CAPÍTULO 23
Llegué a casa cerca de las tres de la mañana e intenté ingresar de la forma más silenciosa posible. Después de que el ataque de llanto había terminado, estuve un buen rato dentro del coche en el garaje de casa. No estaba haciendo nada, sólo dejaba que mis pensamientos y recuerdos me torturaran de la peor manera posible, recreando en el interior de mi cabeza cada una de las palabras que Sebastian me había dicho. No quería pensar en lo sucedido, pero era inevitable.
Cuando pasé por el pasillo y miré a la pieza de mi padre, el dolor en mi pecho se hizo más intenso al verlo sentado en el incómodo sofá, sus manos aferrándose al teléfono como si su vida dependiera de ello. Ahí, me cuestioné por quinta vez por qué había sido tan estúpida.
Me despojé de mi ropa y la reemplacé por mi pijama a duras penas. Me dejé desplomar sobre la cama y me tapé hasta el cuello, mirando a través de la ventana la luna que brillaba entre las espesas nubes. No tenía ánimos ni siquiera de cerrar las cortinas; sólo quería hundirme entre la calidez de mi cama y no salir nunca más. O dormir un rato y cuando volviera a despertar, saber que todo había sido producto de un mal sueño.
Pero yo no estaba tan segura de querer hacer borrón y cuenta nueva con lo que había sucedido. Sebastian había sido el primer chico del cual yo me enamoraba. Yo le había creído absolutamente todo lo que había dicho. ¿Por qué no pude darme cuenta antes? Estaba tan cegada por lo que sentía y por lo que él me hacía sentir que no prestaba atención a las cosas que eran más que evidentes. Yo pensé que habíamos construido una relación sólida, pero él lo había echado a perder con sus mentiras y engaños.
Apreté el edredón en mis manos y giré, dándole la espalda a la ventana. ¿Por qué no escuché un poco más a papá? Maldición, había sido tan estúpida.
No me di cuenta en qué momento me quedé dormida, pero cuando la puerta de mi habitación se abrió, yo abrí los ojos y parecía que habían pasado solo cinco minutos. La habitación estaba alumbrada por los rayos del sol y yo tuve que ahogar un gemido y todo el llanto cuando vi a papá mirándome desde el umbral de la puerta.
—Holly... —él susurró, ingresando sin pedir una autorización, Bajé la mirada a mis manos escondidas bajo el edredón.
—No quiero hablar sobre eso, papá. Por favor. —le pedí sin atreverme a mirarlo a la cara. Estaba muy avergonzada— Sólo quiero estar sola.
Sentí un peso adicional en la cama y mi cuerpo completo se congeló cuando Paul acarició mi cabello son sus dedos con delicadeza.
—Me gustaría que supieras que... el dolor se irá, Holly —él dijo sin detener su mano en mi cabello—. Te lo prometo.
Era impresionante cómo él podía llegar a conocerme. En ningún momento yo le había dicho lo que había pasado, pero bastó una sola mirada para que él se diera cuenta de todo. ¿Era tan evidente el hecho de que me habían roto el corazón?
—Lo sé. —lo miré. Cerré los ojos cuando papá se inclinó para besar mi cabeza.
—Cuando te sientas un poco mejor bajas a desayunar, ¿bien?
Asentí —Sí, papá.
Paul Grnat dio un pequeño apretón en mi antebrazo antes de colocarse de pie y salir de mi habitación. Cuando estuve sola nuevamente, me acomodé de espaldas en la cama y miré el techo. Mis ojos ardían por las lágrimas contenidas, pero Sebastian era la clase de persona que no se merecía que yo estuviera llorando más de una noche por él.
Lo que yo menos quería era asistir a la escuela, pero no iba a permitir que Sebastian influenciara de esa manera en mi vida. Está bien, yo me había enamorado y él me había defraudado de tal manera que mi corazón se había rompido en mis pedazos junto a mi mejor amiga, pero papá tenía razón. El dolor se irá en algún momento y yo estaba dispuesta a buscar ese momento.
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Obsession | Sebastian Stan
Fanfic𝗢𝗕𝗦𝗘𝗦𝗦𝗜𝗢𝗡 | ADAPTACIÓN Ella sólo quería enamorarse de un chico dulce y de buena familia. Él sólo dijo mentiras para conseguir lo que quería. Cuando Holly conoció a Sebastian, se vio atraída inmediatamente por su atractivo físico. Él, se...