3. Sueños imposibles

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"La guerra de Onin fue una contienda civil ocurrida en el centro de Japón que destruyó los remanentes de la autoridad gubernamental e indujo a un siglo de conflictos armados... Esta guerra desembocó en lo que conocemos como Sengoku jidai, "la era de los estados combatientes".

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En un pequeño pueblo de pocos habitantes, perdido en la nada quizá, o tal vez no, pues sus ojos nunca habían visto más allá de estas viviendas y los alrededores repletos de árboles y hermosos paisajes naturales, allí se encuentra una niña ante los ojos de algunos y una mujercita ante los ojos de otros.

Aunque sabía bien lo que era un forastero y que lejos de aquí había más pueblos, pequeños y grandes, construcciones gigantescas y hermosas donde habitaba alguien a quien llamaban "Emperador", a veces dudaba de la veracidad de esas historias.

Nunca había visto a un forastero, mucho menos visitado uno de esos tan mencionados pueblos, pero daba igual. No importaba si era cierto o no, las historias que los ancianos contaban eran maravillosas y siempre la hacían crear imágenes fantásticas en su mente.

Una de esas historias increíbles habla del también muy famoso, tan grande y majestuoso, llamado "el mar", pero más increíble era el hecho de que hubiera esas cosas, como casas flotantes que podían estar en el agua por horas y horas sin hundirse.

Dice su padre que él una vez visitó ese lugar cuando era niño. Dice su madre que es mentira, que lo inventó quizá con la intención de parecer interesante. Eso no quita el hecho de que Jin se encontrara entusiasmada construyendo su propia embarcación.

¡Si! Tal y como la relatan los ancianos. Es una tabla con bordes, una casita adentro, unos palitos y una sábana muy grande donde el viento queda atrapado y su fuerza mueve la construcción, no importan cuán pesada sea ni el número de personas que viajen allí.

Son mentiras, dice su madre, pero si logra que su embarcación flote podrá emocionarse con el hecho de que tal vez sea verdad.

Probablemente, aunque logre su cometido, su madre no le creerá, pues esa embarcación no mide más de diez centímetros en su parte más larga. La casita es muy pequeña, pero su principal problema es que no tiene idea cómo acomodar esas mini sábanas sobre un palo.

¿Y de dónde obtendrá tela? Voltea a ver a su alrededor... Piensa, piensa... ¡Lo tiene!

Un trozo de tela de la parte final de su kimono será suficiente.

Con esa navaja que lleva consigo hace nuevos ajustes hasta obtener la forma deseada. Afortunadamente la tela es vieja y fácilmente puede romperla con facilidad. Toma un clavo que encontró y con una piedra une 'la casita a la tabla'. En los agujeritos hechos coloca los palitos y allí ata el trozo de tela que antes fue parte de su kimono.

No, no está convencida aún.

-¡JIN!

La joven muchacha que se encontraba sentada en cuclillas, grita del susto, cae de espaldas y avienta el barquito. ¡Su madre la está llamando! Y se escucha molesta. Esto no iba a terminar bien.

Sin sacudir sus ropas corre a atender el llamado de su madre. Y cuando la ve aventando una cubetada de agua a los recipientes de cocina sabe que está en serios problemas.

-¿Dónde estabas Jin?- Reprocha su madre con molestia.

-Eh...- La joven se siente muy nerviosa y mientras piensa en una buena excusa coloca sus manos atrás, escondiendo su barquito -Perdón madre, me distraje.

-¡No puedes distraerte mientras cocinas!- La mujer sonaba molesta y tenía razón en estarlo, parece que el recipiente de cocina se arruinó.

-Estaba al pendiente madre, es sólo que...- El barquito cae de las manos de Jin y ella lo recoge de inmediato -Yo... Yo... ¡Fui al baño!

Un destello de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora