CAPÍTULO 08
Bajé el escalón de la entrada y abracé mi cuerpo viendo como el coche de Sebastian se estacionaba justo detrás del auto de papá. Decir que estaba nerviosa en ese momento era poco, pero no quería decírselo a Sebastian porque quizás él podría cohibirse allá adentro.
Estuve todo el día con el estómago revuelto, pensando en esta noche. Papá actuó con normalidad todo el día. En la mañana me preguntó si Sebastian vendría y cuando le dije que sí, él le avisó a Elyssa para que preparara una cena especial. Jackson se dedicó a molestarme un rato y después se fue a jugar con nuestro perro al patio trasero. Después de la escuela, estuve toda la tarde encerrada en mi habitación buscando qué ropa ponerme hasta que decidí finalmente por un vestido azul cielo que combinaba perfectamente con mi tono de piel. Ondulé las puntas de mi cabello y apliqué una cantidad moderada de maquillaje en mi rostro. Quería lucir bella para él.
Sebastian bajó de su coche y me regaló la primera sonrisa del día. Él no había podido ir a buscarme a la escuela. Aquello me desanimó un poco, pero ahora que podía verlo, toda tristeza que sentí en la tarde se esfumó por completo.
Sus ojos me recorrieron el cuerpo y yo hice lo mismo. La capa de barba que cubría su mandíbula era mínima y vestía pantalones oscuros y una camisa de manga larga del mismo color. La mayor parte de sus tatuajes estaban escondidos bajo su camisa de seda, pero la serpiente en el dorso de su mano seguía allí. Su cabello, peinado en diferentes direcciones, le daba un aire despreocupado y sexy a la misma vez.
—Hola, Sebastian. —lo saludé en voz baja, cuando llegó a mi lado.
—Holly —él susurró y besó castamente mis labios. Al separarse, admiró mi rostro por completo y sonrió—, luces hermosa.
Mordí mi labio inferior —Gracias. ¿Nervioso?
—Un poco, pero estoy preparado —me sonrió y alzó la mano—. Le he traído una botella de vino a tu padre. ¿Crees que le gusté?
Asentí con una sonrisa en los labios. Yo le había contado lo suficiente de mi familia como para que él supiera el gusto por los vinos de papá. Le había hablado de Elyssa y de Jack también.
Tomé sus manos y lo conduje hasta el interior de la casa. Cerré la puerta y él se dedicó a mirar alrededor. Rió juguetonamente cuando vio una fotografía mía de cuando tenía diez años.
Fuimos hasta la sala donde papá se encontraba junto a su esposa. Carraspeé la garganta y ambos adultos nos miraron. Papá dio un paso adelante y miró a Sebastian profundamente y luego, después de una eternidad, sonrió.
—Eres Sebastian, ¿no? —le dijo Paul y se acercó.
—Así es, señor Grant. —Sebastian le tendió la mano y papá posó la mirada fugazmente en su tatuaje, pero no dijo nada— Encantado de conocerlo. Oh, esto es para usted.
Papá recibió la botella de vino y me miró con las cejas alzadas. Reí.
—Ella es Elyssa —dije yo—. Mi madrastra.
—Un gusto en conocerla. —Sebastian inclinó la cabeza levemente.
—Y ese de allá es mi hermano pequeño, Jackson.
—Hola, amigo —lo saludó Sebastian y sonrió amigablemente. Jack le regaló una sonrisa tímida—. Eres mucho más grande de lo que tu hermana me dijo. ¿Puedes cuidarla cuando yo no esté?
—Claro. —Jack le dijo y continuó jugando con su consola manual.
Papá y Sebastian se fundieron en una conversación y yo le ayudé a Elyssa con los últimos preparativos de la cena. Ella me miraba de forma cómplice y varias veces la sorprendía sonriendo. A pesar de todo, ella era una buena mujer y los errores que Paul había cometido con mi madre no habían sido culpa suya. Todo el tiempo que estuve viviendo en Texas me creé una pésima imagen de ella y la odiaba sin conocerla, solo por haber roto nuestra familia. Sin embargo, cuando llegué a vivir aquí, me di cuenta de que era una mujer muy dulce y que siempre estuvo dispuesta a que papá siguiera manteniendo el contacto conmigo. Me respetaba, me daba mi espacio y no se entrometía en cosas que no le correspondían.
—Es un chico muy educado, ¿eh? —Elyssa rompió el silencio mientras revolvía la ensalada con ayuda de las pinzas.
—Sí. —afirmé los platos sobre la isla y lancé una rápida mirada hasta la sala, donde papá y Sebastian hablaban de pie junto a la chimenea— Realmente espero que a papá le agrade.
—Ya lo hizo.
—¿tú crees?
—Claro —dejó la pinza en el fregadero y se lavó las manos. Se giró hacia mí cuando sacaba sus manos con una toalla de papel—. Que Paul esté hablando con él en este momento es un gran comienzo. Pero debes irte con cuidado. Él puede sufrir los típicos celos de padres sobreprotectores.
Rodeé los ojos con simpatía y llevé los platos hasta el comedor. Todo el tiempo que estuve ordenando la loza sobre la mesa, miraba a Sebastian y de vez en cuando, él me guiñaba uno de sus ojos y me sonreía. Elyssa trajo la ensalada y la instaló en medio de la mesa.
—¿Paul? —mi madrastra interrumpió la conversación de ambos hombres— ¿Por qué no nos sentamos a la mesa?
°°°
—Entonces, Sebastian...
Miré a papá y luego a Sebastian. estábamos en medio de la cena y hasta el momento todo iba marchando bien. La conversación se había basado en trivialidades. Sebastian se había sentado a mi lado, frente a mí estaba Elyssa y Jack, y en el inicio de la mesa papá.
El chico de ojos azules alzó la mirada, concentrándose en la futura conversación que iniciará Paul.
—¿Sí?
—¿No estás estudiando en la escuela con Holly?
Cerré los ojos por un momento, detestando la pregunta de papá. Ya le había comentado que Sebastian estudiaba en la universidad, ¿por qué tenía que volver a cuestionarlo?
—No. —el tono amable de Sebastian capturó toda la atención de los presentes— Estoy en mi segundo año de universidad.
Papá asintió, llevándose un trozo pequeño de carne a la boca. Masticó, teniendo la mirada fija en el chico a mi lado. Yo estaba nerviosa porque sabía que éste sólo era el comienzo de su interrogatorio, más, sin embargo, Sebastian pareció notarlo y me dio un suave apretón en la rodilla por debajo de la mesa. Sonreí.
—¿Estás estudiando algo que tiene bastante campo laboral?
—Así es. Me gusta observar a las personas y ver sus características con el paso de los días. Si usted supiera todo lo que oculta una persona detrás de sus ojos se sorprendería.
—¿Tus padres te apoyaron en la decisión de estudiar aquello?
—Ellos me apoyan en todas mis decisiones, señor. Ellos quieren que yo sea feliz.
—¿Vives con ellos?
—De hecho, no. —Sebastian hizo una pausa para beber un corto sorbo de agua y volvió la atención a papá— Ellos están en el este. Yo estoy aquí, estudiando. El pueblo donde crecí era bastante pequeño y con el tiempo me di cuenta de que debía emigrar a la ciudad si quería ser alguien en la vida.
—¿Y cuáles son tus intenciones con mi hija?
—¡Papá! —protesté, con el rostro ardiendo por la vergüenza— Por favor...
Sebastian soltó una pequeña carcajada y me miró fugazmente. Yo sabía que este momento iba a llegar, pero no estaba segura de cuándo. Sin embargo, era bochornoso que Paul estuviera platicando sobre esto delante de Elyssa y de Jackson.
—Mis intenciones con su hija son buenas, señor. Eso se lo puedo asegurar. —dijo de manera convincente y tomó mi mano que descansaba sobre la mesa— Holly es una chica genial y me encanta pasar tiempo con ella. Es una chica muy dulce y atenta. Ella me gusta mucho. No puedo decirle que estaré con ella siempre porque todo el mundo sabe que las promesas se rompen, sin embargo, el tiempo que estemos juntos, me encargaré de que ella sea muy feliz.
El grito que estuve rasguñando en mi garganta, queriendo ser liberado. Las palabras que Sebastian le había dicho a papá terminaron por derretir mi corazón. Y ahora, finalmente yo estaba admitiendo lo que todos esos días había intentado negarme.
Sus detalles, su forma de hablarme y de ser conmigo me habían robado el aliento desde el primer momento. Y yo, me estaba enamorando de él.
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Obsession | Sebastian Stan
Fiksi Penggemar𝗢𝗕𝗦𝗘𝗦𝗦𝗜𝗢𝗡 | ADAPTACIÓN Ella sólo quería enamorarse de un chico dulce y de buena familia. Él sólo dijo mentiras para conseguir lo que quería. Cuando Holly conoció a Sebastian, se vio atraída inmediatamente por su atractivo físico. Él, se...