30. Recortes De Periódico

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—Eso estuvo cerca —Yunho reviso que Hongjoong no tuviera heridas graves por el disparo tan cerca.

—Fue demasiado... —Seonghwa no quería separarse de su Omega, sin embargo después del pequeño problema con el periódico sus padres se habían vuelto más cuidadosos.

Ese plan improvisado fue su última carta para alargar el período de la fiesta y lograron conseguir más tiempo, sin embargo no sabían cuánto tiempo los Park estarían dispuestos a jugar.

Al menos ellos ya habían movido una de sus fichas.

Jongho había sido encerrado en su habitación después del ataque, nadie sospecho de él mientras estaba en su mansión, encerrado en una prisión. Todos sabían que estaba ahí, puesto que le habían asignado a un guardaespaldas.

—Puedes no seguirme al baño —rodo los ojos al ver que la chica Beta lo seguía como si fuera su sombra.

—No puedo hacer eso —contestó.

No lograría nada.

Jongho bufo, serían días muy largos, ni siquiera sus Alfas podrían ir a visitarlo, en esos momento era peligroso.

Y como si todo fuera un mal chiste todo volvía, su mente divagaba de más estando ahí, recordó cada momento desastroso de su vida y tuvo ganas de llorar. Sentía un estúpido nudo en su garganta que jamás se iba, podía aligerarlo cuando estaba con sus Alfas y no le gustaba la dependencia que había creado con ellos.

Ya no era que quisiera estar con ellos, lo necesitaba para sentirse bien. Para sentir ese bonito sentimiento que llenaba su corazón, dictándole que solo con ellos podría ser feliz y superar todo. Igual le asustaba, sabía que si dependía demasiado de ellos no sabría que hacer el día en que por cualquier razón no estuvieran para él.

Si tenía algún ataque los buscaba y se relajaba, pero ahora que no podían estar cerca sentía la ansiedad subiendo siendo persistente, molestando su cuerpo.

Aún así se veía como si nada ocurriera ya que no quería verse débil ante su guardaespaldas o su familia, odiaba las miradas llenas de lástima, repudiaba el sentimiento.

Su estómago se revolvió de nuevo y corrió al baño, era la tercera vez ese día y sabía que sus padres sospechaban algo, lo habían visto con malos ojos todo el rato y su guardaespaldas lo miraba con tristeza..

—¿Se encuentra bien?

—Si... —murmuró después de lavarse la boca nuevamente.

—No creo que estés bien —la Beta se cruzó de brazos mirando como el Omega cada día, parecía más enfermo.

—Lo estaré —gruñó.

No necesitaba que alguien lo viera con una etiqueta de pobrecito.

Paso un mes todo tranquilo, Jongho leía el periódico siempre que veía que se trataba de su manada, parecía tener el corazón a punto de salirse cuando veía que habían salido heridos, pero las cartas de los Alfas siempre le hacían saber que no había sido nada grave.

Además de que ahora en cada escena solían dejarle un lindo mensaje, era un pequeño osito dibujado, a veces era Mingi y otras era Yunho, eso le indicaba que estaban a salvo.

—¿Cuándo podré salir? —miró a sus padres con mala cara.

—Cuando aprendas a no abrirte de piernas.

Su mamá lo barrio con la mirada y Jongho mordió su labio mientras sostenía su vientre de manera inconsciente.

Por otro lado San decidió que quería rescatar su relación con Jongho, estaba cansado de verlo y no poder hacer nada, además era el momento adecuado, no había Alfas cerca que pudieran molestarlo y aunque debía volver a su casa, aquel lugar al que juro jamás volver, debía intentarlo.

1-1-8: LuminiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora