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Aron se metió en la cama en cuanto el sol bajó, pero permaneció con los ojos abiertos, contemplando el techo de su cama con dosel

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Aron se metió en la cama en cuanto el sol bajó, pero permaneció con los ojos abiertos, contemplando el techo de su cama con dosel. Las luces principales de la habitación estaban apagadas, aunque dejó algunas lámparas encendidas para que el lugar no se quedara en total oscuridad. A su lado Neo estaba sentado leyendo un libro y por su expresión quedaba claro que no quería que lo molestaran.

Mala suerte, Aron estaba demasiado nervioso como para seguir callado.

—¿De que estabas hablando con Darcy cuando los interrumpí? —preguntó en tono dubitativo. Procuró no mirarlo con mucha insistencia, pero estaba seguro de que había fallado, porque cuando Neo levantó la vista, sus ojos se encontraron de inmediato y la incomodidad pareció inundar toda la sala.

—Nada importante —respondió después de un momento de silencio.

Aron guardó un respetuoso silencio, fingiendo que le creía, las luces tenues dibujaban sombras donde no las había y terminaban de dar la sensación de que algo se escondía en las esquinas. Estaba asustado, así que se levantó de la cama y sacó el incienso que Darcy le dio esa tarde.

—¿Qué estás haciendo? —Neo frunció el ceño con curiosidad, cada segundo que pasaba con aquel grupito alguno salía con costumbres raras. Aron tomó un fosforo y encendió uno de los palitos de lavanda.

—Me los dio Darcy, son para relajarme —explicó, sin agregar nada más. Conforme la fragancia se extendía por el cuarto fue como si la oscuridad menguara y los hombros de Aron se relajaron visiblemente.

—Ah... —Neo no insistió, aunque estaba visiblemente curioso por el asunto.

Aron se metió en la cama, cubriéndose con las sábanas y mirando al techo, Neo continúo mirándolo como si esperase algo. Aron trató de ignorarlo, hasta que no pudo más.

—¿No te gusta el olor? —preguntó finalmente, girándose hacia el muchacho.

—¿Desde cuándo conoces a Darcy? —Neo entornó la mirada, su expresión era interna, pero no deba ver claras las intenciones de su pregunta.

—Pues... —Aron se removió incomodo en la cama, preguntándose exactamente a que se debía aquella duda tan repentina. La imagen de Darcy sosteniendo a Neo del cuello en la sala de estar invadió su mente, no parecían estar en buenos términos, en general Neo parecía poco interesado en las chicas del grupo y la expresión de Darcy le dijo que estaba ocurriendo algo que generó fricciones entre los dos.

También sabía que Darcy pegaba y duro.

—¿Sabes qué? No importa —Neo regresó su atención al libro, cortando la conversación de tajo. Aron frunció el ceño, por primera vez se fijó en el libro que el muchacho sostenía en las manos, estaba en ruso ¿Neo sabía leer ruso? De alguna forma lo dudaba.

—¿Se han peleado? —preguntó, encogiéndose en las sábanas con gesto curioso. En el grupo eran precisamente Darcy y Neo quienes menos hablaban, nunca había escuchado a ninguno de los dos mencionar al otro a menos que fuera estrictamente necesario.

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El talento de Miss Darcy (Libro 1 y 2) (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora