Luego de aquél atardecer en que un contingente de soldados se presentó a dar un mensaje del Emperador Fusahito, los días transcurrían con normalidad total, sin novedad alguna. Aburridos como siempre, solitarios, con menos responsabilidades quizá, pero con un vacío en el corazón.
Quizás sea egoísta de su parte, pero prefiere pasar tiempo alejada del pueblo, porque todos tienen a alguien que les acompañe, madre, hermanos, tíos, abuelos... Únicamente ella jamás volverá a sentir el cariño fraternal.
A veces, mientras caminaba por los pocos caminos que conoce y donde es imposible perderse, se detenía un momento a mirar ese barquito que había construido y que hoy por hoy representaba para ella la infancia que quedó atrás... Sonrisas, momentos que jamás volverán.
¿Qué restaba ahora? Esperar que jamás alguien quisiera convertirla en su esposa, y pasar sus días tranquilamente en casa, con hambre la mayor parte del tiempo, es verdad, pero al menos con la tranquilidad de poder ser ella misma, sin que nadie la calle ni le levante la voz como aquél soldado lo hizo, sin tener que agachar su cabeza ni ser amenazada para comportarse adecuadamente.
Esperar de esta manera hasta el día en que su alma abandonara este mundo, y reencarnar, mucho tiempo después, cuando no haya más guerras, ni gente mala, junto a sus padres una vez más... Poder vivir juntos en paz sin nadie que los separe.
Es difícil saber cuánto tiempo ha pasado exactamente desde entonces, ya no cuenta las lunas llenas, ni cuántos días transcurren. Probablemente ya ha cumplido 15 años, realmente no le interesa saberlo, ¿Qué gana con ello?
Otra razón por la que tampoco le agrada estar entre la gente, es porque ha escuchado a más de una persona decir que su edad es muy avanzada para continuar soltera, de no ser porque necesita trabajo y dinero no volvería a frecuentarles nunca más.
Tristemente ha aprendido bajo las peores circunstancias a callar y dar la razón a otros aunque no la tengan.
Realmente todo esto es tan deprimente...
No puede seguir así.
Este día debe ser distinto. No tiene dinero, ni comida, no piensa ir a perderse en el bosque otra vez. Pero puede ir a pescar algo y tal vez ¿Por qué no? Llevará su barquito para verlo navegar. Tal vez sea buena idea dejar que la corriente se lo lleve, así como se llevó su alegría, su familia, su esperanza...
Pescar no es difícil, lo complicado es encender una fogata sin salir lastimada. De cualquier modo no es algo imposible.
Luego de consumir sus alimentos, y sentir después de mucho tiempo que su estómago al fin está lleno, Jin decide ir a jugar con su barco. Esta vez las aguas corren quietas, tampoco se escucha a las aves cantar, como si auguraran de ese modo que algo malo podría suceder.
¡Paranoias suyas!
El barco navega un rato sin voltearse, sin hundirse, incluso puede jurar que la sabanita de tela ha resguardado aire. O tal vez sólo es nostalgia por dejar ir de esta manera su infancia junto a ese barquito.
Ya no es una niña y no volverá a serlo nunca más.
Parte de ser mujer en esta época es tener muchas cosas qué hacer, tantas que no le apetece ni siquiera pensar en ellas. Y aunque no desea, por nada del mundo, ser ese tipo de mujer que es correcta todo el tiempo con el fin de conseguir un esposo, lo cierto es que de ahora en adelante debe hacerse a la idea que ciertas cosas ya no las debe hacer. Como justamente esto, ir caminando tras un barquito de madera, con temor de que el agua se lo lleve.
No, es que no puede dejarlo ir.
Pese a que las aguas del río hoy corren más tranquilas, 'atraparlo' se convierte en una tarea difícil. Tuvo que correr y esperarlo metros adelante para evitar que escapara. Y como siempre, su única prenda de vestir se empapó. Seguro con esto se deteriora más, y el día que quede completamente inservible no sabe cómo hará para conseguir ropa nueva.
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Un destello de luz
ФанфикLa vida del Rey Bestia del Este podría resumirse en dos palabras: batallas y poder. Luego de casi 1500 años Kirinmaru vuelve a Japón para reclamar sus dominios marítimos, pero un inesperado encuentro desencadenará una serie de sucesos que jamás imag...