16. Todos somos diferentes

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Fue realmente terrible el despertar sin recuerdo alguno de absolutamente nada. Ni su nombre, ni su origen, la forma en que llegó allí, o por qué su cabeza dolía de una forma tan intensa.

Luego salir al exterior y darse cuenta de que se encontraba en una construcción grandísima en medio de un enorme río con aguas inquietas, llamado el océano.

Se sintió aterrada, por supuesto, al encontrarse en un lugar como este con personas desconocidas. Y aunque el hombre que se presentó ante ella en un primer momento no parecía ser malo, el encontrarse entre personas extrañas, en un lugar desconocido, la hizo entrar en un pánico terrible.

Afortunadamente poco a poco se acopla a esta nueva vida en medio del mar.

Dice el señor Kirinmaru que esto es sólo un viaje que los llevará a un lugar de nombre China, donde habrá tierra firme y muchas cosas que debe ver por si misma.

¡Esto la emociona demasiado!

Aunque el no tener ningún recuerdo en torno a si misma la abruma bastante.

¿Será que se encuentra perdida?

¿Y si alguien la está buscando?

Por más que intenta recordar lo único que consigue es un fortísimo dolor de cabeza del lado izquierdo, justo a la altura de su ceja, allí donde se ha formado una extraña marca de tono rojizo, muy distinta a cualquier otra cicatriz en su cuerpo.

Tampoco entiende por qué su cuerpo está tan lastimado, realmente le causa mucha tristeza pensar en cuán herida pudo estar cuando ese amable y benévolo hombre la encontró.

¡Ojalá pudiera agradecerle de la mejor manera todo lo que hizo y hace por ella! Pero no tiene idea de cómo, de hecho a lo largo de varios días sólo lo ha visto por instantes.

Quisiera platicar con él, pero parece que a él no le gusta hablar mucho.

¿Será que está triste por algo?

Por ahora sólo resta obedecer perfectamente las indicaciones que el señor Kirinmaru le ha dado... No es que no lo haya hecho, o sea lo intenta en la medida de lo posible, pero sus indicaciones son muy difíciles.

De hecho, la verdad es que no ha acatado sus indicaciones, bueno no del todo... Un poquito... En realidad desde el primer momento en que él le dijo su nombre y le sugirió descansar, si hizo lo que él dijo, sólo que no permaneció todo el tiempo en cama.

En aquella ocasión, pasado un rato de que él se marchó y luego de que la mujer alada le llevara comida para retirarse de inmediato sin hablarle, Jin se acercó a los muebles que por allí se encontraban.

Ese hombre dijo que la encontró herida, pero al parecer ya se conocían de antes. Su cabeza dolió demasiado al tratar de recordar y no, no logró que nada pasado al momento en que despertó ese día viniera a su mente.

Discretamente abrió los cajones y puertas de los muebles en busca de algún indicio respecto a ella. Él dice que no son familia, ni amigos, ni nada ¡Pero él sabía su nombre! Así que probablemente ella se encontraba viajando con ellos desde antes sólo que algo pasó.

Él dice que sabe muy poco sobre ella pero no le ha dicho nada al respecto. Dice que primero debe disminuir ese dolor de cabeza. Debería sentirse triste porque no le quiere decir nada, pero le parece un gesto muy amable que él se preocupe por su bienestar.

Él sabe bien que cuando trata de recordar el dolor de cabeza se intensifica, y por ahora ha procurado que ella se encuentre bien. ¡Seguro si son amigos! Pero no le quiere decir.

Aunque también es probable que él no estuviera mintiendo. Y seguramente el señor Kirinmaru es una persona enojona y callada pero bondadosa que no quiso dejarla a su suerte. Tal vez la vio pasar por allí, le preguntó su nombre y ella amablemente le dijo "Hola, me llamo Jin", y luego, quizá por ir viendo a ese hombre misterioso cayó, se hirió y él pensó "Oh pobre criatura, qué mala suerte tiene, debo rescatarla pobrecita" y la llevó a... Allí, a esa cabaña flotante que él llama camote... O algo así.

Un destello de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora