DIOS, WOLF

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CAPÍTULO 19

—Iré hoy al hospital ¿me acompañas?—Pregunta saliendo tras de mi.

—Sabes que si, pero después del entrenamiento, ahora tengo que ir— digo atravesando el campus.

—¿Puedo quedarme?—pregunta y os juro que no se por que los rumores son tan falsos, se rumorea que Ian es una gran máquina destructiva, el más deseado por todas las chicas, el que folla bien en la cama, el tío más bueno del instituto, el mayor que está súper hot...

A ver, todos los rumores son casi ciertos, creo, no se como folla así que pues nada, pero ¿lo de la máquina destructiva y el bravucón? ¿De donde sale eso? si es que le miro y parece uno de estos peluches tiernos con ojos gigantes.

—Eres un puto pesado— respondo mientras él tira de mi brazo para que le preste atención.

—¿Eso es un si?— pregunta

—No se si el entrenador te dejará, pero te juro que si llegas a decir algo sobre mi a todo el equipo te asesino, Macolley.—digo

—Oh, vamos, si es que eres la fría y ruda y loba solitaria ¿como me van a creer?—

—Eres una influencia de guays, te creerán.— digo lanzándole mi mochila y cogiendo el saco deportivo.—Tu te quedas ahí y yo me alistaré—

—¿Te ayudó a cambiarte?—pregunta con una sonrisa de Fuckboy

–A veces creo que esta amistad va muy lejos— digo mientras le fulmino con la mirada cuando intenta ir tras de mi, se vuelve a sentar y yo me cambio para salir la primera.

Nadie ha llegado así que solo estamos Macolley y yo.

—Calentemos— le tiro un balón

—Tengo una mejor idea para calentar— ruedo los ojos ante su respuesta

—¿Sabes jugar? O ¿no?— preguntó

—Un poco— lanza el balón de dedos, contestó de brazos y él responde elevando el balón, no apartó la vista del balón y corro a salvarlo, pero el problema es que el tarado de Ian no se mueve.

Salto para esquivar a Ian pero el muy cabron se queda mirándome y yo termino encima de él. Nuestras narices casi pegadas y nuestra respiración agitada mezclándose.

—Ian, eres un capullo.— es lo único que sale de mi boca, él sonríe de lado y me coge de la cintura para girar y yo quedar debajo de él.

—Te puedo enseñar a jugar a un juego.— dice con la voz ronca.

—Ian– advierto nerviosa ante su mano en la parte trasera de mi muslo desnudo, sube poco a poco su mano hasta pasar a mi espalda debajo de la camisa. 

—Dios, Wolf— gruñe e instantáneamente enredo los dedos en su cabello y lo atraigo a mi para besarlo.—Nena..— gruñe cuando muerdo su pircing y tiro un poco de él.

—Esto.. esto no está bien.— le empujó haciendo que caiga a mi lado y yo me levante, mi corazón esta a mil, la electricidad de su roce sigue como si estuviera todavía tocándome, las hormigas en mi estómago son insoportables. —No he tenido ningún amigo en mi vida pero se que los amigos no se besan.— digo nerviosa

—Alaska—Llaman tras de mi y me giro rápidamente para ver al pelirrojo que fue mi pareja el entrenamiento pasado.—Por fin vienes—

—Fallos técnicos, ya está aquí—responde Ian levantándose del suelo.

—Solo falte el entrenamiento pasado—digo cogiendo el balón junto a mi.

—¿Quien eres?—pregunta el pelirrojo al rubio.

—Nadie—

—Su novio—

Respondemos al unísono y lo miro entre alarmada, furiosa y confusa

—¿Que?—preguntamos el pelirrojo y yo al unísono

—Es broma, no soy nadie—dice y se da a vuelta para sentarse en el suelo.

¿Que cojones acaba de pasar?
No lo se pero tu corazón esta muy emocionado.
Tu corazón es él mío.
Que lindo, que se note la ironía conciencia.

Entrenamos cuando llega todo el mundo, pero las chicas no dejan de cuchichear y reír mientras miran a Ian, ruedo los ojos cuando una de las chicas deja caer el balón por estar mirando a Ian que está concentrado en su móvil.

—Se acabó, estáis demasiado desconcentradas—dice el entrenador, me acerco a Ian y le doy una suave patada en en la pierna para que me mire.

—Tu presencia las distrae— comentó aburrida

—¿Y a ti no?— pregunta como badboy

—Eres el insoportable que soportó desde el primer día.— digo obvia.—Cuando salgan todas me ducharé.— aviso para que si se quiere ir que se vaya.

—¿Y te puedo acompañar?— pregunta acercándose a mi cuello.

—Estas hoy un poquito muy raro— digo alejándolo, su cercanía me vuelve loca y me entran nervios que me emocionan.

¿Que cojones me pasa?

—Es solo que estoy estresado— dice echándose hacia atrás.

—Tu padre está bien y tu estarás bien, eres fuerte, rubio— digo para alentarlo

—Mi vida es una mierda— dice con melancolía

—No lo es— digo y me mira—Me tienes a mi— digo en broma y reímos. —Mentiras, no se que decir, la verdad.— digo

—Necesito llevarte a un sitio, ve a ducharte.— dice cuando todas salen en grupo mirando sin disimular al rubio a mi lado.

—Demasiadas admiradoras— susurro para Ian que bufa, la atención le gusta pero cuando no está de humor le molesta.

Me ducho rápido pra colocarme la ropa de antes, un jean negro con dos agujeros pequeños en las rodillas, un top cubierto por una sudadera ancha de color vino.

Al salir Ian se levanta y sale corriendo de las chicas. Viene hacia mí con mi mochila en su hombro, me coge de la mano y salimos de allí.

—Me estaban agobiando— suspira mientras subimos los escalones hacia el interior del instituto, guardo la mochila deportiva en el casillero como quepa.

—¿Adonde vamos?— preguntó y él sonríe de lado.

—Te mostrare algo importante para mi, quiero que confíes en mi y necesito que veas esto.— dice mientras salimos.

—Si no te has enterado eres la segunda persona en la que más confío, la primera es mi hermano.— aclaro subiéndome tras él.

—Pero aún no se tu pasado y tú el mío si— dice

—No hay nada interesante— respondo un poco borde, dando a entender como que si hay algo detrás.

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora