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Había que cruzar una arboleda antes de llegar al lago

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Había que cruzar una arboleda antes de llegar al lago. Esta se extendía como una cortina separando el terreno en dos, así que tenías que caminar un poco para poder ver con claridad hacia el otro lado. Darcy avanzó con tranquilidad, escuchando el canto de los pájaros y los insectos que pululaban a los alrededores, los piquetes de mosquitos eran una pesadilla para los campistas, pero no era nada que un poco de repelente no pudiera arreglar.

De todas formas, en ese momento había otra cosa que le importaba mucho más: Maxine Reed.

Alguien le dijo que la chica se había ido por ahí. Darcy fue a buscarla cuando Aaron y Tiffany se durmieron, así que decidió aprovechar para pasar el rato con ella. Había pensado mucho en Maxine y en el asunto de la abuela la última noche, sin embargo, no pudo más que sacar algunas conclusiones y teorías sin sentido. Lo que más se asemejaba a una especulación real era pensar que quizás ella fuera familiar de alguien a quien Anabeth conoció, sin embargo, eso tampoco era una certeza.

Suspiró, tratando de descubrir alguna manera de acercarse a ella sin ser una creepy total. El problema de hablar con una chica inteligente era que encontraba rápidamente la trampa en sus palabras. Ella estaba muy familiarizada con las personas perspicaces, Tiffany, por ejemplo, analizaba las oraciones con una rapidez asombrosa y notaba enseguida cuando se contradecían.

—No puedes mentirme —le aseguró en alguna ocasión—. Al menos no te atrevas a hacerlo si no puedes memorizar una buena historia.

Lo mismo pasaba con Max, quien parecía escuchar cada punto y coma, la miraba atentamente al hablar y se daba cuenta de cada temblor en su voz. Una sonrisa se le escapó de los labios y se asomó hacia el lago cuando la línea de árboles se acabó. Había un espacio considerable de pasto bien cuidado alrededor, algunas bancas aquí y allá, también un pequeño muelle con balsas. Era el tipo de escena que ves en las películas estadounidenses.

"Las películas slasher" pensó y luego se sacudió aquel pensamiento de inmediato.

Buscó con la vista a Max hasta encontrarla tumbada sobre un mantel grande de cuadros rojos y blancos. Era uno de los manteles de pícnic que les dieron durante la bienvenida. Sonrió, ella parecía muy cómoda respirando suavemente, iluminada por la luz del día, pero protegida por las ramas de los árboles. Toda aquella escena se veía como el paraíso.

Darcy tomó su celular y sacó una fotografía. Fue algo que hizo por impulso, no pensó mucho en ello excepto cuando se detuvo a cubrir el rostro durmiente de Maxine con un emoticón. Luego se sentó ahí, recostándose contra uno de los árboles, mientras esperaba a que la chica se despertara por sí misma.

Quizás en otras circunstancias le habría pedido a Max que compartieran la manta, pero no quería molestarla, de alguna manera le pareció un insulto interrumpir a una chica tan trabajadora justo en medio de su descanso, pero continuó observándola, pensando que si llegaba la hora de regresar a clases y ella seguía tumbada necesitaría a alguien que la despertarse.

El talento de Miss Darcy (Libro 1 y 2) (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora