Aaron se había ido a dormir intentando no sugestionarse. A decir verdad, las palabras de sus amigas tenían sentido, no había una razón real para preocuparse por fantasmas cuando jamás le habían asustado en aquel campamento. Ese lugar era un santuario para el estudio y el verano lo volvía un paraíso para los visitantes. El clima era agradable, soleado y rodeado de naturaleza, técnicamente no había nada malo ahí.
Suspiró. Llevaba media hora tumbado sin poder dormir y aunque lo intentaba, le estaba costando trabajo despejar su mente. Observó la pequeña habitación, le habían cambiado la que usó los últimos tres años, así que ahora estaba en una nueva y aunque técnicamente era igual a la anterior, se sentía como un extraño en ella.
"Quizás por eso estoy inquieto" pensó, suspirando.
Había empezado a hacer frío y aquella zona alejada de la gran ciudad era muy silenciosa. Tanto que podía escuchar cada pequeño ruido: los grillos, las ranas, las hojas meciéndose con el viento.
Y las pisadas.
Aaron se puso tenso. La escuela era un escenario similar a ese, pero la diferencia era que había alrededor de cien estudiantes varones embutidos en un edificio. Las habitaciones estaban pegadas las unas a las otras y su compañero de cuarto, Vernon, casi siempre se dormía después que él. Apretó los labios, ahí sabía que había alguien durmiendo al otro lado de la pared, pero no era nadie que conociera, se trataba de un chico silencioso que no estaba dispuesto a socializar. Además de eso, las otras cabañas estaban muy lejos para escuchar al resto de sus compañeros.
Parecía que estaba solo.
Volvió a apretar los labios cuando escuchó un aullido afuera. La luz de las farolas estaba encendida, pero no alumbraba demasiado su cuarto, era apenas suficiente para que pudiera distinguir el paisaje. Su cabaña estaba ubicada de forma rara entre dos grandes postes de luz que iluminaban las construcciones contiguas, pero lo dejaban en la relativa oscuridad, más adelante sólo había árboles. Nervioso comenzó a mover el pie.
"Es sólo un animal" se repitió "Estamos en un campamento, por supuesto que hay animales" agregó, pero ese pensamiento no pudo consolarlo.
Entonces volvieron las pisadas. Al principio creyó que lo estaba imaginando, igual que las noches anteriores, hasta que oyó el crujir del primer escalón delante de la puerta, parecía que alguien se hubiese parado sobre él con cautela.
Un nudo se le formó en la garganta y el estómago. Quería envolverse en las sábanas, pero tenía miedo de hacer cualquier movimiento, si él podía escuchar una pisada en la parte de enfrente de la cabaña ¿No era lógico que la persona afuera pudiera escucharlo a él?
"Quizás es un monitor" intentó argumentar consigo mismo. Entonces recordó la nota que había leído esa noche, sobre los asesinatos hace cincuenta años y sintió que su cuerpo empezaba a temblar.
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El talento de Miss Darcy (Libro 1 y 2) (GL)
Paranormal(LGBT+) Darcy puede ver fantasmas y hay uno que la acompaña siempre. Annabeth Williams, su abuela, la persigue desde que era una niña y sus apariciones aumentan desde que conoce a Maxine Reed, la alumana más inteligente de la escuela y una pobretona...