26. Todo te luce bien

636 21 1.9K
                                    

Realizar sus habituales lecturas con alguien presente en la misma habitación que estuviera hablando era realmente la cosa más incómoda y molesta que pudiera existir.

Sin embargo en esta ocasión, realmente no puede decir que está molesto, o tal vez si, y algo impaciente también, pues cuando escucha esa voz irritante y desesperada de Kyuki comienza a creer que la paz no es opción.

Pero hacer o decir algo delataría el hecho de que no ha leído una sola línea escrita en el libro frente suyo, y es que realmente no puede enfocarse sólo en ello, debe estar pendiente de Kyuki y de que no vaya a hacer o decir algo que pueda hacer sentir mal a Jin.

Realmente no le gusta verla triste o asustada, mucho menos disculpándose por cosas sin importancia.

¿Es que acaso el hecho de que la maltrataran en Japón, no era exageración?

¿En verdad era castigado cualquier error por mínimo que fuera?

Pero ya lo ha dicho antes, honestamente no quisiera enterarse de detalles, porque es cierto que la muchacha es torpe y distraída, pero los errores que ha cometido hasta ahora tampoco son motivo para recibir un castigo físico.

Sin que sea consciente de ello, un gesto de enojo aparece en el rostro de Kirinmaru, quien frunce el ceño y parece ahora tener en su mirada el poder de destruir con un parpadeo la gran embarcación que los traslada a Egipto.

Muy emocionada, y siguiendo cada una de las indicaciones de la señorita Kyuki, Jin termina de preparar la tinta. Sus lecciones continúan y luego de cuatro intentos es que puede sostener correctamente el pincel y trazar algunas líneas.

Con inmensa alegría voltea a ver al señor Kirinmaru, pero éste mantiene fija su mirada en las páginas del libro que lee y parece estar molesto.

Seguro esa lectura es sobre algo triste o injusto.

Espera aprender a leer muy pronto, y de esa manera podrá leer los mismos libros y se enojarán juntos.

En un principio, los pequeños trazos rectos son complicados, casi imposibles de realizar.

¡Y le han ocurrido tantas desgracias!

Por fortuna la señorita Kyuki ha sido muy amable y ante el hecho de que deje tremendas manchas de tinta sobre las hojas, ella sólo las hace a un lado y continúa dándole indicaciones como si nada hubiese ocurrido.

Y es que Kyuki también ha percibido ese mal humor, y aunque cree que es por la torpeza de la humana, lo cierto es que si el amo ya está de malas, hacerlo enojar un poquito más podría derivar en un escenario catastrófico del que seguro será protagonista.

Luego de recibir varias indicaciones, cosas que debe hacer al momento de escribir, Jin consigue realizar algo que la emociona demasiado.

¡Ha escrito su nombre!

Claro que el primer intento dio como resultado unos garabatos extraños, pero luego de repetirlo varias veces fue perfeccionándolo, y el último intento, cuando su primer lección casi finalizó, bueno, el resultado le encantó, más aún al utilizar pinceles para hacer trazos más delgados.

El señor Kirinmaru ya no se encuentra sentado frente a ellas, sino de pie frente a la ventana, dándoles la espalda, mientras bebe de ese té de licor que no le quiere compartir, pero ya no importa, pues la emoción que siente en su pecho es única.

Al atardecer, minutos antes de que la luz solar comience a atenuarse, el señor Kirinmaru da a la señorita Kyuki la orden de dar por finalizada la primer lección de Jin.

Él parece molesto y ausente, además que ha bebido de ese té sin parar, lo cual preocupa un poco a Jin.

Ambas mujeres recogen el papeleo y Jin recibe indicaciones para su lección de mañana. Debe conservar algunas hojas, algunos escritos, y entre ellos aquellos en los cuáles plasmó su nombre de diferentes tamaños y distinta longitud de trazos.

Un destello de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora