9. Suavidad

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—Debería...

Es cierto que debería ser desagradable, pero le gustaba tener el aroma de ambos Alfas, le gustaba la posesividad con la que lo habían marcado, como si fuera suyo. Su lobo se sentía querido y necesario, era una sensación que había hecho que todo el ruido desapareciera, al menos por unos instantes.

Algo que Leedo nunca había hecho, en parte lo entendía, Leedo era alguien que siempre estaba preocupado por incomodarlo, esa mirada asustada solo le hacía pensar que era alguien débil que no podría soportar nada.

—¿Dijiste algo? —Leedo se volteo y el menor negó.

—Gracias —subió las escaleras y hurgo entre la ropa que había dejado en la casa de Leedo.

Sería una noche larga, sabiendo que no quería dejar de lado el olor de los Alfas, le tranquilizaba de cierta manera y se sentía culpable.

Después de llegar a casa de Hongjoong todos parecían exaltados. Había sido un camino largo, con Hongjoong tratando de aguantarse las ganas de llorar mientras presionaba la herida de Seonghwa intentando parar la sangre, pero el movimiento del carruaje lo hacía complicado y hasta sentía que se abría más el agujero de la bala.

—¡No cierres los ojos! —le gruñó a Seonghwa quien parecía cada vez más cansado. Ya ni siquiera pensó en ponerle la venda para que no viera el camino, aunque era probable que no lo recordara— Se un buen Alfa y no duermas —tenía sangre en su mano y eso le aterraba.

No era la primera vez que tenía sangre en sus manos, había hecho cosas horribles en el pasado y tal vez por eso ahora le aterraba tanto la idea de la sangre. tenía miedo de perder al Alfa, no sabía porque, pero tenía tanto miedo, no quería volver a ver su sangre. 

—No voy a morir —murmuró el Alfa sin saber porque estaba más preocupado por Hongjoong que por la bala en sí.

—Yunho, muévete y haz algo —Hongjoong volteo a ver al otro Alfa y este se apresuró a sacar todo, se sentía alterado por el olor de Hongjoong, el cual solo parecía arder en sus ojos.

—Tenía que tocarte a ti —Hongjoong seguía presionando la herida, sin saber que más hacer, se sentía tan inútil en ese momento, quería ayudar, pero no podía. 

Las velas que alumbraban la habitación bailaron con el viento de las ventanas, había comenzado a llover afuera.

Aunque casi siempre llovía esta vez se sentía diferente, Hongjoong recordó su hogar, su antiguo hogar en el bosque, donde la lluvia caía con más fuerza y debía luchar para dormir. Poco después se mudo y llegó a esta ciudad donde conoció a los Park...

Yunho apartó al Omega, volteo a Seonghwa y con mucho cuidado tomó las pinzas recién puestas en alcohol, las metió y Seonghwa jadeo de dolor.

—Lo estás haciendo bien —murmuró Hongjoong mientras acariciaba el cabello del Alfa, su lobo le decía que debía estar al lado del Alfa y no se separaría de él en todo el proceso.

Las lágrimas cayeron de los ojos de Seonghwa cuando sintió las pinzas dentro de su piel, pudo sentir como se movían para sacar la bala, mordió la almohada que Hongjoong le había dado, sintió un fuerte dolor, pero debía soportarlo y las manos de Hongjoong sobre él le indicaron que todo estaba bien, sus palabras de aliento lo hicieron sentir mucho mejor y aunque le ardía, se sentía seguro en ese lugar.

Después de un rato al fin estaba acostado en la cama de Hongjoong, durmiendo, después de terminar con su herida no soporto mucho, el cansancio y el dolor combinado fue algo que no pudo evitar.

Hongjoong se aseguró de que las lámparas de aceite alumbraran junto con las velas, su lobo actuó un poco por su cuenta, tratando de buscar cosas para hacer un nido donde Seonghwa pudiera descansar mejor.

1-1-8: LuminiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora