COLAPSO

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CAPÍTULO 8

Las últimas tres horas las paso como era costumbre antes de que llegara el rubio: sola. Veo como el chico de ojos distintos se sienta las tres horas lejos de mi.

Al salir del instituto veo el coche de mi hermano y camino hacia allí.

—Hoy tengo entrenamiento.— digo cuando llego

—¿No es por la tarde?— pregunta

—Lo han cambiado, ahora es como una hora extra de instituto.— busco en el baúl.—Dime que tienes la bolsa deportiva que nunca saco...— y encuentro la bolsa de deporte de la que hablaba donde está mi ropa de entrenamiento.

Saco las llaves de mi otra mochila, las dejo en la silla del copiloto.

—Nos vemos en casa, si es que estás.— me despido y él se despide con la mano.

Últimamente siento que nos hemos distanciado, desde que salió del instituto ya nos hemos alejado y algo se siente distinto lo que me duele...

Cruzo las gradas y entro al edificio grande con varias funciones, incluso tiene para entrenar basket y hockey, aparte del voley.

Entro a los vestuarios y me cambio, me pongo un pantalón corto negro, una camisa larga de color verde militar y las rodilleras para voley.

Dejo mi bolsa con la ropa de recambio y la guardo en el casillero que hay, salgo de allí y el equipo ya está estirando.

Me acercó al que supongo será el entrenador.

—El primer entrenamiento no pude venir, lo siento, me llamo Alaska.— digo y el señor se ve amable, con una sonrisa asiente.

—Vale, señorita Wolf espero que sea buena.— dice y asiento.—¡Bueno chicas! Empezamos de dos en dos a tocar.— ordena y veo que un chico pelirrojo sale con rodilleras de voley.

—He llegado, lo siento— dice al llegar a nuestro lado.

—Perfecto, te pones con Alaska, tocar de dedos y brazos.— dice para luego alejarse y mirar el resto del equipo, veo que a las demás chicas se les da bastante bien.

—¿Hay chicos?— preguntó

—Si, el único soy yo— dice sonriente cogiendo un balón, asiento y me hago un moño mal hecho.

Empezamos a dar toques y me tiro un par de veces para salvar el balón, salto para dar de dedos y no lo dejamos caer hasta que el entrenador dice que paremos.

—Equipos de seis y veamos como sois en campo.— dice y nos dividimos, somos doce así que bien, me coloco en el seis, es decir, en el medio.

Flexiono las rodillas y coloco mis manos en las rodillas para esperar el saque del otro equipo.  Me concentro y veo que el balón viene directo a mi.

—MIO—digo mientras doy un paso atrás, junto mis brazos y levanto el balón para que el pelirrojo lo coloque y una chica de pelo castaño de un remate, el otro equipo da dos toques, el tercero un remate, me flexiono más y recibo el remate casi en el suelo, una chica contesta pero el balón va hacia atrás, corro hacia al lado de atrás casi en la pista de Hockey y paso hacia atrás con un fuerte golpe para que llegue al otro campo y hago punto.

Pongo mis manos sobre el vidrio que rodea la pista o cancha de Hockey, vuelvo a mi sitio y el pelirrojo me mira con una sonrisa.

—Ha sido genial.—comenta y no se que contestar, solo asiento y vuelvo mi concentración al partido, al igual que el chico.

Entrenamos un poco más hasta que son las 4:00 voy a los vestuarios y me doy una ducha rápida para ponerme la ropa de antes y guardar la deportiva en la bolsa.

MIEL Y TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora