Obsession | Sebastian Stan

Capítulo 25

CAPÍTULO 25

No one's point of view.

Sebastian soltó un suspiro y se giró sobre su cama, pegando la mirada en la pared casi tapizada de fotografías de Holly. La extrañaba. Maldita sea, extrañaba tenerla cerca, extrañaba besarla y tocarla. Extrañaba escuchar su voz.

No sabía qué había sucedido. por un momento, él había pensado que Holly posiblemente se hubiera enterado de lo que pasó entre Mercy y él, pero Holly era demasiado ingenua como para pensar y comenzar a sospechar sobre eso. Ella confiaba ciegamente en él, era imposible que se hubiera distanciado de él por eso.

Estiró su brazo y acarició la fotografía donde se plasmaba únicamente el rostro de Holly y la acarició con suavidad. Cerró los ojos y casi pudo sentir como si la estuviera acariciando. Dios, ella era hermosa. Holly era hermosa, inteligente, carismática y se preocupaba por él; ella era todo lo que Sebastian había estado buscando. El sentimiento que había crecido dentro de él era tan enfermizo que cuando no estaba junto a ella sentía que le faltaba el aire.

Llevaba varios días intentando hablar con ella, pero Holly no respondía a ninguna de sus llamadas ni mensajes. La escena que habría creado en el departamento de la escuela lo había dejado totalmente descolocado. Sebastian incluso llegó a pensar que ella podía estar en sus días, pero la semana había pasado y no tenía noticias de su novia. ¿Es que su maldito amigo le había metido ideas en la cabeza? Ese chico era un completo dolor de culo. Si no hubiera sido por él, Sebastian hubiera logrado hablar con ella y todo se habría solucionado, pero no. El estúpido de Francis había tenido que meter su asqueroso trasero donde nadie lo estaba llamando.

La mano de Sebastian se formó en un puño y golpeó la pared con fuerza. Él iba a acabar con él. Francis en un puño y golpeó la pared con fuerza. Él iba a acabar con él. Francis se había convertido en una piedra en su camino y él tenía que desaparecer esa jodida y molesta piedra para no volver a tropezar con ella.

El moreno se colocó de pie y lanzó una última mirada a la gran fotografía de Holly que estaba en la pared trasera de su cama. Ella estaba muy equivocada si pensaba que él iba a dejarla ir tan fácilmente.

Tomó las llaves de su mesa de noche y salió de su habitación de forma rápida. Cerró con seguro la puerta y guardó la llave en el fondo del bolsillo de su pantalón y antes de bajar la escalera. En la planta baja se encontró con Chris quien lo miró con el ceño fruncido al verlo tan apurado.

—¿A dónde vas? —preguntó el rubio y encendió un cigarrillo.

—Allí.

—¿Problemas en el paraíso?

—La puta de su novia lo dejó.

Chris dio un paso atrás cuando vio como todo el cuerpo de Sebastian se tensaba. A pesar de la música alta, el rechinar de sus dientes se oyó claro contra sus oídos. ¿Por qué Harry siempre tenía que estar jodiéndolo todo con sus comentarios?

Sebastian se giró de forma lenta y sus ojos azules se encontraron con aquel verde burlón. Harry estaba apoyado en la pared frente a él, su mano derecha sostenía el taco de billar y la sonrisa burlona curvaba sus labios.

—¿Qué fue lo que dijiste? —habló Sebastian con los dientes apretados.

—Ya me escuchaste.

—Repítelo.

Harry se acercó dos pasos y la tensión alrededor de ambos chicos creció el doble.

—Dije: La puta de su novia lo dejó.

Las manos tatuadas de Sebastian agarraron la camiseta de su amigo y lo empujó con fuerza contra la pared. Harry rio, escondiendo de esa manera el dolor que le había causado el golpe contra su espalda.