Extra: El cumpleaños de los Hill: Parte 2

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Ángela observó la mesa de regalos

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Ángela observó la mesa de regalos. Los chicos se sorprendieron bastante ante el hecho de estar sólo ellos en la fiesta, pero que hubiesen recibido tantos presentes. A ella también, las dos cosas, al principio le dio vergüenza llamarles porque eso sólo dejaría en claro lo poco que se había mezclado con el resto de sus compañeros, pero luego se sorprendió cuando Neo le anunció a todos que Aaron iría a pasar el día a la casa para celebrar su cumpleaños, entonces ella dijo "¿Porque no hacemos una fiesta? Una pequeña".

Su madre estuvo de acuerdo.

Entonces esa mañana comenzaron a llegar los regalos de sus familiares, ella había pensado que era porque Rowena había invitado a todo el mundo, pero no fue así. Por supuesto había algunos nombres que reconocía, de gente que siempre tenía el gesto con ellos, pero más de la mitad de las cajas que recibieron eran de personas con las que apenas habían hablado.

Los chicos estaban sentados en la mesa junto a Neo, ella había ido a colocar los regalos que les dieron así que estaba en la otra habitación, mientras su hermano seguramente se volvía loco por estar rodeado de tantos extrovertidos. Cuando le preguntó de dónde había sacado el valor para invitar a Aaron a su casa había puesto cara de fastidio y respondió "Se invitó sólo". Eso fue todo.

Ella sonrió haciendo un hueco para los regalos de los chicos cuando una de las cajas se cayó, desprendiendo la tarjeta que tenía atorada en el listón. Ángela recogió todo y luego notó el trozo de papel membretado en un dorado brillante, frunció el ceño viendo que tenía un mensaje escrito a mano, en una caligrafía hecha con plumilla estilográfica.

"Feliz cumpleaños número dieciocho y suerte con su semana en Thornhill"

Ángela frunció el ceño, al mismo tiempo escuchó un aleteo en la ventana.

—¿Ángela? —su madre asomó la cabeza desde el comedor. Por obvias razones ellas no se parecían en lo absoluto, Rowena era una mujer alta, delgada, de cabello rubio cenizo y las pestañas largas y claras, sus ojos parecían estar sonriendo siempre y eran especialmente alegres cuando la luz se reflejaba en sus pupilas azules.

No entendía porque esa mujer hermosa, que no tenía ningún problema de fertilidad se había casado con un hombre pobre y había decidido adoptar dos niños. Alguna vez Ángela le preguntó si no quería tener hijos biológicos, ella se había reído y negó con la cabeza.

"Con ustedes me basta y sobra" exclamó en tono jovial, pero pudo notar cierto aire de tristeza en su expresión.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Rowena—. Tus amigos te esperan en la mesa.

—Sólo estaba acomodando los regalos —dijo, encogiéndose de hombros—. Oye ¿Tú sabes qué es esto? Thornhill —Ángela le mostró la tarjeta.

Rowena tomó el papel y examinó la caligrafía por un momento. Mientras leía su expresión iba perdiendo la luz hasta que sus cejas se fruncieron con preocupación y apretó los labios en un gesto tenso. Rowena le dio la vuelta a la tarjeta, revisando el remitente, era un regalo de Amadeus Woolf, su tío.

El talento de Miss Darcy (Libro 1 y 2) (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora