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Darcy se quedó dormida en medio de calambres y sueños de monstruos que la perseguía por los pasillos de la mansión. Cuando se despertó lo primero que vio fue el techo de dosel. El lugar estaba a oscuras, sólo una pequeña lámpara iluminaba una esquina de la habitación, Darcy se desperezó, mirando a su alrededor, preguntándose qué hora era y donde estaba. Tardó varios segundos en ubicarse en tiempo y espacio.

—Mierda —murmuró llevándose una mano a la cabeza, le punzaba con intensidad, aún se sentía enferma.

Derrotada cerró los ojos, suponiendo que todavía podía volver a los brazos de Morfeo, no quería pasar una noche en vela en medio de aquella soledad. Sintiendo una punzada detrás de los ojos intentó descansar, pero conforme se extendía el silencio, fue más consciente de cada pequeño ruido a su alrededor, sobre todo de un crujido que comenzó como algo pequeño y que rápidamente se transformó en una presencia inquietante.

Crack.

Crack.

Crack.

Ella abrió los ojos de golpe, observado una vez más a los alrededores, el sonido se detuvo. Darcy apretó los labios, suponiendo que era su imaginación. Cuando cerró los ojos nuevamente, el crujido regresó, ella maldijo para sus adentros, tratando de convencerse de que aquello era el resultado de una casa demasiado grande y vieja para estar en perfectas condiciones.

Se estaba convenciendo de ello cuando el sonido cambio, comenzaron a escucharse arañazos, como el de uñas rascando las paredes por dentro, no había forma de asegurar que se trataba de eso, pero casi podía sentir aquellas manos sobre su piel.

Abrió los ojos de golpe.

Su corazón había comenzado a alterarse, su cuerpo estaba entumecido, apretó los labios e hizo un último intento por dormir. El sonido volvió en cuando cerró los ojos una vez más, como si estuviera esperando el momento en el que estuviera más indefensa para atacarla, los arañazos subieron de intensidad hasta que se convirtieron en golpeteos desesperados contra la pared. Darcy se incorporó de golpe, luchando contra el dolor de cabeza y el entumecimiento del cuerpo.

—Mierda —espetó una vez más y se apresuró a buscar su bolso de mano, que descansaba sobre la cómoda, junto a la carta que le habían dado unas horas atrás.

"La casa"

Ella no le prestó mucha atención y sacó del bolso el paquete de inciensos de lavanda y el contenedor de cerámica envuelto en la tela de sedan en la que solía ponerlo. Llevaba también encendedor dentro, últimamente utilizaba aquel remedio para todo y no le había fallado hasta ahora.

Después de preparar su pequeño ritual, se preparó para dormir, esta vez cuando cerró los ojos la habitación permaneció en silencio.




Neo tocó la puerta de Aron a la mañana siguiente, lo hizo por impulso, porque sabía que tardaría mil años en salir si lo dejaba a sus anchas, habían convivido lo suficiente como para conocer esos detalles sobre su personalidad. Cuando llamó por cuarta vez pegó el oído a la puerta y escuchó el sonido de la música dentro, frunció el ceño y miró el pomo un instante antes de intentar darle vuelta para entrar.

El talento de Miss Darcy (Libro 1 y 2) (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora