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Ángela tuvo un sueño extraño esa noche, soñó con un búho enorme, muy parecido a una persona, que entraba a su habitación y la miraba fijamente

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Ángela tuvo un sueño extraño esa noche, soñó con un búho enorme, muy parecido a una persona, que entraba a su habitación y la miraba fijamente. A pesar de las dimensiones del animal, ella no estaba asustada, al contrario, se sentía tranquila y protegida.

A la mañana siguiente, cuando abrió los ojos, encontró una pluma sobre su cama. Extrañada, intento explicarse a su misma de donde había salido y finalmente llego a la conclusión de que de alguna manera se había escapado de los almohadones.

Mientras bajaba por las escaleras hacia el comedor le pareció escuchar un aleto detrás de su cabeza, pero cuando se giró solo se encontró con las frías paredes de la mansión, luciendo tan solitarias como cada mañana.




—Escuché que hubo un incidente en tu cuarto anoche —Maxine esperó a que todos estuvieran en la mesa para sacar el tema a colación.

Esa mañana decidieron tomar el desayunó afuera, en la glorieta del jardín, donde no les obligaban a seguir aquel ridículo protocolo de los sitios en la mesa. Aunque hacía frío, era agradable sentir las mejillas frías mientras les servían un desayuno humeante.

—Hubo un problema con las luces, las lámparas del cuarto de Aron explotaron —explicó Neo, sin levantar la vista de su plato. Parecía que intentaba descubrir si la comida estaba envenenada.

—¿Explotaron? —Darcy, que había estado recostada en su asiento como un gato tomando el sol, se enderezó, observando a los presentes con expresión sorprendida.

—No escuche nada —Tiffany frunció el ceño, como siempre, entró en su papel de mamá ganso, lista para proteger a sus polluelos.

—Yo tampoco —Ángela dejó los cubiertos a un lado y miró a su hermano con la cara pálida.

Aron las miro a ambas con cierta incomodidad.

—Supongo que las paredes son gruesas —dijo, encogiéndose de hombros—. No fue una forma bonita de desertar, pero no pasa nada —él sonrió y el gesto se le vio un poco forzado.

—¿Y estás bien? —insistió Tiffany, que parecía querer levantarse de la silla para revisar que no tuviera ninguna herida.

—Sí, sí, estoy bien, me moví al cuarto de Neo mientras Mr. Black se hacía cargo de todo —encogiéndose de hombros, echó un vistazo rápido a Neo. El chico se veía un poco malhumorado esa mañana, pero nada que no se pudiera controlar.

—¿Cómo te enteraste del asunto? —dijo, dirigiéndose a Maxine, ella le dedicó la sonrisa diplomática que le salía tan bien.

—Escuché los ruidos y salí al pasillo, Mr. Black mencionó el asunto y me dijo que no me preocupara —Max regresó la atención a su comida, restándole importancia al asunto.

El talento de Miss Darcy (Libro 1 y 2) (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora