Capítulo 21

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CAPÍTULO 21

Cuando mi teléfono vibró contra mi muslo, pegué un pequeño brinco y miré hacia abajo, dejando la lectura de lado. Una sonrisa innata se dibujó en mi rostro al ver que Sebastian me estaba llamando. Ayer pasamos un maravilloso día aquí en casa y yo estaba muy feliz de que las cosas hubieran vuelto a ser como lo eran antes.

—Hola. —lo saludó de inmediato cuando contestó. Agradezco estar en mi habitación ya que no podría soportar las burlas de Elyssa. Ella disfrutaba burlándose de mí cada vez que salía el tema de Sebastian a colación y mis mejillas se incendiaban.

—Holly. —me saludó— ¿Cómo estás?

—Bien, ¿y tú?

—Qué bueno. ¿Estás en casa?

—Sí, ¿por qué?

—¿Puedes salir un momento? Estoy afuera y necesito hablar contigo. Es urgente.

Fruncí el ceño. Él se oía extraño sin mencionar que ignoró cada una de mis preguntas, Dejé el libro que estaba sobre la cama y me coloqué de pie.

—¿Algo va mal?

Él suspiró —Prefiero hablarlo contigo en persona. Sal, te estoy esperando.

—Está bien, salgo en un momento.

Colgué la llamada y tomé un cárdigan que estaba sobre la silla de mi escritorio. Con el alma en un hilo, salí de mi habitación y mientras bajaba la escalera, intenté arreglar mi peinado. Al llegar al recibidor, decidí soltarme el cabello. A Sebastian le gustaba que yo mantuviera el pelo suelto.

Salí de casa y entrecerré la puerta con cuidado para no llamara la atención de Elyssa y de Jack en la cocina. Desconocía si papá había vuelto del trabajo, pero teniendo en cuenta que son casi las nueve, seguramente él debería estar aquí.

Me convencí de que algo no andaba bien cuando le sonreí a Sebastian y él no me devolvió la sonrisa. Abracé mi cuerpo y me acerqué a él, temerosa de lo que me diría. ¿Por qué estaba tan serio? ¿Él iba a terminar conmigo? Por Dios, sería completamente estúpido si quisiera terminar conmigo teniendo en cuenta que él mismo fue quien me rogó que volviéramos hace unos días atrás.

—Hola. —lo saludé, mi voz tembló levemente.

—Hola, Holly. —dijo y se acercó para besar mi frente. El contacto lo sentí lejano.

Me aparté y lo miré a los ojos. Él seguía serio, pero había un torbellino de emociones agrupadas en sus ojos azules.

—¿Qué pasa? —volví a hablar, nerviosa— ¿Qué era eso tan importante que querías hablar conmigo?

Él dudó un momento. Su brazo se estiró y su mano agarró la mía para comenzar a jugar con mis dedos.

—Hay algo que tengo que hablar contigo, Holly...

—Sebastian, me estás asustando... —susurré con un nudo en la garganta—. ¿Qué va mal?

—Mira, no te cuento esto para que se haga algo más grande. Sólo te lo voy a contar porque pienso que lo mejor es que lo sepas.

—Sebastian... —pedí, mis dedos se aferraron a los suyos con firmeza— ¿Qué pasa?

—Ayer cuando me iba a casa... —él se detuvo y mordió su labio inferior. Se le notaba incómodo. Liberó un poco de tensión a través de un suspiro—. Ayer cuando me iba de regreso a casa, tu padre me siguió, Holly. Él venía en su coche y me hizo detenerme a un lado de la carretera.

Fruncí el ceño —¿De verdad?

—Sí. Él me dijo que no quería volver a verme cerca de ti. Él me amenazó, Holly. Me amenazó y me dijo que si yo no me alejaba de ti me iba a ir muy mal.

Obsession | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora