Capítulo 28

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CAPÍTULO 28

No one's point of view.

Paul salió de su oficina y cambió el maletín de mano, esperando a que Charles llegara a su lado para abandonar el edificio de una vez por todas y regresar a casa. Aquél había sido un día tremendamente pesado y lo único que quería era deshacerse de su molesto traje de negocios y reemplazarlo por el cómodo pantalón de chándal y la vieja camiseta que Elyssa todo el tiempo criticaba. Necesitaba un respiro de aquella oficina y de todos los problemas que estaba teniendo en ese momento pero él y toda su familia sabían que éste no era el momento preciso para hacerlo.

Estaba agotado tanto física como mentalmente; deseaba desconectarse del mundo con todas sus fuerzas pero sabía que no podría descansar en paz si sabía que un psicópata como Sebastian Stan estaba detrás de su hija.

Holly había enceguecido por el amor que sintió por él que no se dio cuenta de las cosas que pasaban a su alrededor. Era la primera vez que lograba llamar la atención de un chico de esa manera y había hecho oídos sordos a todo lo que él le decía. Pero la entendía, sin embargo. Holly estaba en edad de experimentar cosas nuevas y aprender de sus propias experiencias pero ningún miembro de su familia se imaginó que aquella experiencia junto a ese chico les costaría tan caro.

Pero el error no había sido sólo de ella sino que de todos. Sebastian había sabido cómo y qué cosas decir cuando fue a comer a su casa; Senastian sabía perfectamente cómo jugar las cosas a su favor y sacarle provecho a toda aquella situación, buscando únicamente su beneficencia.

Sin embargo, había algo que no le quedaba claro: ¿qué quería conseguir realmente Sebastian con todo esto? Elyssa le había dicho que tal vez se avergonzaba de reconocer frente a una chica que era huérfano y por eso creó toda esa historia de la familia feliz. Paul le encontró sentido por un segundo pero ahora que se había sabido la verdad le parecía algo absurdo. Si lo que quería lograr era asombrar a su hija con aquella historia de chico de buena familia, lo había hecho. Pero él ya había quedado descubierto; era tiempo de que se diera por vencido y dejara de molestar un rato.

Pero ahí estaba. Siempre presente, atemorizando a Holly y a toda su familia.

—¿Paul?

El aludido parpadeó y miró a su derecha, percatándose que Charles estaba su lado, mirándolo de manera inquisidora.

—¿Te encuentras bien?

—Sí, sí —asintió Grant y se pasó una mano por la frente—. ¿Nos vamos?

Charles asintió y emprendió el camino por el largo pasillo hasta el elevador. Subieron a la caja metálica y mientras descendías los siete pisos que los separaban del estacionamiento subterráneo, Charles comenzó a platicarle a Grant sobre un concierto de ópera al cual le gustaría que fueran juntos con sus familias. Paul no le dio una respuesta afirmativa, sólo le dijo que lo conversaría con Elyssa y luego le confirmaría. El cansancio se detectaba en su tono de voz.

Eventualmente, las puertas metálicas se abrieron y Paul soltó un suspiro. Cada vez faltaba menos tiempo para llegar a casa y descansar un poco.

—Intenta convencerla -Charles le pidió, rebuscando las llaves de su propio coche en su maletín—, apuesto a que Elyssa le encantará.

—Tal vez. Los que me preocupan realmente son Jack y Holly porque...

Su voz perdió fuerza y sus ojos casi salieron de su órbita al ver el desastre en el que se había convertido su coche. Decir que estaba destruido era poco porque su amado coche estaba hecho añicos. El parabrisas estaba roto por completo, las ventanas también y el techo averiado. Habían pinchado los neumáticos y entre los limpia-parabrisas había una pequeña hoja de papel, una dulce nota como guinda del pastel.

Obsession | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora