Capítulo 18

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CAPÍTULO 18

Después de un par de días, Francis volvió a la escuela y se le notaba como nuevo, pero había cierta inseguridad en su mirada. Constantemente estaba mirando hacia los lados, asegurándose de que Sebastian no estuviera por ninguna parte. Por un momento yo pensé que él se iba a alejar de mí después de menuda paliza que le había dado Sebastian, pero me alegré al darme cuenta de que estaba equivocada.

Sin embargo, yo estaría mintiendo si dijera que no extrañaba a Sebastian porque, demonios, lo extrañaba muchísimo. Echaba de menos oír su voz contra mi oído y sus abrazos. Me había acostumbrado tanto a él que ahora sentía como si algo me faltara. Él seguía llamándome, pero no de forma insistente como lo hacía antes. Una parte de mí (la insegura que yo odiaba mucho) me hacía pensar que quizás él se había aburrido de mí y había preferido dar un paso al lado. Sinceramente, yo no sabría cómo reaccionar si me enterara que él está saliendo con otra persona, Aunque sonara confuso, yo estaba enfadada con él, pero me hacía sentir una leve sensación de importancia cada vez que me llamaba o enviaba mensajes pidiéndome que habláramos.

Cuando he terminado de abrochar el cierre delantero de mi vestido, tomé mi bolso y salí de mi habitación encontrándome con Jack en el pasillo. Le regalé una pequeña sonrisa y bajé la escalera, mis sandalias creaban un pequeño sonido molesto.

—¿Elyssa? —llamé una vez que estuve en la planta baja.

—¡Estoy en la cocina!

Me dirigí a aquella habitación y sonreí al ver a mi madrastra. Ella preparaba la cena mientras veía un programa de supermodelos en la tv.

—Iré a casa de Mercy, ¿vale? —le avisé, colgando mi bolso en el hombro— ¿A qué hora regresará papá?

—Antes de la cena, cariño —me informó—. Así que, lo mejor es que estés de regreso antes de las siete.

—Vale. Nos vemos pronto, Elyssa.

—Cuídate, Holly.

Asentí en respuesta y al pasar el corredor, tomé las llaves del coche. Salí de casa soltando un suspiro y desbloqueé el auto. Una vez dentro, dejé el bolso en mi pecho antes de encender el motor y salir de allí, dirigiéndome a la casa de mi mejor amiga.

°°°

—Entonces... ¿te golpeó?

Alcé la mirada. Mercy estaba sentada frente a mí, ambas en sillas plegables junto a la piscina de su casa. hacía un día maravilloso y entre todo el pequeño revuelo que se había creado en mi vida, yo necesitaba pasar un rato a solas con mi mejor amiga.

Le había contado con detalles, desde la golpiza que Sebastian le había dado a Francis, hasta todas las veces que él me había estado llamando. Le conté sobre mis inseguridades y el miedo que me causaba pensar que él podría estar saliendo con otra chica. Le confesé también que me había enamorado de aquel castaño de ojos azules y ella sólo me había observado con una pequeña sonrisa.

—Los idiotas creen que así te enamoran. —prosiguió, revolviendo su jugo con la pajilla.

—No fue intencional —lo defendí, frunciendo el ceño—. Fue un accidente.

—¿Y entonces?

—No lo sé.

—Holly —ella llamó mi atención. La miré con las cejas juntas—, no frunzas tanto el ceño. Te saldrán arrugas antes de tiempo.

Esbocé una sonrisa, estirando el ceño de inmediato —Está bien.

El sol calentaba mis piernas mientras que una sombrilla entre ambas se encargaba de proporcionarnos la sombra suficiente.

Obsession | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora