Tras recibir aquella noticia de que el señor Kirinmaru se ausentaría por semanas o probablemente meses, Jin se entristeció demasiado, tanto que no estaba segura sobre qué dolía más, si su cabeza o su corazón.
El hecho de que él se marche dejándola sola le causa una tristeza y un temor indescriptiblemente extraños, es como si esto asegurara que algo malo va a ocurrir.
La imagen de él, dándole la espalda y alejándose sin que ella pudiera decir nada, no puede apartarse de su mente.
Si, es verdad, no le ha visto demasiado en estos diez días, pero el tener la certeza de que él se encontraba allí en alguno de los palacios, a sabiendas de que si se perdía iría a buscarla al anochecer, la hacía sentir de algún modo tranquila.
Una vez que el señor Kirinmaru se retiró, Jin no pudo evitar romper en llanto. Era inminente su partida en unas pocas horas y sabía que no importa lo que diga o haga, él no va a quedarse.
Desde ese momento en que él dio media vuelta se sentía sola, abandonada, vulnerable... Afortunadamente alguien entró a la habitación para hacerle compañía.
Una pequeña ardillita muy adorable ingresó a su habitación al escuchar sus sollozos. Era demasiado bonita y suave, pero para acrecentar su dolor su pelito era curiosamente también de color rojo y esto sólo le causaba más ganas de llorar.
Vaya, seguro tanta es su tristeza que hasta los animalillos que rondan alrededor de este lugar pueden percibirla.
Como si el animalillo hubiese sabido que ella se sentía demasiado triste, ingresó y se quedó quieto al pie de su cama, sólo acompañándola. Quizá el día de mañana se sienta mal por ignorarle, pero por ahora no quiere hablar, y esto en ella es grave, es evidencia de cuán grande es su tristeza por saber que el señor Kirinmaru se retirará por semanas o meses.
¿Y si son años?
¿Y si se olvida de ella?
¡Es que ni siquiera pudo desearle buena suerte en su viaje!
Mucho menos pudo despedirse de él dándole un abrazo o algo suyo para que la recuerde.
Las lágrimas caen en mayor volumen. ¿Y qué iba a darle? ¡Si no tiene nada!
De cualquier modo, él parecía estar muy serio y si va a molestarlo ahorita probablemente se enoje.
Lo entiende, claro que sí, quién no estaría lleno de angustia y seriedad sabiendo que tiene que viajar por semanas sólo para ver a alguien que quiere golpearlo.
¡Ojalá él sea más ágil y logre golpearlo primero!
¿Pero y si de cualquier modo si le pegan al señor Kirinmaru y le duele mucho?
Espera que la señorita Kyuki esté cerca y lo cuide muy bien... Si hubiese accedido a llevarla ella podría cuidarlo en el camarote del barco mientras se recupera de sus golpes, y si, sabe que él puede recuperarse rápido, pero esos minutos u horas ella estaría muy pendiente de él.
Voltea a ver a la ardillita quien parece compartir su pena y le observa con curiosidad. Una vez más la acaricia, y trata de contarle lo que pasa, pero su voz se quiebra y sólo puede decir algunas pocas palabras a la vez.
Será una larga noche llena de tristeza y dolor.
....
Kirinmaru, por su parte, preparaba algunas cosas para su viaje, no se trataba de equipaje sino documentos y armamento, intentaba documentar algunas estrategias que acordaron con Konton.
¡Maldición! Ni siquiera recuerda claramente qué dijo el imbécil cara de bagre.
Tal parece que esta "invitación", por las cosas que le han contado algunos otros aliados de aquellos lugares, tiene fines bélicos, y sin duda era buen momento para probar el nuevo armamento.
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Un destello de luz
FanfictionLa vida del Rey Bestia del Este podría resumirse en dos palabras: batallas y poder. Luego de casi 1500 años Kirinmaru vuelve a Japón para reclamar sus dominios marítimos, pero un inesperado encuentro desencadenará una serie de sucesos que jamás imag...