiezo a caminar hacia casa.

¿Que acabo de decir?
Lo que realmente sentías. Querías que fuera tu amigo, que te intentará conocerte y que por primera vez no te rechazaran.
Y fue un error, una gran tontería, conciencia.

—¿A donde vas?— pregunta tras de mi, lo único que hago es levantar la mano con el dedo corazón en medio.

Acelero un poco el paso y volteo por una calle,  una calle vacía y oscura, apresuro el paso pero volteo por una calle  y al verla se que no es por donde hemos venido.

Genial, me he perdido.

Me meto las manos al bolsillo e intento volver sobre mis pasos. La cara de Ian me viene a la mente y una oleada de furia me recorre, le quiero pegar un puñetazo...

Cierro y abro mi puño para tranquilizarme, lo último que necesito es cabrearme, estoy perdida y necesito volver a casa.

Encuentro la casa de la fiesta y se que si pienso bien volveré a casa.

Me siento un momento en el pavimento para buscar la dirección de mi casa en el GPS para poder volver a casa.

Y el muy gilipollas ni siquiera me busco por si me habría perdido o algo.

¿Y esperanzas tenías?

Al encontrar la ruta hacia mi casa emprendo el camino, en moto eran 15 minutos así que caminando son como 20, más o menos.

Con la guía de mi móvil llego a casa y como soy inteligente tampoco tengo llaves.

—Mira que soy gilipollas.— digo presionado el puente de mi nariz con el índice y pulgar.

Timbró un par de veces pero nadie me contesta y recuerdo que Dereck se fue con Has (Su compañera de fotografía, una chica muy amable y cariñosa.)

Miro la hora y son las 11:36, se que no vendrá a casa y como la inteligencia desborda de mi no tengo llaves.

Escucho un rugido de un motor de una Ducati Corsé, no volteo a ver.

—Te estaba buscando— dice al llegar a mi lado, no le miro, no le miraré. Él abre la puerta y yo subo como si tuviera las llaves de arriba.

—No tienes llaves, ¿que pretendes? ¿Dormir ahí?— dice llegando y poniéndose delante de mi.

No el respondo solo me quedo ahí y me siento en el suelo como esta tarde.

—¿No me hablaras?— pregunta y no le miro ni le hablo, parece muy infantil, lo sé, pero no se como reaccionar, creí que sería mi amigo e intenté ser amable pero siempre termina igual.

—Oh vamos, Wolf, tu hermano no vendrá y no tienes llaves.—

—¿Como estas tan seguro de que no vendrá?— preguntó borde

—Por que te habría abierto la puerta.— dice y se que tiene razón.—Vale, allá tú.—dice abriendo la puerta de su piso.

No pienso quedarme aquí toda la noche...

—¿Y que pretendes?— preguntó a la defensiva.

—Que no estes ahí toda la noche.— dice como si fuera obvio. Me levanto del suelo y entro a su casa, igual que la mía.—No hagas ruido la dueña estará descansando.— dice me coge de la muñeca y me lleva a su habitación.—No me dejan traer chicas así que tienes que ocultarte.—

—¿El fuckboy ocultando a una chica? Creí que eras el tipo malo, rudo y sexy de los libros.— me siento en la cama.

—Sabes que soy todo eso, solo me estoy mostrando un poquito más contigo.—

—¿Por que?—

—Por que quiero ser tu amigo—

—Hablo el chico que hace una hora me estaba diciendo que me alejara, lo haré de eso no tengas dudas. Mañana olvidemos todo esto, tú te alejas de mi haces tu vida y yo sigo con la mía.— cojo las mantas que deja en la cama y las tiendo en el suelo, no dice nada y doy el trato por zanjado.

—Tu duermes en la cama— dice al ver lo que hago.

—No voy a quitarte tu cama—digo

—Pues duerme conmigo pero no dejare que duermas en el suelo— dice

—Que caballeroso— digo con fastidio para luego acostarme en la cama y tapándome con las mantas.

Aún no siento su peso y cometo el error de mirarle, no tiene camisa y solo tiene un pantalón corto negro, me giro rápidamente y cierro los ojos, siento su peso a mi lado.

—Burbuja personal...—

—XXL—termina por mi, me giro para mirar el techo.

—¿Quien te hizo tanto daño?— pregunta tras unos minutos de silencio, me tenso ante su pregunta.

—Nadie.— respondo fríamente y creo que debería haberme hecho la dormida.

—No te creo.— dice y giro mi cabeza para encontrarme con que él que ya me miraba.

—No te rayes, ya me alejare.— digo.

—¿Por que te empeñas tanto en alejarte?— pregunta

—¿Por que te dedicas a vender droga?— respondo con una pregunta, me mira analizando su respuesta.

—Vale, me callo.— dice y vuelvo mi vista al techo oscuro.—¿No prefieres cambiarte, nena?—

—¿Nena?— bufo—¿Me dejarás una de tus camisas?— preguntó burlona.

Siento como se levanta de la cama y me tira una camisa gris a la cara.

—Es de la pijama, no me la pongo.— dice y la cojo para salir de la cama, veo como se sienta en la cama apoyando su espalda en la pared y mirándome.

—No pienso cambiarme contigo mirando— digo en frente de la cama.

—He visto, tocado y comido todo lo que tiene una chica ¿que más da?— hago una cara de asco al recibir tanta información.

—Ya bueno, pero mi cuerpo no será otro para ver— me cruzo de brazos él suspira dándose cuenta de que no me rendiré, cierra los ojos.

Empiezo quitándome la camisa pero veo que Ian abre un ojo le lanzo mi top a la cara y me pongo la camisa que me queda debajo del trasero, él ríe un poco y yo le lanzo una almohada a su entrepierna, este se queja y luego se quita el top de la cara.

—Deja de intentar mirar, puto pervertido— regaño mientras me quito el pantalón para tirarlo junto a las zapatillas y chaqueta.
—¿Podrías dejar de mirarme como si fuera un pedazo de carne a la BBQ?— digo metiéndome en la cama.

—Hasta mañana, Wolf.— dice apagando las luces.

—Hasta nunca, Macolley.— respondo con la intención de mañana alejarme de él para siempre y volver a mi vida normal y aburrida.

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora