12. Si pudiera elegir...

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Desde que era una niña pequeña que escuchaba las historias de los ancianos del pueblo añoró conocer el mar. Aunque por aquél entonces sólo parecía una historia llena de fantasía inventada para causar emoción en los pequeños, al menos eso decía su madre.

Más aún, esas descripciones de las casas flotantes que eran guiadas por el viento... ¿Será que este hombre que sabe muchas cosas conoce los barcos? Ay, sería maravilloso tener consigo su pequeño barquito de madera y mostrárselo, seguro le llamaría la atención y si sabe algo de los barcos le contaría aunque sea poquito. Además, quién sabe, tal vez al encontrarse en el verdadero mar incluso flote sin problemas.

¿Y si le pregunta a ese hombre si conoce los barcos?

¿Por qué será tan callado?

¿Por qué todo el tiempo está observando hacia el mar?

O sea si, es bonito, majestuoso, fantástico, maravilloso. Pero en momentos le parece que él ni siquiera parpadea.

Hay tanto que quiere preguntarle y él tan callado que es y tan fácil que se desespera.

Seguramente sería muy bonito e interesante si él fuera menos gruñón y le contara un poco de las muchas cosas que sabe, seguro también sabe leer y escribir y además sabe muchas cosas del mundo que ella desconoce.

Aunque bueno, ella también tiene cosas en qué pensar. Por ejemplo qué justificación dará cuando después de varios días llegue al Palacio del Emperador.

¿Cómo se disculpará?

¿Qué excusa podría inventar?

Es que decir la verdad, que unas criaturas voladoras aparecieron de repente como queriendo pelear, y luego estaba por amanecer y ella se encontraba frente al mar con un hombre cuidando de ella... Bueno, no sería apropiado.

En el mejor de los casos pueden pensar que es un rebelde, pero la cuestionarán en torno a él y sin duda lo buscarán para cuestionarlo... No quiere meterlo en problemas.

En el peor de los casos pensarán que se fue con él para tener una aventura romántica, y como el Emperador es muy delicado en esas cuestiones seguro la castigan de peor manera de lo que ha ocurrido hasta ahora. Y claro todos la señalarían como una mala mujer y la echarían del Palacio.

Aunque si fuera de esa manera, la culpa sería solo suya y no de este extraño hombre quien ya no le parece extraño... Tal vez eso sea lo mejor, así no le causará problemas a él.

Sería muy triste si todo acontece así, porque al menos ahora tiene un techo donde dormir y la certeza de que no van a ingresar en la noche a saquear el pueblo y asesinar a las personas.

Realmente no ocurrió nada malo, pero nadie se lo va a creer. Al final es lo que se espera cuando un hombre y una mujer están juntos y solos. Pero él... Él en ningún momento ha dado cabida a nada inapropiado, hasta se enoja si se le acerca mucho.

Pero es que había algo en él... No sabe cómo describirlo, pero es que se siente tan cómoda y segura que le gustaría poder abrazarlo en muestra de gratitud, por escucharla, por conversar, no castigarla y sobre todo, por cumplir este maravilloso sueño de traerla, aunque sea por accidente, a conocer lo grande y hermoso que es el mar.

¿Y si le pregunta si lo puede abrazar?

¿Será que se enojará?

¿Por qué está pensando esto?

Debe volver cuanto antes al Palacio del Emperador. Pero le gusta este lugar, le gusta sentir el viento y la brisa sobre su cara, le gusta tener la libertad de caminar o correr, le gusta esa sensación de que el agua moje sus pies. Le maravilla ver a las aves que ingresan al mar para pescar, y luego verlas volar, libres... Le gusta estar aquí, sin recibir órdenes ni amenazas. Sin regaños ni insultos.

Un destello de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora