CAPÍTULO 36
El grito que soltó Holly retumbó en las cuatro paredes de su habitación. Estaba aterrada. Lo único que quería era que esa pesadilla terminara, pero ahí estaba, frente al chico que una es amó, siendo testigo de como el cuerpo del amigo de su ex novio se desangraba, sin vida. ¿Cómo era posible que Sebastian acabara con la vida de alguien de esa manera? ¡Se suponía que eran amigos! ¿Qué podía esperar para el resto de su familia? Sebastian había disparado sin piedad, sin detenerse a pensar antes de presionar el gatillo y matar a su amigo, no dudaría en matarla a ella o a su padre.
—Hey, amor, tranquila... —Sebastian pateó las piernas sin vida de Harry e intentó acercarse a Holly—. Estoy aquí, ¿ves? Estoy aquí por ti.
—Mataste a Harry... —saboreó las palabras sintiendo una sensación agria en su garganta—. Lo mataste...
—Claro que lo hice. Él quería hacerte daño, ¿no lo ves? Quería aprovecharse de ti y yo sé lo advertí.
—¡Pero eso no te da derecho a matar a las personas, Sebastian! —le gritó a viva voz— ¡Mataste a tu propio amigo!
Sebastian gruñó. No tenía ganas ni tiempo de escuchar los reproches de Holly. Quizá, más adelante, ella podría reclamarle todo lo que quisiera, pero en ese momento no había tiempo que perder y debían marcharse de allí.
—Escúchame: no estoy aquí para que me lances toda esa mierda. Estoy aquí porque he venido a buscarte.
—Yo no me iré contigo a ninguna parte. —sentenció la chica, arrastrando su cuerpo hasta el otro extremo de la cama— Eres un asesino.
El moreno la haló del pie, arrastrando su cuerpo por la cama hasta llegar a él nuevamente. Sebastian tomó la cabeza de Holly por la parte trasera y unió sus miradas.
—He venido aquí a buscarte, ¿entiendes? Todo esto que estoy haciendo es por ti. Para que podamos vivir tranquilos y en paz. Harry nos estaba molestando y tenía que hacerlo desaparecer.
Holly sintió ganas de vomitar por los nervios. Sí Sebastian pensaba de esa manera acerca de Harry, no quería ni imaginarse qué le deparaba a Paul.
—Te amo, Holly —la obligó a acercarse más y juntó sus frentes—. Te amo tanto que duele. Y estoy dispuesto a lo que sea por estar contigo. Yo sé que tú también me amas, ¿verdad? Me amas de la misma manera que yo te amo a ti pero no puedes decírmelo por culpa de tu padre.
—Sebastian... —la chica trató de apartarse, pero los dedos de Sebastian se clavaron en su cuello de forma dolorosa.
Sebastian sonrío de forma enfermiza —Yo me voy a encargar de él. Desde hoy, no vamos a tener que preocuparnos más de tu padre ni de Elyssa. Ellos son las últimas piedras en el camino que nos quedan, nena. Sólo dame unos minutos y estará resuelto.
Plantó sus labios sobre su boca con agresividad, deleitándose con el sabor de los labios de la chica que amaba. Había extrañado su aroma y sus labios, extrañaba su piel como un loco y en ese momento, estando juntos, sentía que se le nublaba la razón por la felicidad. La excitación de tenerla a su lado de nuevo recorría casa centímetro de su cuerpo.
—Te amo —gruñó y dejó un beso casto en su boca—. Te amo, Holly.
La muchacha intentó apartarse de él, pero cuando vio a su padre de pie en la puerta de su pieza, una gota de alivio recorrió su frente. Jack había logrado llegar al coche y llamar a la policía antes de entrar a la casa y desatar a sus padres. Eso la alivió un poco. Su hermanito se encontraba bien.
La respiración se le atascó en la garganta. Sí Sebastian giraba en ese momento, vería a su padre y no dudaría en dispararle. «Piensa, Holly. Piensa, maldita sea»
—Espera.
Sebastian alzó la mirada, ilusionado. Le llenaba de dicha ver que Holly al fin estaba cediendo.
—No te vayas todavía —tragó saliva con dificultad y temblando, le acarició el rostro. Podía ver por el rabillo del ojo como su padre comenzaba a acercarse lentamente para no emitir ruidos—. No me dejes sola.
Sebastian le besó la palma de la mano con adoración.
—Nunca te voy a dejar sola, Holly. ¿Me oyes? Nunca podría dejarte. Estuve esperando demasiado tiempo como para irme. Volveré en unos segundos, amor. Y luego, nadie ni nada nos va a separar, te lo prometo.
Besó el dorso de su mano, encintando, pero su cuerpo fue abruptamente lanzado contra la pared en un golpe que le causó una punzada en todo el lado izquierdo. La pistola se deslizó por el suelo y cuando intentó agarrarla, una rodilla impactó contra su rostro haciéndolo escupir sangre.
Mandando manotazos, Sebastian intentó apartar a su agresor. Sus ojos lo único que veían era a Holly de pie, a unos metros de distancia y lo único que él quería era llegar a ella. Pero un nuevo golpe en el rostro lo hizo estrellarse contra la pared. Un gruñido gutural escapó de su boca y alzó la mirada, encontrándose cara a cara con Paul.
—¿Qué? —el señor Grant tomó a Sebastian de la camiseta y lo estampó contra la pared— ¿Creíste que realmente iba a dejar que te llevaras a mi hija? —rió sin gracia, su rostro serio en un segundo— Eres un maldito loco.
El moreno torció la sonrisa y alzó los brazos, golpeando las extremidades de Paul con sus codos. El hombre lo soltó de inmediato y Sebastian aprovechó para propinarle un golpe en el rostro y apartarlo de su camino.
—¡Sal de aquí, Holly! —gritó Paul, agarrando a Sebastian de la parte trasera de la camiseta.
La chica obedeció y corrió fuera de su habitación sin molestarse en mirar atrás. Bajó la escalera mirando hacia todos lados y se encontró con Elyssa y Jack en el porche, la mujer temblaba de miedo mientras que abrazaba a su hijo de manera protectora.
—Dios mío, ¿estás bien? —su madrastra la abrazó cortamente antes de examinar su rostro— ¿Él te hizo algo?
Holly negó —Estoy bien. ¿Lograste llamar a la policía, Jack?
—Sí —Jackson asintió, ganándose un abrazo de parte de su hermana mayor—. Ellos dijeron que venían en camino.
—Bien hecho, enano.
—¿Dónde está tu padre, Holly?
La muchacha miró a su madrastra. Y Elyssa entendió de inmediato.
Sebastian impactó el puño ensangrentado contra el rostro de Paul con fuerza. Después de que Holly saliera de la habitación, él intentó seguirla, pero Paul le había hecho la tarea difícil. Su cuerpo dolía por los golpes, pero él no se iba a rendir. Le había prometido a Holly que nunca la dejaría y él lo iba a cumplir.
—¿Es que no te das cuenta? —Sebastian tomó a Paul por el cabello y sus labios rotos por los golpes se estiraron en una sonrisa— Nunca voy a dejar a Holly. Ella es mía desde el momento en que la vi y no dejaré que ni tú ni nadie me aparte del camino. Antes prefiero estar muerto, pero aun así, nunca la dejaría vivir. Si no vive conmigo, no vivirá con nadie.
Paul escupió un poco de sangre —Estás... completamente loco. Ella no te ama, entiéndelo.
—Cómo se nota que no conoces a tu hija. Ahora, sí me disculpas, ella me está esperando.
Dejó caer la cabeza de Paul contra el suelo y se limpió la nariz y la boca con la camiseta, manchándola de sangre. No podía seguir perdiendo el tiempo con Paul. Holly lo estaba esperando y lo único que Sebastian quería era tenerla entre sus brazos una vez más.
Pero Paul no se iba a dar por vencido. Se colocó de pie con dificultad y se lanzó sobre Sebastian, tomándolo del cabello e impactando su cabeza contra la pared. Repitió la misma acción un par de veces, dejando el rostro del moreno bañado en sangre y lo empujó hacia atrás con tanta fuerza que la anatomía de Sebastian perdió el equilibrio, rompió el vidrio y cayó por el barranco.
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Obsession | Sebastian Stan
Fanfiction𝗢𝗕𝗦𝗘𝗦𝗦𝗜𝗢𝗡 | ADAPTACIÓN Ella sólo quería enamorarse de un chico dulce y de buena familia. Él sólo dijo mentiras para conseguir lo que quería. Cuando Holly conoció a Sebastian, se vio atraída inmediatamente por su atractivo físico. Él, se...