33. Lobo Gris

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—Por la Diosa Luna.

Hongjoong corrió hasta donde se encontraba Jongho, con varios cortes y heridas en todo su cuerpo.

—¿Qué sucedió? —preguntó Hongjoong mientras lo sujetaba con cuidado.

Jongho había logrado huir, pero no fue nada sencillo.

Jongho libero sus muñecas de manera lenta, pero confiable y con sus muñecas libres pudo desatar las cuerdas de sus tobillos, se bajó de la cama sintiendo un inmenso dolor en todo su cuerpo, sin embargo la adrenalina corría por su sistema.

—¿A donde crees que vas? —la voz del anciano le erizo la piel, este sería su fin— quédate quieto —su tono cambió.

Jongho sintió como su lobo obedecía sin reparos, fue cuando se dio cuenta de que era la voz de dominio, tuvo terror de lo que fuera a suceder ahora, estaba perdido.

«No puedo morir, no puedo morir, ni puedo morir... Mis Alfas me esperan»

—Wang, será mejor que vengas —la voz de la señora Park sonó.

Por suerte ellos estaban fuera de la habitación por lo que no sabían lo que estaba sucediendo.

—Acuéstate en la cama —ordenó.

Jongho no quería, pero su cuerpo no pudo reaccionar, siguiendo las órdenes del Alfa puro.

—¿Qué pasó? —el anciano se escuchaba molesto y Jongho supo que era por su culpa, lo cual lo hacía peor.

—El grupo de parásitos quemo tu compañía.

—Malditos —gruñó y salió, olvidando que había dejado a Jongho..

Tuvo que esperar a que el efecto pasara, pero logró salir a tiempo.

De solo recordarlo, las ganas de llorar volvían a su cuerpo, así que solo abrazo a Hongjoong.

—Todo estará bien —acarició la espalda del menor, pero vio que este se estremecía— ¿Quieres ver a Yunho y a Mingi? —pregunto.

—No... Si me ven ya no me van a querer —su garganta se cerro al decir eso, ahora que cargaba con un cachorro de cualquiera de ellos le asustaba que ellos pudieran ver que en realidad solo era un objeto.

—No seas tonto, ellos no te van a dejar de querer —dijo con un tono dulce mientras hacia que su olor se volviera relajante.

—Debería estar muerto... Todo sería mejor —murmuró mientras más lágrimas salían de su rostro.

Hongjoong se asusto al escucharlo, algo había sucedido y no estaba seguro de que, aún así solo lo abrazo con fuerza, el menor debía tranquilizarse para poderle decir que había sucedido. Sin soltarlo lo guio hasta el sillón y lo hizo sentarse.

—Yo... Sabía que solo era un objeto para ellos... —balbuceo.

—Shh, calma, llora todo lo que quieras y ahorita me cuentas ¿Si?

Jongho asintió.

Hongjoong miró el reloj descompuesto, se dijo que debía repararlo...

Después de lo que parecieron horas, Jongho se relajo, su aroma podrido llenaba el lugar indicando lo angustiado que estaba, aunque comenzaba a cambiar de nuevo.

—¿Qu...? —Yeosang entró y al ver a Hongjoong abrazar a Jongho se preocupo y terminó por acercarse.

—No sé qué es lo que pasa —murmuró Hongjoong sabiendo que Jongho se había quedado dormido— es extraño. 

—Parece tan asustado —Yeosang miró como el Omega menor se hacía bolita debajo del mayor.

—Cuando lo vi parecía haber tenido una gran pelea —intento separarse, pero Jongho se aferro a él.

1-1-8: LuminiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora