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—¿Puedo sentarme aquí? —los cuatro levantaron la vista al mismo tiempo, sorprendidos por la intromisión de un extraño

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—¿Puedo sentarme aquí? —los cuatro levantaron la vista al mismo tiempo, sorprendidos por la intromisión de un extraño. Darcy se encontró con el rostro sonriente de Roman Crosswall, un chico que conocía de la escuela, pero con quien jamás había hablado.

Eso era algo que le pasaba con casi todos en ese campamento.

—No lo sé ¿Puedes? —Tiffany fue la primera en responder, Aaron, a su lado parecía demasiado embobado como para decir cualquier cosa. Darcy sabía que a Aaron, Roman le parecía malditamente guapo, era la razón por la que conocía su cara.

—No tengo idea, por eso estoy pidiendo su permiso —inquirió, sin dejarse amedrentar. Tiffany soltó un resoplido.

—Trae tu propia silla —dijo, sin más. Aquello era un "sí, puedes sentarte, pero no esperes que sea amable contigo". A Darcy le pareció extraño, por lo general Tiffany no era una chica mala, así que su actitud en esos momentos fue desconcertante. De inmediato hizo que subiera la guardia.

Roman no se quejó, puso su bandeja en la mesa y arrastró una silla de otro lado, sentándose justo entre Tiffany y Maxine.

—¿Qué tal las clases? —preguntó, comenzando a jugar con la comida. El chico tenía un hoyuelo tan profundo en la mejilla derecha que se le marcaba al hablar. Nadie respondió, hubo un intercambio de miradas, no estaban seguros de a quién se dirigía al hablar o si era una pregunta para todos.

Normalmente era Tiffany quien siempre tomaba la iniciativa con los extraños, pero esta vez permaneció callada. Darcy la miró, la chica estaba comiendo con una expresión obstinada en el rostro, mientras que Maxine pareció hundirse en su propio mundo, como si su mente tuviera procesos más importantes a realizar fuera de aquella charla insustancial, probablemente así era, y, por último, Aaron se veía todavía muy impresionado con el hecho de que Roman estuviera sentado a con ellos. Pobrecito.

Suspiró.

—Están bien, pero es un poco difícil seguirle el paso a los demás —lo dijo girándose en su lugar para mirarlo a los ojos. Sabía la opinión que la mayoría tenía sobre su estadía en el campamento, así que supuso que era una buena manera de evaluar al chico. Ella no quería sentarse con imbéciles.

Tiffany se detuvo un momento, la miró y sonrió, luego continuó comiendo.

—Me imagino... —Roman titubeó al responder, parecía desinteresado, pero también cauteloso. Él se quedó un momento en silencio antes de girarse hacia Maxine, dedicándole una de sus mejores sonrisas—. Supongo que tú no tendrás mayor problema, al menos no cómo el resto de nosotros los mortales ¿Ya has escogido un grupo de estudio?.

Red flag. Darcy levantó una ceja, demasiado directo.

Maxine no le respondió de inmediato, parecía haber tardado en darse cuenta que estaban hablando con ella, aunque la realidad era que no había logrado encontrar una excusa para escapar de aquella plática.

—No estoy en ningún grupo, me va mejor sola —respondió, todavía concentrada en su plato de comida.

—¿Por qué? —él continuó mirándola de forma insistente mientras sonreía. Había algo en su expresión que lo hacía parecer sumamente cálido, Darcy pensaba que se debía a la manera en que entrecerraba los ojos.

De todas formas, eso sólo quería decir que tenía una sonrisa bonita.

—No estoy en ningún grupo porque me va mejor sola —repitió Max, poniendo énfasis en cada palabra al hablar, como si estuviera recitando el abecedario a un niño pequeño. Darcy trató de suprimir la impresión que le causó aquella respuesta y Tiffany soltó una risita que no se molestó en disimular. Aaron seguía fuera de órbita.

—Claro, que tonto —dijo, como si la respuesta no le hubiera afectado—. Estoy seguro de que los mortales atrasamos tu aprendizaje —en esa última frase sí que se le notó un poco de fastidio en la voz.

Darcy frunció el ceño mirándolo varios segundos. A pesar de su apariencia amable y de tener el tipo de rostro que agradaba a primera vista, no le cayó bien.

Ella notaba cosas de la gente que otros no, se trataba de un sentimiento instintivo que le decía cuando alguien traería problemas en el futuro si no le paraban los pies. Roman era de esos.

—Todos aprendemos a nuestro propio ritmo —Maxine no negó la aseveración del muchacho. No iba a disculparse por herir su sensibilidad, no con Roman Crosswall.

El chico le sonrió, una sonrisa plana, mucho menos amable que al principio.

—Disculpen —dijo, levantándose de la mesa, tomando su bandeja de comida.

Darcy lo miró y supo de inmediato lo que pretendía hacer. Roman dio un paso de forma aparentemente distraída y chocó contra la silla de Maxine, dejando caer la bandeja sobre ella. Sin embargo, Darcy ya había tirado de la chica, casi arrancándola de su lugar.

La silla chirrió cuando las patas hicieron fricción al moverse, algo de comida y agua alcanzó a embarrarse en la pierna de Maxine, pero el movimiento brusco hizo que Roman realmente se tropezara. No fue una caída estrepitosa, consiguió sostenerse con las manos y quedó parcialmente hincado, pero de todas formas llamó la atención de todos los presentes, que se giraron sorprendidos.

Algunas personas sonrieron, pero aquellas expresiones estaban a medio camino cuando dos de las macetas que colgaban del techo en medio de la cafetería explotaron, derramando tierra y hojas sobre el muchacho, que cerró los ojos en un gesto reflejo.

Exclamaciones. Todo el mundo miró sorprendido la escena, incluso Tiffany dejó caer su tenedor al ver a Roman cubierto de tierra. Algunos pedazos de cerámica también le golpearon la espalda.

—¡Mierda! —espetó el muchacho, poniéndose en pie tan rápido cómo pudo. Su cara estaba roja de ira, él las miró un instante, parecía dispuesto a arremeter contra ellas, entonces Aaron se levantó. Ambos eran más o menos de la misma altura, pero Aaron era mucho más atlético. Roman pareció considerarlo un instante y luego llegó a la conclusión de que no valía la pena.

Darcy sintió un escalofrío conocido, al tiempo que veía cómo el muchacho atravesaba a una impasible Anabeth. Los ojos de la fantasma estaban perdidos, su piel gris, tenía bolsas oscuras bajo los ojos y cuando Roman se alejó, llevaba detrás de sí una extraña aura negra.

Ella miró la tierra en el suelo ¿Aquello habría sido obra de su abuela?

Ella miró la tierra en el suelo ¿Aquello habría sido obra de su abuela?

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Gente, ya hay capítulo nuevo. Recuerden, las actualizaciones serán todos los lunes, para que estén atentos y cualquier anuncio se hará por Instagram <3 ¡Saludos! 

El talento de Miss Darcy (Libro 1 y 2) (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora